APUNTES DE BAHREIN 2019

EL APRENDIZAJE

Se dice que antes de una alegría hay que llevarse varias tristezas. Antes de conseguir andar, desde que gateamos, nos caemos varias veces. Antes de conquistar al primer amor hay que sufrir algún desengaño. Y antes de ganar hay que perder alguna vez. Leclerc ya lo sabe muy bien.


Charles mostró una madurez y una determinación significativas en la carrera en el desierto de Bahrein. Ni las condiciones difíciles, una tormenta antes de la carrera dejó la pista muy delicada por la arena, ni una mala salida pudieron con él.

Tuvo que ser su propio coche, ese al que mima con una conducción fina y dulce, el que le traicionara.

No quedo duda alguna en Bahrein de los problemas que sufrió Ferrari en Australia. Más allá de que hubiera parte de reglaje aerodinámico que no fueron capaces de solucionar, los motores tiraron y mucho en Sakhir. Y en ese dominio que agarraron del cuello, Leclerc fue el emperador. ‘Messie’, como le bautizara Roldán Rodríguez, no dio opción en todo el fin de semana a un Vettel más amenazado que nunca.

En todo no. Le dio opción en la salida, el alemán fue mejor, pero demostrando una frialdad y una madurez dignas de mención, Leclerc, se rehizo. Porque no fue sólo el error de la salida. Fue al disputar la primera curva a su compañero, cuando perdió una plaza más. Pero el monegasco recompuso la figura como un torero revolcado, se deshizo de Bottas y se fue a por su compañero. En 6 vueltas enfilaba la recta de meta a tiro de DRS de Vettel. Le pidieron quedarse dos vueltas detrás del alemán. Dos vueltas. ¿Por qué no una? ¿O un sector? ¿O toda la carrera? Intentar descifrar una estrategia de Ferrari es trabajo para el Mossad (servicio secreto israelí). Leclerc no espero ni dos, ni una ni un sector. Abrió su DRS, se emparejó con Vettel, le disputó la frenada y le pasó. Desde ese momento el alemán no volvió a verle.

¿Desobedeció Leclerc la orden del muro? Sí. Siempre he defendido que hay que ser obediente con lo que te indica el equipo. Pero que si en tu convicción estás convencido de que tu decisión es la correcta, adelante. Y luego a apechugar con lo que venga.

Cuando Reutemann se saltó las órdenes de equipo de Williams en 1981 en Brasil, provocó que el equipo le diera la espalda completamente. Alan Jones era el campeón de la temporada anterior. A Reutemann le pidieron que dejara pasar a su compañero. A pesar de los reiterados avisos, el argentino hizo caso omiso. Ganó la carrera pero perdió el título. A pesar de ganar en Bélgica y Sudáfrica, su relación con el equipo estaba rota. Le pusieron lo justo por contrato. Williams rompió con Michelin, la marca preferida del argentino, para fichar por Goodyear. Reuteman no volvió a ser el mismo y terminó perdiendo el título ante Piquet en la última carrera por un punto. Frank Williams, en una decisión cuando menos curiosa, le negó un motor nuevo al piloto que se jugaba el título en uno de sus coches para dárselo a Alan Jones.

El australiano se retiró a final de esa temporada y Williams tuvo que quedarse con el argentino y con Keke Rosberg. Pero agobiado por la atmósfera indiferente hacia él, decidió retirarse tras la segunda carrera del año.

A LA CHITA CALLANDO

Hamilton puso en su sitio a Valteri Bottas, siendo el puntal de Mercedes. No podían hacer más los coches plateados ante la súbita ganancia de los coches rojos. Muy superados, el objetivo era minimizar daños. Y Hamilton lo hizo aprovechando sus oportunidades. Aunque no salió del todo bien, poco a poco se estabilizó en la tercera posición.

Por delante Vettel estaba en su condición ideal y, casi en la única, en la que es capaz de desarrollar su potencial. Sólo en cabeza con una pequeña ventaja tras la primera vuelta. Bottas detrás, se colaba en la frenada de fin de recta dejando la puerta abierta a Leclerc que le pasaba. En la lucha, Bottas se quedaba descolocado y permitía que Hamilton le atacara. En menos de medio circuito el finlandés había perdido su ángel y pasaba de la 2ª a la 4ª plaza. El viejo, o el habitual, Bottas reaparecía y no volvía a estar en la carrera. Algo que tendría consecuencias al final.

Leclerc abría ventaja con Vettel mientras éste, de manera sorprendente, no era capaz de hacer lo propio con los Mercedes. En el muro se movían nerviosos. Tras la primera parada, no obstante, Vettel aguantaba al inglés, con blandos, mientras él iba con medios. Un buen augurio. Quizá el doblete era posible. Pero no en el orden esperado. Tras haber parado en la vuelta 13, tras siete giros más el alemán se ponía 2º. Eso sí, sin acercarse a Leclerc, con un ritmo insuperable para él en todo el fin de semana.

EL TROMPO

En la vuelta 34 Hamilton paraba y cambiaba sus blandos por medios, Vettel lo hacía en la siguiente vuelta. El cambio de comportamiento del Mercedes fue espectacular. Hamilton inició la caza del alemán. Tres vueltas después le atacaba en la recta, con DRS este año, camino de la difícil curva 4. Curva que esta contraperaltada en la salida. Ahí Hamilton forzó la maniobra por el exterior. Vettel, saliendo más lento por dentro, aceleró para igualar la velocidad de su rival. Pero trompeó. Otro error, garrafal, que le hacía perder el ritmo y, comprometía a Ferrari.

El trompo de Vettel tiene más importancia que un error de piloto que puede ocurrir porque ir al límite implica eso alguna vez al año. Implica que el supuesto número 1, por palmarés, edad y experiencia, no está siendo capaz de establecer su estatus, su jerarquía sobre el recién llegado, inexperimentado y sin palmarés, aún, en la máxima categoría. La patata caliente de Australia empezaba a quemar y mucho en las manos de Binotto.

Pero todo eso quedo en segundo plano cuando un cilindro del líder empezó a fallar. Condenado a tener mucha menos potencia, Leclerc no podía evitar caer en las garras de los Mercedes. Lo que había parecido un más que posible doblete de Ferrari, acababa con un doblete plateado.

Bottas fue incapaz de seguir el ritmo de Hamilton en ningún momento. Eso le impidió haber estado en mejor posición cuando Leclerc sufrió el problema. Aunque en Mercedes no le habrían dejado luchar con Hamilton, lógicamente, un mejor ritmo le podía haber dado alguna opción.

La rotura de los dos Renault simultaneamente, impidió a Vettel cazar a Leclerc. Algo de justicia hubo para el monegasco. Poca, eso sí.

¿Y AHORA QUÉ?

Ferrari tiene un problema que no puede esperar que se solucione por sí mismo. Binotto necesita a Vettel más que nunca. Necesita que el alemán recupere cierto nivel que le permita batir a Leclerc y establecerse como número 1 antes de mitad de temporada. Así podrá justificar cualquier decisión en aras del campeonato. Lo que es lógico. Pero como Leclerc siga por delante, la decisión va a ser de órdago.

Otra cuestión es cómo tratará el equipo, de puertas adentro, la desobediencia de Leclerc. ¿Habrá represalias? No estamos en los 80 y la presión mediática no tiene nada que ver. ¿Le cobrarán la factura? Seguramente en caso de la más mínima duda, la repetición de lo ocurrido en Australia se escenifique de nuevo. Leclerc sólo puede luchar en pista. Batiendo a Vettel, y rápido, para evitar ser el sacrificado. Como le pasó a Kimi tantas veces. Aunque eso signifique la implosión de Ferrari, tantas veces vista.

EL RESTO

Del desastre de Renault hay que pasar al buen momento de McLaren. El único problema para el equipo es que no terminan de cristalizar y capitalizar el buen momento con el que han empezado la temporada. Y que mejora la percepción del motor Renault sobre lo visto con el equipo matriz.

Sainz tuvo un toque con Verstappen al que ahogó, es cierto que estaba muy atrás, para terminar tocándose en la 4. Max se tiró muy tarde, ya sabemos como frena el Red Bull, y Sainz no dejó espacio. Estaba bastante por delante, pero el toque es rueda delantera con rueda delantera. Incidente de carrera.

Gasly sigue penando con el otro Red Bull. Parece que el talento de Verstappen está siendo capaz de domar el coche mientras Pierre tiene ante sí una dura temporada a tenor de lo visto. Haas desapareció en carrera, los Williams a lo suyo, mejorando poco a poco y con Russell delante de Kubica, que sigue luchando por recuperar ritmo.

Pero todas las miradas estuvieron en cabeza de carrera. Estuvimos a punto de coronar a un nuevo ganador en la categoría. A punto de ver un doblete de Ferrari. Pero al final, como alguien escribió sobre la carrera (lamento no recordar quién), Ferrari dejó tirado a Leclerc, y Vettel dejó tirada a Ferrari. Creo que define a la perfección lo ocurrido en Bahrein. Ferrari sabrá. Por lo pronto Leclerc ya ha aprendido a perder.

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