Habría que ir pensando en legislar la posibilidad de efectuar un control de alcoholemia a los políticos, da igual el rango, antes de efectuar declaraciones.
Por supuesto que hay cosas más importantes en las que preocuparse. Pero ante el tamaño volumen de soplapolleces que sueltan algunos no estaría mal que se tramitara, la ley, por el procedimiento de urgencia.
Tres ejemplos.
Por supuesto que hay cosas más importantes en las que preocuparse. Pero ante el tamaño volumen de soplapolleces que sueltan algunos no estaría mal que se tramitara, la ley, por el procedimiento de urgencia.
Tres ejemplos.
El primero del lehendakari presunto borrachuzolari. Lo de ese Sr. es algo memorable. Difícilmente puede haber una mejor definición de ‘abrazafarolas’ que la que desprende el Sr. Ibarretxe. Lo siento por el resto de señores.
Como cualquier borracho en estado de embriaguez suma, se abraza a todo el que pasa por delante. Da igual que sean irlandeses, chechenos o la junta de Presidentes de Vecinos de Navarra. Está con todos, defiende sus reivindicaciones y tiene la desfachatez de realizar declaraciones que hasta lo mismo son constitutivas de delito. Un control de alcoholemia preventivo nos libraría de las ‘lehendakariladas’.
Como cualquier borracho en estado de embriaguez suma, se abraza a todo el que pasa por delante. Da igual que sean irlandeses, chechenos o la junta de Presidentes de Vecinos de Navarra. Está con todos, defiende sus reivindicaciones y tiene la desfachatez de realizar declaraciones que hasta lo mismo son constitutivas de delito. Un control de alcoholemia preventivo nos libraría de las ‘lehendakariladas’.
El segundo es un concejal que no sólo debía estar borracho, también, si no que encima aplica sus creencias religiosas ‘a la taliban’. Lo peor son los fanatismos y éste individuo los aplica sin pudor. ‘Que las mujeres paran con dolor’, le ha faltado decir, ‘y con dos cojones’. Me imagino que ya cuidará sus partes cada vez que se cruce con una fémina en su lugar de residencia no le suelten una patada allí que le deje eunuco de por vida. Aunque la ‘reparación’ se la podían hacer, también, sin anestesia.
El tercer y último caso hace referencia a ex. Ex de muchas cosas. Supongo que bajo los efectos de algún alcohol también, le pide a Esperanza Aguirre que se calle. Ya se sabe que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad. En este caso que nos ocupa, el Sr. Fraga ha sacado sus instintos dictatoriales ocultos para, como antaño, ordenar y mandar. ‘La calle es mía’.
Lo dicho, controles de alcoholemia preventivos a toda ésta gentuza, por favor.
Tags: alcoholemia, anestesia, concejal, Fraga, lehendakari, ley