Hay una izquierda en España que ayer se convirtió en casi invencible. Una izquierda sólida, contundente, decisiva.
Una izquierda que ha conseguido aunar a todas las corrientes, que es capaz de aglutinar y atraer toda la atención sobre ella.
Una izquierda a la que las adversidades la hacen más fuerte, la hacen crecerse, la hacen más sólida.
Una izquierda que a más fuerte parece el rival, más quirúrgica se muestra en sus golpes, una izquierda que consigue mejores respuestas a los desafíos que encuentra en cada situación.
Una izquierda que no se anda por las ramas pero que tiene la paciencia suficiente para dar el golpe en el momento justo.
Una izquierda que busca el primer lugar y que utiliza todos los medios lícitos para conseguirlo.
Una izquierda que sigue manteniendo unánime y unido a un país a su alrededor.
La izquierda de Rafa Nadal que ganó el mejor partido de la historia del tenis. No lo perdió Federer, lo ganó Nadal.
Eso es lo mejor que se pude decir de dos de los mejores jugadores de todos los tiempos del tenis.
Gracias Rafa, gracias Roger, por el partidazo de ayer. El mejor de la historia, según un tal John McEnroe.