De entre los deportes que me privan, que son muchos, hay dos en que una parte vital del éxito siempre queda eclipsada, tapada. Vamos a recordar a los olvidados.
Los copilotos en los rallyes y los caddies en el golf, son esos olvidados de los que casi nadie se acuerda. Item más. Suelen ser vilipendiados cuando no es precisamente el éxito cuando llega y sí un fracaso que puede ser consecuencia directa de un error.
En los rallyes la labor del copiloto va más allá de la importantísima función de cantarle las notas a su ’señorito’ particular. Es todo un arte, con ritmo, entonacion, sin perderse. Es algo muy difícil y que no se valora normalmente lo suficiente. Pero además el ‘copi’ debe controlar los tiempos entre los controles e informar al piloto de todo el recorrido. Igualmente en las asistencias informa a su grupo de mecánicos del tiempo que tienen para trabajar en el vehículo.
También es clave su manejo de la carrera, de los tiempos, de como sacar al piloto la quinta esencia.
En golf el caddie es mucho más que quién lleva la bolsa. Es responsable de que los palos estén en perfecto uso, de que el golfista se centre exclusivamente en sus golpes. De cantarle la distancia, los obstáculos, las caídas del green. Toda la información que ayudará al profesional a dar un golpe lo más perfecto posible. Igualmente será el que lleve control del marcador para saber en todo momento si se necesita atacar una bandera o se puede jugar de manera más conservadora. Intentará apoyar al jugador cuando lo necesite, a guardar respetuoso silencio y a dar su opinión cuando se la pidan.
Los errores de estos profesionales son costosos. Un error de un copiloto puede significar penalizar por adelanto o retraso en un control o en un fuerte accidente. Un error de un caddie puede conducir al desastre la vuelta de un golfista cunado se está jugando algo muy grande.
En rallyes algunos copilotos salieron de ese anonimato. Sin duda que Luis Moya, copiloto de Carlos Sainz, fue uno de ellos. Su incontinencia verbal, su privilegiado coco y su domino de casi todos los idiomas del mundial, excepto del finlandés, le convirtió en el más popular de los ‘copis’ y consiguió que cuando se hablara de Sainz casi nunca se olvidara su apellido.
En el golf hay un caddie estratosférico. Otro, que como Luis Moya, consiguió sacar la cabeza en ese mundo de olvidados. Steve Williams ha sido el caddie de Tiger Woods durante muchos años. Ahora han roto, de manera dramática además, y ayer consiguió con su nuevo ‘jefe’ ganar el WGC en Firestone. Este neozelandés que podría jugar al rugby, aprovechó su conocimiento del campo, ganó siete veces con Tiger aquí, para dirigir a Adam Scott hacia la victoria.
Luis Moya, junto a Carlos Sainz, y Steve Williams, junto a Tiger Woods, lograron sacar la cabeza en un mundo de injusto anonimato. Consiguieron que los olvidados cobraran protagonismo a través de ellos.
Ojalá esos olvidados lo sean cada día menos.
muy buena reflexión Charly, muchas son las veces que pasan desapercibidos estos imprescindibles colaboradores del éxito. lógicamente no son la clave, pero si fundamentales para que barco llegue a buen puerto.