La noticia de la retirada de la F1 de Alonso cayó como un bombazo en la puerta del ferragosto y del día de la Virgen. Una de las frases más repetidas es: ‘La F1 seguirá sin Alonso’ o ‘Ya se retiraron otros grandes antes’. Sí, pero la retirada del asturiano no tiene parangón.
Para tener mi juicio lo más claro posible, me voy a centrar desde los mediados de los 70 hasta hoy con los pilotos campeones. Encabeza el cortejo Jackie Stewart, que tras tres títulos se retiró desde lo más alto. Jackie prácticamente no volvió a tocar un volante de competición. Emerson Fittipaldi se fue al equipo de su hermano, y propio, dónde lo pasó muy mal antes de irse a Estados Unidos donde reverdeció, y de qué manera, laureles.
Hablando de mediados de los 70 llega Niki Lauda. Campeón en 1975, se tomó unas cañas con la parca en 1976, dónde ascendió a los altares de la F1, pero no a los de Enzo Ferrari. Volvió a repetir título en 1977 y se marchó a Brabham. Allí más preocupado por sus negocios, línea aérea, decidió marcharse la mañana de los libres del GP de Canadá. Se iba en plenitud física pero su cabeza no estaba en la F1. Regresó cuatro años después para preparar el proyecto TAG con McLaren, sumó otro título y aguantó un año más. Se segunda retirada fue natural y lógica sobrepasado en sólo un año por las circunstancias.
De James Hunt no hay mucho que añadir. Carisma a borbotones. La suerte le mostró su mejor cara para lograr el título en 1976. Un año penando por los circuitos y la cocaína y el alcohol hicieron el resto. Fue un shock su retirada pero no estaba en condiciones de seguir al nivel que tuvo.
Mario Andretti es otro piloto de un gran carisma. Pero había andado yendo y viniendo de la F1. Tras ganar el título en 1978 no volvió a tener un coche de nivel. Excepto en 1982 en los dos últimos GP, los únicos que disputó. Pero ya se había retirado. Mario uno de los casos más parecidos al de Alonso. Aparte de ser un ejemplo de longevidad casi inigualable, se iría a la Indycar a seguir ganando.
Jody Scheckter se benefició de la lealtad de Gilles Villeneuve para ser campeón en el ocaso de su carrera. Sólo aguantó un año más antes de irse. No se le echó mucho de menos, ni por sus facultades ni por su forma de ser.
Alan Jones fue otro campeón tardío. Se hizo con el título en 1980 con Williams. Y con la ‘ayuda’ de Reutemann le entregaron el de 1981 a Piquet. Se retiró tras aquello y aunque volvió en 1986, era una sombra del que fue. Nelson Piquet se retiró con tres títulos y aún con ocasiones de brillar de vez en cuando en sus últimas temporadas. Su retirada fue natural. Keke Rosberg dijo adiós tras 1986 también de una manera natural y tras haber sido un gran compañero de equipo de Prost. Nigel Mansell se tuvo que ir con el título caliente a la Indy, donde repitió entorchado. Volvió en 1994 disputando alguna carrera pero ya lejos de su mejor momento se rertiró a final de año.
Alain Prost colgó el casco tras ganar el título en 1993. A pesar de hacerlo en la cima su único camino era hacia abajo, como había quedado patente en las últimas carreras del año. Michael Schumacher tuvo una retirada doble. Si la primera tras 2006 fue más impactante, no en vano su palmarés era inigualable y se retiraba luchando por el título, no es menos cierto que había sido batido dos años consecutivos. Quizá no muy lejos de su mejor momento físico pero si del mental. Su vuelta hizo más dirigible la retirada anterior y el segundo adiós fue natural.
Damon Hill fue otro campeón tardío, y sorprendente, que aprovechó un gran coche. Su retirada también fue natural, como la de Villeneuve. El canadiense fue campeón en 1997 y luego no volvió a tener un coche competitivo. Aunque lo intentó, sus mejores años quedaron atrás. Y su motivación también.
Mika Hakkinen también logró sus títulos en plena madurez de su carrera. Otro que se tomó, como Lauda, unas cañas con la muerte, en Australia, y volvió para batir por dos veces a Schumacher en su plenitud. Esos dos años le vaciaron mentalmente y no tardó en decir adiós a las pistas tras 2001. Siguió disfrutando en el DTM.
Jenson Button, campeón en 2009, y que se terminó retirando por fases y de manera natural también. El último Rosberg. Largándose en la cima después de haber derrotado a Hamilton, y Wolff, y dándoles con la puerta en las narices. Hasta ahora sin volver a coger un volante y con mala pinta de que vaya a hacerlo.
Sin embargo Alonso lo hace en plenas facultades físicas y mentales para competir. Reconocido como uno de los mejores, si no el mejor, piloto actual de la parrilla, pero frustrado por no tener una máquina que le permita capitalizar su potencial y exhibiciones con resultados. Al contrario que otros, lleva peleando lejos de la cabeza con un coche nada competitivo cuatro años. Quién más se acerca comparativamente hablando quizá sea Mario Andretti. Alonso se ha convertido en un ‘all-rounder’, un piloto que corre en varias categorías, en los últimos tiempos. Mario es uno de los máximos exponentes de esa raza de pilotos. Mario siguió ganando en la Indycar, dónde Alonso dirige sus pasos con esa intención. Ninguna otra retirada de un campeón tiene comparación con la de Alonso más allá de la de Andretti o Fittipaldi si acaso.
Y con la esperanza de que quede algún capítulo por escribir en no mucho tiempo. Y entonces podría ser comparada con la de Lauda. Que regresó, venció y volvió a decir adiós con la manita. El tiempo dirá. Su talento y condiciones físicas no podían seguir siendo dilapidadas en una F1 que no ha sido capaz de subirle a un asiento competitivo. Al menos, le seguiremos disfrutando en otros sitios que quieren disfrutar de su talento y sus manos.
Dia de contrastes, triste por lo de Fernando pero feliz de volverte a leer por estos lares.
Como la gran mayoria creo que no se merece tener que dejar la F1 de esta manera. Espero que pueda hacerlo en el futuro de otra bien distinta.
Y mientras tanto lo seguiremos disfrutando alla por donde este.
Saludos Charly.