Fue un placer, entre otras cosas, saludar a Rob Eaton, el ingeniero de sonido de toda la vida de Pat Metheny que sigue al pie del cañón junto a su “jefe”.
Metheny y Mehldau plantean un concierto delicioso, agradabilísimo y fácil de escuchar. Su comienzo como dueto es impresionante. Combinan el piano y la guitarra de manera maestra. Tan pronto los graves los asume el piano como el ritmo lo pone la guitarra. Después aparecieron dos grandes músicos. Jeff Ballard a la batería y Larry Grenadier al contrabajo. La parte del cuarteto fue variadísima y un verdadero torrente de improvisación y buen hacer. Pat se atrevió con el español y su mejora es muy visible.
No faltó la Pikasso en otra pieza sensible a dúo que auguraba la parte final del concierto. Pero volvieron Grenadier y Ballard. El sólo de batería del último fue magistral y se permitió una improvisación que llevó a sus compañeros a dejar los instrumentos y sentarse a disfrutar del espectáculo.
Sencillamente un concierto magistral como suelen serlo todos en los que está Pat. Brad Mehldau y él han conectado perfectamente y el resultado son dos discos y un programa de concierto que nadie debería dejar de disfrutar.
Hasta el próximo Rob.
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