SÓLO SE SALVA LA CAMPANA
Un buen amigo me avisa de que se sustituyó el histórico ring del Madison Square Garden por otro más moderno. Es una pena pero al menos los aficionados podrán seguir admirando tan legendario escenario en el Salón de la Fama del boxeo en Canastota, al norte de Nueva York.
¿Por qué hablar de ese ring? Porque seguro que son las doce cuerdas que más peleas han albergado y muchas de ellas se encuentran entre las más importantes de la historia del noble arte de la esquiva.
No es podría entender el boxeo sin el Madison y viceversa.
El debut del recinto se produjo el 11 de diciembre de 1925 con una pelea del peso semicompleto. Pero la gran historia del ring y su magia llegó con la derrota de Jack Delaney a manos de Paul Berlenbach.
Joe Louis, Rocky Marciano, Muhamad Ali, Mike Tyson, Jake LaMotta, Sugar Ray Robinson, Oscar de la Hoya, Roberto Durán, Floyd Patterson, Pernell Whitaker, George Foreman o Joe Frazier entre otros muchos campeones. Podría decirse que cualquier boxeador de los pesos medios hacia arriba que se precie ha tenido que boxear en el Madison.
Ochenta y dos años ha permanecido el histórico ring. Ring único en varios aspectos y en alguna innovación recibida en su larga vida. Su cuadrilátero de láminas de madera era de una solidez extraordinaria. La infraestructura de acero de más de una tonelada de peso no necesitó del más mínimo anclaje de seguridad.
Una de las innovaciones que luego se exportaron a la mayoría de los cuadriláteros fue la adopción de unas luces rojas.
Fue en los albores de la década de los 50. Eugene, ‘El Sordo’ Hairston se había quedado sordo por una meningitis contraída a la edad de un año. Las luces rojas estaban sincronizadas con la campana para avisar al boxeador de que acababan los asaltos.
Sólo quedará una pieza en uso del antiguo ring. La campana. Hay mucha polémica sobre el origen de la misma. Una parte defiende que se hizo a partir del casco de una embarcación. Otra parte dice que es una campana de un barco hundido.
Sea como fuere, seguirá siendo trasladada a la vera del ring minutos antes de cada velada y volverá a ser guardada bajo llave.
Esta vez la campana se ha salvado a sí misma.