Cien años se cumplen desde la inclusión por primera vez del Tourmalet como paso de montaña en el Tour de Francia. La Organización de ‘La Grande Boucle’ va a homenajear a la cima con dos pasos, uno de ellos como final de etapa, y va a repetir los cuatro puertos de aquella jornada disputada entre Luchon y Bayona el 21 de julio de 1910.
Cuatro nombres propios marcan la historia del Tour y del ciclismo. Steines, Desgranges, Lapize y Tourmalet. Uno fue el colaborador necesario, un inconsciente que gracias a su audacia, y a su mentira, marcó el rumbo del Tour. El segundo fue el dueño del Tour, su verdadera alma-mater. El visionario que miró hacia el sur descubriendo la abrupta cadena montañosa. El que en Los Vosgos introdujo el primer puerto de envergadura en la prueba, El Ballon de Alsacia.
El tercero fue Octave Lapize. Primero en coronar el Tourmalet y que no tuvo pelos en la lengua para calificar de asesinos a Desgranges y sus colaboradores.
Y por último el puerto en sí. Sinónimo de Tour, de etapa grande. De fiesta, sufrimiento y sacrificio. Una hora de ascensión a algo que para Steines estuvo a punto de convertirse en un infierno blanco.
…muy buena ruta…
En 1905 Henry Desgranges descubrió la montaña. El Ballon de Alsacia en Los Vosgos fue el más duro de los tres puertos que introdujo en una de las etapas del tercer Tour. Le fascinó el sufrimiento que pasaron los ciclistas y se decidió a buscar cumbres en las que poner a prueba a los valientes que se atrevían a disputar su prueba. Sería Alphonse Steines, periodista, el que le habló de las rutas termales de los Pirineos. Rutas sobre las que corrían todo tipo de leyendas y no tanto. Contrabandistas, quién sabe si bandoleros (algo grabado a fuego en la memoria francesa tras la ocupación de España) y osos que campaban a sus anchas.
Steines cogió un mapa y dibujó una etapa entre Luchon y Bayona de más de 320 kilómetros con cuatro puertos. Peyresourde, Aspin, Tourmalet y Aubisque. Henry Desgranges no lo veía claro. Al fin y al cabo era territorio desconocido. Nunca se habían subido puertos en los Alpes o Pirineos porque la mayoría de cimas tenían caminos intratables. De hecho sería a raíz de la Primera Guerra Mundial cuando la gran mayoría de los pasos de montaña de ambas cadenas montañosas y de los Dolomitas italianos se arreglaron y en muchos casos se crearon. Pero ese desconocimiento fue un acicate. Poniendo más cabeza que el propio Steines, envío a éste a reconocer la ruta tras haber publicado el reto en “L’Auto’, el periódico organizador del Tour.
UN PASTOR
Fue en 1846 cuando Napoleón II ordenó la construcción de una ruta termal hacia el Tourmalet. Lo que consistía en un camino pedregoso que al final sólo el ganado era capaz de superar al poco tiempo de estar construido. Steines tenía referencias del Peyresourde y el Aspin y se dirigió a Pau para reconocer los cuatro puertos y en especial el Aubisque y el Tourmalet. Pronto se dio cuenta de la locura que había planteado a su jefe y de la enormidad del problema que tenía entre manos. Cuando llegó al Aubisque se encontró con un camino lleno de agujeros enormes. Buscó al Ingeniero Jefe de Puentes de la zona y le contó la idea que tenía. Aquel le tacho de loco y le dijo que era imposible que nada con ruedas pudiera pasar por ahí. No eran raros los accidentes mortales en el puerto.
Steines no tenía otra salida y forzó la máquina. Quería creer en el proyecto e hizo que aquel ingeniero creyera. Un buen puñado de francos hizo el resto para que una capa de grava dejara el camino medianamente igualado y transitable en una acepción lejana de la palabra.
Se dirigió después a Saint Marie Campan. Allí comienza de verdad la subida al Tourmalet. Pronto se encontró con las opiniones encontradas de los lugareños. Muchos le tacharon de loco, unos sí que le dijeron que podría pasar, otros que no. Steines no dudó y buscó un conductor que le llevara a la cima. Comenzaron a subir por la tarde. Pronto empezaron a encontrar las primeras zonas con nieve. Poco después el conductor no quiso seguir. Le reveló sus miedos a los osos. Le indicó las barras de medición de la altura de la nieve que estaban casi cubiertas por el blanco elemento, a pesar de sus cuatro metros de altura. Steines le ordenó regresar y dirigirse a Baréges, final del puerto por la otra vertiente, y con resolución se lanzó a subir a pie.
Poco después no se veían las barras. Y apareció un pastor. Una moneda le convenció para que le guiara hasta la cima ya de noche. Una vez arriba, con tormenta y pelado de frío le ofreció al chaval un Potosí para que le acompañara hasta Baréges. Pero éste no quiso hacerlo porque no quería abandonar a sus ovejas.
Había llegado a la cima del puerto y no veía absolutamente nada. Mientras en la subida había alguna referencia, la bajada hasta Baréges no tiene en muchas zonas la referencia de la pared en uno de los lados. No había marcha atrás y se lanzó hacia abajo. Contó el propio Steines que cayó por un barranco. Con los pies helados y en completo silencio fue bajando como pudo hasta que el sonido del agua en un torrente le fue guiando. Poco después atisbó las luces del pueblo y llegó a Baréges cuando ya se habían preparado expediciones para buscarle. Antes de ni siquiera calentarse o comer algo fue a la oficina de correos dónde puso el telegrama que cambió la historia del ciclismo. “Atravesado Tourmalet. Stop. Muy buena ruta. Stop. Perfectamente practicable. Stop”.
LAPIZE
Tourmalet significa ‘mal camino’ o ‘mal atajo’. La épica etapa comenzaba en Luchon el 21 de julio. El destino era Bayona en la cosa Atlántica, tras más de 320 kilómetros. A 3.30 de la madrugada se daba la salida a la etapa y el primer puerto a subir fue el Peyresourde seguido del Aspin. Con los corredores ya muy tocados se iniciaba la ascensión al Tourmalet. Octave Lapize atacó en el Peyresourde acompañado de su compañero Garrigou. fue el primer ciclista en coronar la cumbre haciendo la ascensión a pie en algunos tramos. Detrás pasó Gustave Garrigou que fue el único de los participantes que lo hizo sin bajarse de la bici en ningún momento, lo que le valió un premio especial.
Lapize sufrió como un perro en el Aubisque y cedió el liderato de la etapa a Francois Lafourcade, un desconocido. Lapize pasó a 14 minutos de Francois en la cima. Allí le espetó al coche del Director de Carrera un “¡¡asesinos!!” y dijo que abandonaría en el descenso. Pero se recuperó, cazó a Lafourcade y ganó la etapa. Al llegar se reafirmó en lo dicho en la cima, “Desgrange est bien un assassin”. 24 horas después de la salida todavía llegaba algún corredor a la meta. Lapize se haría con aquel Tour.
Esa etapa se volverá a vivir el martes de 20 de julio. No saldrán a las 3:30 de la mañana, ni serán 320 kilómetros, sólo recorrerán 200, de nuevo el Tourmalet e incluso el Aubisque estarán lejos de meta, pero rememorarán aquella inhumana etapa de 1910. El día que la inconsciencia de Steines, la visión de Desgrange, la raza de Lapize y el propio Tourmalet alumbraron un nuevo ciclismo. Nada volvería a ser igual para los ‘esforzados de la ruta’. Nunca una descripción fue más acertada.
Tags: Desgranges, Lapize, Steines, Tour, Tourmalet
Paw,efectivmente era el Stelvio. Me engañó la etiqueta de la foto.
Kankoat, por eso la he cambiado, noera el Tourmalet. La bajada hacia Bareges es más rectilinea.
Taz, el Tourmalet suele ser puerto de paso, no de final de etapa. Este año sí lo será el segundo el día. Sobre Restefonds y los puertos tan largos. Los ciclistas hablan de paciencia y concienciacón más que de dureza. Hay un puerto en Colombia, Letras, que tiene 80 kilómetros y es , o era, habitual de la Vuelta a Colombia. http://apmforo.mforos.com/401631/3147597-altimetrias-de-colombia/?pag=15
Kankoat, gracias. Creo que va a ser. lo está siendo, un bonito Tour.
Vaya, has cambiado la foto. Me gustaba más la otra.
+Karreras-fútbol, la estatua, que por otro lado no es muy allá, aquí estaría llena de inscripciones del estilo “Míguel, Róber, Jóse, 02-08-09″
Muy buenas.
Kankoat cuando decias :”Menos mal que nos queda Francia. en España ya le habrían quitado…”
pensaba que te ivas a referir a la estatua del ciclista.
Un sitio tan solitario y esa estatua ,aqui, no existiria o estaria mutilada ….que tristeza.
Por cierto, coincido con taz, la retransmisión de la etapa que pasó por ese puerto el año pasado o el anterior (no recuerdo), fue impresionante.
No por la pelea de los ciclistas, pero sí por la espectacularidad de la ruta.
La Bonette-Restefond, en realidad son dos cimas, La Bonette y Restefond. La altitud que alcanza la carretera a su paso por el col de La Bonette es de 2.802 metros sobre el nivel del mar, pero creo que el pico en sí, se queda a escasos metros de los 3.000.
Abrazos, magnífico “post”, y magnífica la foto de la carretera retrepando por esa pared casi vertical.
Menos mal que nos queda Francia. en España ya le habrían quitado todas las curvas y habrían ensanchado la calzada para que los horteras españoles puedan subir “a toda hostia”, hacerse una foto y tacharlo de su “lista de sitios que ver para nada”.
Como muy bien expresas este puerto es mas bien mito que lo que realmente se decide en él en los ultimos años (no suele ser decisivo).
Veremos este año al ser fin de etapa si cambia la cosa al hacerse una ascension al Sprint en vez de a ritmo.
Hay puertos que me gustan mas que este.
A mi me tiene enamorado uno que solo se subió 2 veces una el año pasado y otra en el 90 y pocos coronaron en cabeza Indurain, Rominguer y el malogrado ¡¡Fernando Martin!! con Perico haciendo de todo por no descolgarse (la goma, eses y la lengua de fuera), fue su ultimo tour, no me extraña, la paliza fue tal que no le quedaron ganas.
un paisaje lunatico alucinante y un descenso con unos desfiladeros bordeando rapidos de un río alucinantetes.
Hablo de LA BONNETTE-RESTEFONDS.
2650 MTS de altitud y 30 kms de ascension, ahí es nada.
eso si que eran tiempos heroicos!! solo una cosa Charly… la imagen de la carretera ¿no es el paso de Stelvio?
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