Mucha gente se ha apuntado al deporte de vilipendiar, insultar y arremeter contra Fernando Alonso, periodistas patrios incluso. Hace unos meses tras los incidentes de Hungría se le calificó sin rubor alguno y con un desconocimiento absoluto de la situación de traidor. Sí, traidor.
Ayer, Ron Dennis se tuvo que tragar con embudo y sin pestañear todas las mentiras, el orgullo y las patrañas que contó, generó y se creyó a pies juntillas, bajo pena de que su equipo fuera excluido de la competición.
El nivel de filtración de los datos que tenían de Ferrari, via Coughlan, era tremendo y su coche del 2008 tenía las mismas posibilidades de pasar la ITV de la FIA que un cascajo abandonado en un desguace. O sea, ninguna.
La disculpa a la FIA, a Ferrari, a la afición, al Santo Padre, al Sursum Corda y al difunto Bruce McLaren -que pena de nombre manchado con la soberbia de éste corsario de patera- ha sido un reconocimiento y un canto a la ineptitud, la desverguenza, la dureza facial y la sinverguenza de un Jefe de Equipo y quienes le rodean, que han negado la mayor desde el primer momento.
La carta de disculpas fue enviada con motivo de la reunión del día 6.
Afortunadamente para ellos, la FIA ha decidido aceptar las disculpas, dar carpetazo al tema y no revisar el coche el próximo día 14. McLaren en contrapartida se compromete a congelar ciertas evoluciones ‘rosso’ y a pagar todos los gastos que se hubieran ocasionado por éste asunto.
Quedá en cualquier caso una niebla que la FIA ha decidido obviar y esperar a que levante para que se olvide. Dado el nivel de filtración de la información, que fue con lo que Alonso amenazó en Hungría con destapar, parece muy difícil pensar que Hamilton no estuviera informado ni siquiera a mitad de año. Aunque McLaren se salve finalmente y lo sufra en el coche del 2008, más de uno se ha escapado sin mayores daños a pesar de, presúntamente, haber obrado de mala fe. Está claro que no se debe de morder la mano que te da de comer, pero no puedes dejar que esa mano te sujete el cuello mientras el resto del cuerpo arremete con intenciones sodomitas.
Con esto la situación de Hungría, y muchas otras, quedá más clara para muchos, y deja con el culo al aire a los indeseables, vendidos y rastreros que sólo practican el deporte de zumbar a Alonso. Como dirían los ingleses, y que alguno se aplique el cuento. “Shame on you”.
Ayer, Ron Dennis se tuvo que tragar con embudo y sin pestañear todas las mentiras, el orgullo y las patrañas que contó, generó y se creyó a pies juntillas, bajo pena de que su equipo fuera excluido de la competición.
El nivel de filtración de los datos que tenían de Ferrari, via Coughlan, era tremendo y su coche del 2008 tenía las mismas posibilidades de pasar la ITV de la FIA que un cascajo abandonado en un desguace. O sea, ninguna.
La disculpa a la FIA, a Ferrari, a la afición, al Santo Padre, al Sursum Corda y al difunto Bruce McLaren -que pena de nombre manchado con la soberbia de éste corsario de patera- ha sido un reconocimiento y un canto a la ineptitud, la desverguenza, la dureza facial y la sinverguenza de un Jefe de Equipo y quienes le rodean, que han negado la mayor desde el primer momento.
La carta de disculpas fue enviada con motivo de la reunión del día 6.
Afortunadamente para ellos, la FIA ha decidido aceptar las disculpas, dar carpetazo al tema y no revisar el coche el próximo día 14. McLaren en contrapartida se compromete a congelar ciertas evoluciones ‘rosso’ y a pagar todos los gastos que se hubieran ocasionado por éste asunto.
Quedá en cualquier caso una niebla que la FIA ha decidido obviar y esperar a que levante para que se olvide. Dado el nivel de filtración de la información, que fue con lo que Alonso amenazó en Hungría con destapar, parece muy difícil pensar que Hamilton no estuviera informado ni siquiera a mitad de año. Aunque McLaren se salve finalmente y lo sufra en el coche del 2008, más de uno se ha escapado sin mayores daños a pesar de, presúntamente, haber obrado de mala fe. Está claro que no se debe de morder la mano que te da de comer, pero no puedes dejar que esa mano te sujete el cuello mientras el resto del cuerpo arremete con intenciones sodomitas.
Con esto la situación de Hungría, y muchas otras, quedá más clara para muchos, y deja con el culo al aire a los indeseables, vendidos y rastreros que sólo practican el deporte de zumbar a Alonso. Como dirían los ingleses, y que alguno se aplique el cuento. “Shame on you”.