UNA AMENAZA ¿LEJANA?

6 de julio de 2006

La televisión nos globaliza el deporte desde hace quince años. Uno de esos efectos fue poder seguir con asiduidad los campeonatos americanos por antonomasia, la CART y la NASCAR. En los noventa podemos convenir que la F1 era la primera de las categorías mundiales, detrás estaba la CART. La NASCAR luchaba con un Británico de Turismos y el DTM en sus distintas acepciones. Mientras la F1 se ha mantenido en lo más alto, el resto de categorías han tenido problemas que han catapultado a la NASCAR a la segunda posición del supuesto ranking. No sería justo decir que ha heredado esa posición. Si el Británico de Turismos casi desapareció, el DTM o el ITC fue limitado por la FIA o la CART se dividió en dos campeonatos inevitablemente menores, la NASCAR mejoró exponencialmente. Sus cifras de audiencia son mareantes, el dinero que se mueve es ingente, los circuitos están hasta la bandera siempre. Que llegaran nombres de otras categorías americanas es normal. Sobre todo cuando con 35 años te quieren jubilar y en la NASCAR puedes hacer un buen papel con 50. Todo eso era normal.

La amenaza para la F1 se atisba en el horizonte. Que Montoya o Villeneuve se pasen, lo del canadiense es una opción muy seria también, es normal porque tienen experiencia en los óvalos. Pero lo que no es nada normal es que Mika Hakkinen pueda acabar allí. Y si a eso unimos la casi segura graduación de Danica Patrick, la mujer piloto más conocida hoy en día, el interés por el campeonato americano puede dispararse en Europa.

La mejor noticia para la F1 es que no coinciden excepto en las pruebas americanas. La NASCAR tiene a favor horarios que van desde las seis a las nueve de la tarde como hora comienzo de la prueba. Si a eso le añadimos de dos a cuatro horas de entretenimiento los ingredientes están listos.

El despliegue de las retransmisiones es muy extenso y atractivo. No deja de ser un producto americano orientado al espectáculo. Cuarenta coches rodando en grupo a más de 300 km/h, incidentes frecuentes, espectáculo en boxes, llegadas apretadas, lo tiene todo. Pasa con el baloncesto y la fuga de talentos a la NBA. Al enemigo, o le combates, o te unes a él.

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