Empieza a clamar al cielo el rendimiento de Renault. Es un hundimiento en toda regla y sólo falta el golpe de gracia que llegará en Monza. Si todo lleva el mismo derrotero, el éxtasis “rosso” llegará en su catedral cuando Michael Schumacher se ponga líder rumbo a su octavo campeonato.
Hay que tener la cara muy dura para desviar la atención hacia Michelin. Es cierto que las ruedas francesas han perdido algo el ritmo, pero viendo el rendimiento de otros equipos que las calzan se están defendiendo. ¿Dónde está el problema?
Mentalidad de equipo pequeño que no ha sabido digerir ni entender porque ganaron el año pasado. En 2005 dieron con todas las teclas y tuvieron a uno de los mejores pilotos que les guió hacia el título. Eso con el quinto presupuesto de la categoría. Gracias a los problemas de McLaren y a las manos de Alonso se salvó la cara.
Se echaban las manos a la cabeza cuando el asturiano anunció que dejaba el equipo. ¿Qué querían?, el tiempo da la razón, como siempre, a Fernando y deja en evidencia a la escuadra anglo-francesa. Tienen mentalidad de equipo pequeño. En vez de invertir algo más en el quipo han pensado que valía con lo que había. Lo difícil no es llegar, es mantenerse. No lo han entendido. Por eso han perdido a Alonso, por eso Raikkonen haría bien en no fichar por ellos. Lo que quieren seguir siendo es un equipo de medio pelo. Con un fracasado como Fisichella y un piloto que se fogueé como Kovalainen. Algo de hierro al asunto le quita el hecho de la prohibición del amortiguador de masas suspendidas. Otra cacicada de la FIA de la que ya hablaremos. No han tenido mucho tiempo para reaccionar. Ojalá me tenga que tragar esta columna en seco y sin sal, pero….Mucho me temo que Renault volverá a caer a los últimos puestos de la parrilla de donde salió gracias a Fernando Alonso.