TOYOTA 7

EL ESCÁNDALO FUKUZAWA

Escribió Dámaso Alonso: ¿A qué tu poderosa mano espera? Mortal belleza eternidad reclama. ¡Dale la eternidad que le has negado!
Uno de los prototipos más bellos y salvajes jamás creados, tuvo un abrupto final casi antes de poder demostrar su potencial.

Toyota siempre ha tenido y tiene un espíritu competitivo que le ha llevado a luchar en todas las categorías del automovilismo mundial.
A finales de los 60 en Japón, los Sport Prototipos eran los reyes de los circuitos nipones. La lucha entre las marcas del sol naciente arrastraba a muchísimo público a los trazados y sus pilotos eran tratados casi como dioses.
Toyota se apoyó en Yamaha, subsidiaria de aquella, para construir su primer prototipo de competición. Ceñido a las normas del Grupo 7 de la FIA, que valían prácticamente para correr también en la Can Am y en las Interseries europeas, crearon el Toyota 7.
Jiro Kawano, el genio detrás del 2000GT, fue el encargado del proyecto de la bestial criatura. Se le acopló un V8 de 3.000 cc, similar a los usados en la F1 y que sustituiría al 6 en línea del GT. El coche era una barqueta de fibra de vidrio, biplaza y con un chasis tubular de aluminio.
En ese año 68 no pudieron casi plantar cara a los Nissan. Pero para 1969 se le montó un motor de 5 litros y se rediseñó completamente la carrocería. Desde ese momento fue casi invencible y deslumbró con su belleza racial.



FUKUZAWA
Hijo de un filósofo y de una soprano, el arraigo cultural del joven Sachio (nacido en París) no le impidió sentirse atraído por la velocidad. Poseedor de unas grandes dotes para pilotar y de una temeridad que asustaban, su casco rojo era sinónimo de ataque y de no rendirse jamás. Llegó a Toyota en 1966 ganando los 1.000 Kilómetros de Suzuka. Lo hizo a bordo de un 2000GT junto a Tomohiko Tsutsumi. A la par se convirtió en modelo y en una cara habitual en los anuncios de Japón. Siguió consiguiendo victorias sonadas y era la pieza clave de Toyota para intentar mejorar el 7.
Era importante para la marca japonesa que la manejabilidad de nuevo prototipo fuera mejorada, con el nuevo motor de 5 litros que rendía 600 cv. Era el área en la que más se centraron. Prepararon varias jornadas de test e iban por muy buen camino habiendo ajustado muy bien la parte trasera del biplaza. Toyota probaba el 12 de febrero dos prototipos. Uno negro y otro de un color claro. Uno de ellos, con el que sobrevino el accidente, era cerrado. El otro piloto era Shihomi Hosoya que se alternaba con Fukuzawa en cualquiera de los dos coches cuando no coincidían en la pista.
Los ingenieros y mecánicos estaban muy contentos con el desarrollo del 7. Ya estaban afinando suspensiones después de comer cuando sobrevino el desastre. El prototipo del 7 con Fukuzawa al volante se fue repentinamente hacía la derecha al final de la larga recta del circuito de Fukuroi (pista de pruebas de Yamaha), recientemente construido. Sachio no pudo hacer nada y se estrelló contra un poste falleciendo en el acto. Tenía 25 años. No hubo testigos. Sólo el opresor silencio que sigue a un grave accidente.
La conmoción en Japón fue enorme. Hubo mil y una teorías sobre el accidente e incluso el Parlamento japonés debatió el tema. Todo porque Toyota ocultó inmediatamente los restos del accidente como protección de secretos industriales. Esto magnificó aún más todo.
Toyota alegó que fue un error de pilotaje e incluso envió fotos que no correspondían con las del accidente porque estaban tomadas en el trazado de Fuji. El padre de Yukio denunció a Toyota y se puso en marcha un juicio que duró 10 años.

REVESES
Para el GP de Japón a disputarse en la segunda parte del año 69, Nissan presentó sus R382s revisados y volvieron a derrotar al 7 de Toyota. Sin perder tiempo se decidió acoplar al V8 un biturbo. Eso también les iba a permitir enfrentarse a los motores Chevrolet de los Can Am cuando eran invitados a Japón. También se refinó el alerón trasero para domar a la bestia. Se mejoró el apoyo y tracción del coche. La potencia que daba el motor se fue a más de 800 cv. Con un peso menor de 650 kilos.
Las esperanzas en el coche eran altísimas pero la federación japonesa, primero, le asestó un tiro al proyecto. Decidiendo que el GP de Japón pasará a disputarse con monoplazas y no con vehículos carenados. En un intento, que aunque tardó unos años, satisfactorio por llevar la F1 al país del sol naciente. La FIA, después, exigió motores más respetuosos con el medio ambiente, lo que puso en solfa las características del nuevo propulsor.


Toyota puso sus miradas en la Can Am y como siguiente pasó en Le Mans. Pero el tiro de gracia al bello 7 se lo dio otro accidente en un test.
Minoru Kawai, otro piloto con mucho carisma en Japón, era el encargado de taímar a la bestia de 800 cv. Estaba considerado el mejor piloto de su generación. El propio Vic Elford, uno de los mejores pilotos de todo tipo de competiciones que ha habido, salió impresionado tras compartir coche con él en una carrera en Japón. Kawai perdió el control de su 7, el 26 de agosto, antes de Degner, en Suzuka, y se estrelló de frente, destruyéndose totalmente la unidad. Tal fue la violencia del impacto que arrancó los arneses y salió despedido. Toyota, en pleno escándalo por la muerte de Fukuzawa, y con la credibilidad por los suelos, decidió cancelar el proyecto.
La belleza del Toyota 7 se llevó dos vidas por delante. Aquellas livianas criaturas con un caballaje infernal, lograron la eternidad que les negó la normativa a base de la tragedia y el escándalo.



La única unidad operativa, de la que se tiene noticia, del 7, estuvó en el Festival de Goodwood con su 5 litros biturbo maravillando con su belleza. Una belleza mortal.

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2 Responses to “TOYOTA 7”

  1. Sardi dice:

    Buena historia, de cuando se creaban bestias indomables

  2. cies dice:

    Peaso pepino!!!
    5 litros biturbo, debía ser casi tan silencioso como los V6 actuales.