Leon Spinks fue una de esas efímeras sorpresas que pasaron por la cima del boxeo sin pararse. Campeón olímpico y mundial tras sendas sorpresas, sólo 7 meses le duró la gloria. Pero qué gloria.
Acababa el décimo asalto de su combate contra Muhammad Ali con los títulos de la Asociación y del Consejo en juego. Alí había decidido no pelear contra Ken Norton, que le tenía cogida la matrícula, aunque eso le supusiera perder uno de los títulos. Y su preparación tras el durísimo combate que había tenido ante Earnie Shavers, menos de 5 meses antes, había sido deficiente. Con las navidades de por medio Alí no había más que cruzado un par de docenas de asaltos con sparrings. Además había perdido a su médico de toda la vida, Ferdie Pacheco, porque éste quería que se retirara por las lesiones que tenía. Un informe de la Comisión Atlética del estado de Nueva York indicaba que los riñones estaban en un estado lamentable y que corría el riesgo de perderlos. La respuesta de Alí y su entorno fue dar la callada por respuesta a Pacheco que le abandonó.
Hasta aquel décimo asalto, Alí con su oficio mantenía el tipo. A partir de ese momento un Alí más parecido a una estatua inamovible que a un boxeador con algo de cintura, encajó muchísimos golpes, perfectas combinaciones. El último asalto fue tremendo. Alí no abandonó por raza y parece incomprensible aún hoy que se mantuviera de pié tras el castigo que recibió. Los golpes de Sinks parecían un enjambre de avispas picando continuamente a Muhammad.
PRIMERA SORPRESA
Leon Spinks produjo su primera sorpresa en Montreal en los JJOO de 1976. Fueron unos buenos juegos para el boxeo estadounidense. Leon fue el primero en colgarse el oro. Venció en la final al favorito, el cubano Sixto Soria, por el título de los semipesados. En una grandísima pelea y, no menos grande, sorpresa. Después llegaría el titulo para su hermano Michael en los pesados y el de Sugar Ray Leonard en los welter.
Leon aguantó la potencia descomunal de golpeo de Soria, y casi siempre que llegaba a golpear lo hacía con varios golpes. Consiguió derribar al cubano en el primer asalto consiguiendo una ventaja importante. En el segundo le propinó una enorme paliza a su rival. Y a pesar de recibir un punto de penalización por embestir con la cabeza, ganó el asalto sin la menor duda. La sorpresa estaba casi consumada. Tenía que aguantar el tercer asalto.
Soria salió a por todas y tras un minuto pareció que tenía a Spinks a merced con una combinación de golpes maravillosa. Pero Leon se recuperó y muy cabreado, literalmente, se fue a por el cubano y con un sólo golpe, certero, le volvió a derribar. En ese momento se consumó la sorpresa al pararse la pelea.
SIETE COMBATES
En enero de 1977 hizo su debut como profesional ganando por KO técnico en el 5º asalto a Bob Smith. Sus 4 siguientes peleas las ganó por KO, todas en el primer asalto excepto la última de ellas que fue en el 3º.
Tras ellas sumó dos peleas en las que salió del radar tras un combate nulo ante Scott Ledoux y ganar por decisión unánime ante Alfio Righetti. Sus seis victorias y un nulo le hicieron ser un rival ideal para una pelea de trámite con Alí, poco más de un año después de haber debutado como profesional.
La mayoría de apostadores ni siquiera aceptaron apuestas por el combate. Spinks no estaba casi contemplado aún en la escalera como aspirante. Los 11 años de diferencia entre ambos púgiles y la pésima preparación de Alí, junto a la forma de pelear de Spinks, hicieron el resto. Alí aguantó hasta el final pero no pudo evitar la derrota, aún con una decisión dividida más que discutible. Tras la pelea declaró: “No soy el más grande, sólo el último”.
SUBE BAJA
Siete meses después ambos se reencontraron para el combate de revancha. De hecho Bob Arum, el manager de Alí, recibió la orden de éste para que cerrara con Leon el combate de revancha lo antes posible en el propio vestuario tras la pelea.
Alí se preparó mucho mejor mientras Spinks se dedicó a disfrutar de los placeres de la vida casi sin control. De hecho se cayó una mañana al entrar en el ascensor del hotel de Nueva Orleans en el que se hospedaban ambos púgiles unos días antes de la pelea. La borrachera que llevaba era de órdago.
Y eso que el boxeo le había sacado de la dureza de la pobreza en San Luis, junto a su hermano, y sabía lo que era pasarlo mal. O igual por eso se dejó llevar por las fiestas y el alcohol. La fecha del combate se echaba encima y no entrenaba lo suficiente ni dejaba de ir a fiestas.
Alí no fue capaz de ganarle antes del final de la pelea pero ganó por decisión unánime. Aunque sólo recuperó uno de los títulos que perdió. Spinks había sido desposeído del del consejo por disputar la revancha y no un combate designado por el propio consejo. Ahí se acabó prácticamente Leon Spinks. En el siguiente combate Gerrie Coetze le ganó por KO tras propinarle un severo correctivo. Volvió a ganar al campeón europeo, Alfredo Evangelista. Un trío de buenas peleas le llevaron a luchar de nuevo por el título contra Larry Holmes. Pero en el tercer asalto se acabaron sus esperanzas de recuperar el cinturón al perder por KO técnico.
CRUCERO Y SE ACABO
Bajó al peso crucero y siguió peleando 14 años más con una oportunidad de ganar el título en la categoría nada más. El resto no pasó más desapercibido por su condición de ex-campeón, pero nada más. Hizo sus bolos con la lucha libre como era habitual en la época y se retiró con 42 años.
Se le diagnosticaron daños cerebrales por la mezcla de los golpes y el alcohol y perdió a un hijo, boxeador como él, tiroteado cuando regresaba de casa de su novia.
Leon sufría de muchos problemas abdominales por sus excesos con el alcohol, fue operado en alguna ocasión, y por un cáncer de próstata.
Bajó tan rápido de la cima como subió. Tras un año como profesional era campeón. Siete meses después había perdido el título y nunca más lo volvió a recuperar.
Fue el único boxeador que le ganó un título a Muhammad Alí en el cuadrilátero. Y el único en tener un hermano campeón como él y ambos están en el Salón de la Fama de Nevada, hasta la llegada de los Klitschko.
Bob Arum dijo de él que: “Era la sal en cualquier reunión. Estaba loco pero nadie podía enfadarse con él. Nunca le hizo daño a nadie y sólo podías quererle aunque no comprendieras su comportamiento”. DEP Leon Spinks, el sprint más rápido a unan efímera gloria.
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