ESTO NO HAY QUIEN LO ENTIENDA

Me sorprenden las declaraciones de muchos ciclistas que se están rasgando las vestiduras por lo que ha pasado en el Tour.

Resulta que salen ciento ochenta y nueve corredores y dos dan positivo. No está mal la relación. Sin entrar en los métodos, claramente intimidatorios de la justicia francesa y la UCI, creo que es un éxito y no una catástrofe lo que ha ocurrido. Significa que más de ciento ochenta corredores van limpios. Pardiez. ¿Nos hemos vuelto locos?

Es algo para celebrar. No para desesperarse.

Pues en esas estamos, con todo el mundo llorando por las esquinas por que le han dado boleta al líder Rassmusen.

Vamos a ver. Aquí lo que habrá que hacer es pedirle responsabilidades a quien corresponda. Y a quien corresponde es a la UCI. Ésta era consciente de que Rassmusen se había saltado al menos un control en los 45 días previos al comienzo del Tour, lo que le imposibilitaba para tomar la salida. Pero como la UCI se lleva muy mal con el Tour por los desafíos al Pro Tour que organiza la primera, no se lo comunicó. Para que algunos presentaran la dimisión fulminante o echarlos de su sillón a patadas sin más miramientos.

Después el propio Tour tuvo conocimiento de los “descuidos” del danés y no quiso tomar medidas. Era el líder pero nadie pensaba que fuera a aguantar. Aquí han pecado de desconocimiento del ciclismo hasta unos extremos preocupantes. Muchos se ampararon en que el danés había cedido seis minutos en las contrarrelojes anteriores que había disputado en el Tour. Manda huevos la ignorancia. El danés luchaba por la montaña y se la refanfinfló la general. Cuando ha tenido el maillot púrpura pegado a su cuerpo y ha disputado la lucha en solitario, las cosas han cambiado. ¿Qué esperaban?

Tras eso el Tour se encontró con un problema. Con los Pirineos recortando su silueta en el horizonte, cargarse al líder parecía una temeridad. Se la jugaron a que cayera en las rampas pirenaícas. Pero lejos de eso impuso su ley y se permitió ganar la etapa reina. La afrenta era de órdago y no había otra salida. Se debió hacer en su momento pero más vale tarde que nunca.

Vuelvo a insistir que la solución para el ciclismo está en los propios corredores que hacen sentadas, se rasgan las vestiduras y auguran el final del ciclismo. Mientras sigan sin desenmascarar a los médicos criminales y sin denunciar a los directores sin escrúpulos, no se solucionará la mayor parte del problema ni tendrán la más mínima credibilidad.

Aunque se diga que ya desde que son amateurs empieza la rueda del dopaje. A nadie le obligan a meterse un catéter en la vena. Y si te obligan para eso está la justicia. Y si aquí en España no te hacen caso, los gabachos te van a recibir con los brazos abiertos.

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