Han pasado tres días. Tres días desde que un chaval con todos sus sueños se encontrara en su trayectoria con el neumático de un rival accidentado. Una fatalidad. Sí. Pero no una fatalidad cualquiera. Un cúmulo de despropósitos que comienzan en la FIA y en la chulería bastarda y mal entendida del aprendiz de nazi de Max Mosley y sus sueños de grandeza y poder. Que continúa por la Comisión Técnica encargada de diseñar, primero, y probar y testear los monoplazas después. Del responsable de Williams, Patrick Head, que acepta construir coches de juguetes para carreras de verdad. Y de Jonathan Palmer, principal instigador y Jefe Ejecutivo de la categoría, por no cuidar de lo más preciado que tienen entre manos. Los pilotos.
ACCIDENTE
Sí, de acuerdo. Ha sido un accidente. Una fatalidad. Pero también ha sido una verguenza. No voy a poner en duda que podía ser el día que a Henry le tocaba decir adios. Pero la manera en que se produce su muerte es absolutamente inaceptable y debería haber una investigación en marcha. Lástima de la justicia italiana, tanta veces vilipendiada, que ya tendría una investigación de oficio avanzada.
En la foto adjunta están los restos del coche de Kubica tras el brutal accidente que sufrió en Montreal en 2007. Que el coche hubiera quedado sin ruedas es lo más lógico. Todos los crash-test y demás pruebas se hacen en base a unas tolerancias muy exigentes. Pero siempre va a haber algo que sobrepase esos límites. Ahí está el riesgo que todos los que hemos corrido, corremos o correremos aceptamos. A veces sin pensarlo. Nadie sale a una pista, aunque sea de karting, pensando que se va a matar. Obviamente. Pero el riesgo intrínseco va aceptado.
Pero en el caso de Henry Surtees es insultante, patético y produce una incredulidad malsana. La manera en que su rival toca el muro es casi inocua. Se desprende su alerón y la rueda, que sin saberlo iba a ser homicida tres segundos después, trasera izquierda.
No llego a entender como con ese impacto la rueda se desprende. Y lo peor es que aunque intente achacarlo a otra fatalidad, necesito un trailer de 18 ejes ya para tanta mala suerte junta, y así engañarme, poco después la misma rueda, esta vez del coche del propio Surtees, se desprende con la misma facilidad que se desprenden la de los cochecitos de Tente.
Lo siento, ya no me hace falta camión para guardar dichas fatalidades. Me hace falta una flota de camiones para llevar mi indignación.
¿POR QUÉ F2?
Jonathan Palmer es un ex-piloto de F1 que pasó por Williams, vaya, RAM, Zakspeed y Tyrrell. Tomó la salida en 83 GP y su mejor resultado fue un 4º puesto con Tyrrell en Australia. Ganó el británico de F3 en 1981 y el campeonato de F2, vaya, en 1983.
Es el responsable de la Fórmula Palmer que ha quedado más como un campeonato de aficionados que otra cosa. Muy buen amigo de Mosley le sedujo para que hiciera renacer la extinta F2. Sus lazos con Williams y la situación política de la F1 hicieron el resto. Los problemas de Williams se solucionarían en gran parte construyendo los monoplazas.
Hasta aquí nada raro. Mosley vio en la recuperación de la F2 un ariete a clavar en el costado de Ecclestone. Y es que hay guarradas que no se olvidan, como que te vendan un avión que no puede volar.
Pero cuando Max Mosley se descolgó con las cifras que costaría hacer una temporada en la F2 nadie, absolutamente nadie de los dueños de equipo con los que he hablado, les cuadraban las cuentas.
Pero el campeonato comienza. Ya en Brno volaron ruedas. Y no pasó nada. ¿Quizá fueron toques-accidentes más fuertes que el de Brands Hatch?, es posible.
El caso es que tenemos al instigador, Palmer. Al promotor, el adulado nazi Presidente de la FIA que no ve el momento de clavársela a Ecclestone. Como ejecutores aparecen los pobrecitos de Williams necesitados de una pesebrada. Y todo se oficializa con una Comisión Técnica que sólo puede estar formada por borrachos, coaccionados o clones de imbéciles ante tanta ineptitud demostrada.
LA BANDERA
La bandera de la FIA siempre ha sido la Seguridad. No voy a discutir sus logros porque ahí están. Pero como está pasando con la Federación, todo está podrido y afecta a todos y cada uno de sus estamentos.
Todas las categorías de monoplazas deben llevar cables que impidan que las ruedas se desprendan. Volvemos a lo de las tolerancias y lo inesperado. Bien. Lógico.
¿Qué pruebas de resistencia han hecho? A la vista no creo que más allá de darle dos patadas a cada rueda. Por tanto la Comisión tiene gran parte de la responsabilidad en este caso.
Max Mosley también por sobrepasar todos los límites para hacer la categoría barata.
Patrick Head también. Un tipo como él no puede pemitir según qué especificaciones en el monoplaza. Su experiencia le debería haber llevado a exigir otro tipos de cables. Pero claro, serían mucho más caros.
Por último Jonathan Palmer como Director Ejecutivo. Debió pasar la noche en el cuartelillo como mínimo y como le pasa a cualquier Director de Carrera cuando pasa algo muy gordo en cualquier prueba automovilísticaimportante o no. Parece mentira que no vele por sus cachorros.
En la siguiente foto se aprecia un cable que lo que parece es una cuerda de tender la ropa. Algún experto a la vista de las imágenes del domingo duda mucho de que los coches llevaran los cables en las ruedas traseras.
El cable parece ser eso pelado. Es en Brno. Lo dicho, una cuerda de tender ropa.
Pero aquí con estar todos devastados, sentirlo mucho y hacer tributos a la familia está todo solucionado.
Pues no. No puede ser así. Y alguien con fuerza debería tomar cartas en el asunto.
Estamos dispuestos como siempre a aceptar los riesgos de nuestro deporte, pero no estamos dispuestos a aceptar las inconsciencias, las chulerías, las sinvergonzonerías y la mala praxis.
Head ha sido un inconsciente, Mosley un chulo, Palmer un sinverguenza y la Comisión no ha hecho lo que debía.
Tan simple como eso. Por un automovilismo lógico, si absurdeces como la del domingo, estos tíos tienen que pagar por lo que han hecho, por acción u omisión. Pero de momento todo el mundo ha escondido su cabeza como si fueran jodidas avestruces. Otros por muchísimo menos están en la cárcel.