Tras lo sucedido en las últimas, 15, vueltas del GP de China hay que ser bien nacidos y ser agradecidos.
Gracias a la FIA por colaborar en el robo de las últimas 15 vueltas del GP de China. Gracias por ayudarnos a terminar de dormirnos.
Gracias, muchas gracias.
Gracias, muchas gracias.
Quince vueltas. Las que se tiró Kimi Raikkonen esperando que la tortuga que fue ayer Felipe Massa le cogiera. Quince vueltas intentando disimular, haciendo el paripé. ¿Para qué?, para nada. Para robarnos quince vueltas.
No es culpa de Ferrari. Es de la FIA y su reglamentación absurda. Si las órdenes de equipo no estuvieran prohibidas, eso de poner puertas al campo no funciona, no nos habrían robado quince vueltas ayer.
Porque Kimi Raikkonen podría haber seguido intentando presionar a Hamilton hasta que quedaran dos vueltas. En ese momento se podría haber parado y haber dejado pasar a Massa y aquí paz y después gloria. Es un deporte de equipo y como tal debe ser tratado.
Pero no. Las mentes caducas y depravadas que gobiernan el mundo del automovil están más preocupados de bajos vicios que del deporte. Los aficionados que pagaron una entrada no se merecieron que los robaran quince vueltas. Los que estuvieron pegados al televisor tampoco. Nadie se mecere que le roben quince vueltas. Ni que la FIA no tenga ni puñetera idea de por donde se anda. Ladrones.