BLOQUEAR

Hay momentos claves en la vida que cambian muchas cosas. En el deporte, detalles que condicionan un partido, una carrera, una temporada entera.
Si hay un deporte en el que la especialización es extrema, es el Fútbol Américano. El rol de cada posición está muy delimitado y muy bien definido, no como hace la FIA con sus normas, y sólo en jugadas de engaño se cambia dicho rol.
Este fin de semana se jugaban las finales de conferencia del Fútbol Americano en Estados Unidos. En una de ellas llegó uno de esos detalles que lo cambian todo.
Green Bay Packers había hecho un trabajo ímprobo para parar a los Seattle Seahawks en casa de estos. Uno de los feúdos más complicados de la liga y en el que se homenajea al jugador número 12, el público.
La defensa de Green Bay consiguió hitos tremendos, como que Ray Wilson – Quaterback de Seattle – lanzara intercepciones después de haber completado más de 90 pases sin que eso ocurriera.
Por supuesto que la jugada que marca una temporada no se habría producido si los Packers hubieran conseguido más renta de los errores forzados en Seattle. Y por supuesto, si Seattle no hubiera tenido una fe inquebrantable tampoco habría podido remontar como lo hizo. Pero tras un partido muy difícil, de desastre en desastre, un FG -Field Goal-, que sólo le habría porporcionado 3 puntos y que no habría sido suficiente para la remontada, fue convertido en los 6 puntos de un TD para el recuerdo. Una jugada de engaño. Pero tampoco es esta la jugada decisiva. Porque todo se basa en algo más sencillo.
¡BLOQUEA!
La siguiente jugada, un intento de conversión de 2 puntos, fue surrealista. Una jugada de ataque muy bien rota por la defensa, pero faltaba cazar al Quarterback. Y Wilson no se dejó cazar. Es más fintó, se movió y lanzó un globo eterno que fue a caer a las manos de un bloqueador que sólo tuvo que dar un paso y anotar esos 2 puntos.
Y llega el momento decisivo, la jugada que marca una temporada. Para intentar recuperar el balón de nuevo, Seattle intenta un Onside Kick. Algo así como jugársela a montar a ruedas intermedias cuando parece que va a llover antes que lo haga e intentar coger a todos por sorpresa.
En el Onside Kick se lanza un balón loco a corta distancia, con la esperanza de que esa ‘locura’ que lleva el balón te permita recuperarlo si no se recibe correctamente por parte del otro equipo.
En Green Bay montaron la formación al uso. Todo correcto. Delante los tipos grandes, bloqueadores, defendiendo y protegiendo a los receptores que están detrás. Así estos pueden estar más tranquilos con esa protección a la hora de coger el balón y si hay algún problema, esa barrera delantera les da tiempo para rectificar. Como cuando tienes un buen compañero de equipo que te ayuda en una carrera. No como en Ferrari.
Pero a veces el ansia, o vaya usted a saber qué, juega malas pasadas.
Su número, el 86. Su nombre, Brandon Bostik. Brando y Bostik, lamentablemente, deben ser el nombre y apelliado más maldito en Green Bay en las últimas horas. randon vio venir el balón, casi frontalmente. No es un receptor acostumbrado a lidiar con las recepciones. Debía de haber agachado la cabeza y arrasar a cualquiera de los jugadores de Seahawks que llegara a su zona. Detrás tenía a Jordy Nelson. Nelson se prepara para recibir el balón. Sólo tenía que cogerla, dejarse caer al suelo y parar la jugada. Green Bay tenía el partido ganado. Tan sencillo como eso. Bostik tenía que bloquear, Nelson recibir. A la final y quién sabe.
Pero mientras ese balón se acercaba a Bostik, este decidió cogerlo él mismo. Preparó los brazos pero calculó mal. El balón se coló entre ellos y rebotó saliendo despedido franco hacia los atacantes de Seattle que llegaban como lobos al lugar de caída.
Pudo haber fallado Seattle en la prórroga y pudo haber ganado Green Bay, sin duda. Pero lo que estaba claro es que si hubiera bloqueado, ese balón era de Green Bay y con él, el partido.
El enfado de su entrenador era épico. Se había escapado llegar a la Superbowl, el significado de la existencia de un equipo de Fútbol Americano. Y todo por no hacer lo que tenía que hacer. Bloquear.

Hay momentos claves en la vida que cambian muchas cosas. En el deporte, detalles que condicionan un partido, una carrera, una temporada entera.

Si hay un deporte en el que la especialización es extrema, es el Fútbol Américano. El rol de cada posición está muy delimitado y muy bien definido, no como hace la FIA con sus normas, y sólo en jugadas de engaño se cambia dicho rol.

Este fin de semana se jugaban las finales de conferencia de este deporte en Estados Unidos. En una de ellas llegó uno de esos detalles que lo cambian todo.

Green Bay Packers había hecho un trabajo ímprobo para parar a los Seattle Seahawks en casa de estos. Uno de los feudos más complicados de la liga y en el que se homenajea al jugador número 12, el público.

La defensa de Green Bay consiguió hitos tremendos, como que Ray Russell Wilson – Quaterback de Seattle – lanzara intercepciones después de haber completado más de 90 pases sin que eso ocurriera anteriormente.

Por supuesto que la jugada que marca una temporada no se habría producido si los Packers hubieran conseguido más renta de los errores forzados en Seattle. Y por supuesto, si Seattle no hubiera tenido una fe inquebrantable tampoco habría podido remontar como lo hizo. Pero tras un partido muy difícil, de desastre en desastre, un FG -Field Goal-, que sólo le habría proporcionado 3 puntos y que no habría sido suficiente para la remontada, fue convertido en los 6 puntos de un TD para el recuerdo. Una jugada de engaño. Pero tampoco es esta la jugada decisiva. Porque todo se basa en algo más sencillo.

¡BLOQUEA!

La siguiente jugada, un intento de conversión de 2 puntos, fue surrealista. Una jugada muy bien rota por la defensa, pero faltaba cazar al Quarterback. Y Wilson no se dejó cazar. Es más, fintó, se movió y lanzó un globo eterno que fue a caer a las manos de un bloqueador que sólo tuvo que dar un paso y anotar esos 2 puntos.

jugada de engaño

globo eterno de Wilson

Y llegó el momento decisivo, la jugada que marca una temporada. Para intentar recuperar el balón de nuevo, Seattle intenta un Onside Kick. Algo así como jugársela a montar a ruedas intermedias cuando parece que va a llover antes que lo haga, e intentar coger a todos por sorpresa y ganar mucho tiempo.

En el Onside Kick se lanza un balón loco a corta distancia, con la esperanza de que esa ‘locura’ que lleva el balón te permita recuperarlo si no se recibe correctamente por parte del otro equipo.

En Green Bay montaron la formación al uso. Todo correcto. Delante los tipos grandes, bloqueadores, defendiendo y protegiendo a los receptores que están detrás. Así estos pueden estar más tranquilos con esa protección a la hora de coger el balón y, si hay algún problema, esa barrera delantera les da tiempo para rectificar. Como cuando tienes un buen compañero de equipo que te ayuda en una carrera. No como en Ferrari, por ejemplo.

Pero a veces el ansia, o vaya usted a saber qué, juega malas pasadas.

Su número, el 86. Su nombre, Brandon Bostik. Brandon y Bostik, lamentablemente, deben ser el nombre y apellido más maldito en la zona de Green Bay en las últimas horas. Brandon vio venir el balón, casi frontalmente. No es un receptor, aunque sí le lleguen algunos balonesk acostumbrado a lidiar con todo tipo de balones. Su recepción tipo es un balón lanzado hacia él mientras corre, con lo que la recepción es suave, a juego con la carrera. Debía de haber agachado la cabeza y arrasar a cualquiera de los jugadores de Seahawks que iban a llegar a su zona. Detrás tenía a Jordy Nelson. Nelson se preparaba para recibir el balón. Sólo tenía que cogerlo, dejarse caer al suelo y parar la jugada. Green Bay tenía el partido ganado, sólo debía dejar consumir el tiempo. Tan sencillo como eso. Bostik bloquea, Nelson recibe. A la final y ¿quién sabe?

Pero mientras ese balón se acercaba a Bostik, éste decidió cogerlo él mismo. Quizá pensó que sus guantes tenían el pegamento que fabrica una empresa con su apellido. Preparó los brazos pero calculó mal. El balón se coló entre ellos y rebotó saliendo despedido franco hacia los atacantes de Seattle que llegaban como lobos al lugar de caída. Matthews se colocó el manto de la gloria de la recuperación.

Bostik no bloquea y Seattle recupera

Pudo haber fallado Seattle en la prórroga y pudo haber ganado Green Bay, sin duda. Pero lo que estaba claro es que si hubiera bloqueado, ese balón era para su equipo y el partido para ellos. .

El enfado de su entrenador era épico. Se había escapado llegar a la Superbowl, el significado de la existencia de un equipo de Fútbol Americano. Y todo por no hacer lo que tenía que hacer. Bloquear.

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2 Responses to “BLOQUEAR”

  1. Charly dice:

    Sí, era ahora o nunca. Y la ejecutaron con una sangre fría acojonante.

  2. De todas formas para mi la clave del partido fue la jugada de engaño al inicio de la segunda parte. Ahí Green Bay empezó a tener miedo a ganar el partido y Seatlle la conciencia de que iba a remontar.