JONAH TALI LOMU

SIN IGUAL
Nos dejó Jonah Lomu, el inolvidable 11 de los All Blacks, a los 40 años. El hombre que puso al rugby en órbita y precipitó su profesionalismo.
Si Kirwan o Campese le empezaron a dar otra dimensión al puesto de ala de la línea de tres cuartos, Lomu la redefinió. La tiró abajo y la inventó de nuevo. Como tiró abajo a Mike Catt. Pero eso lo contamos luego. Con su rocoso cuerpo, propulsado por unos muslos asombrosos, que le permitían un juego de pies único y le proporcionaban una potencia descomunal, potencia que además transformaba en una velocidad imparables, Lomu arrasó. Ponerse en su camino sólo podía hacerse por la verguenza torera de cada jugador, profesional no porque no lo eran, o por la locura irracional de la vaca del chiste frente al tren. Chufla, chufla, que como no te apartes tu.
Mike Catt fue de los primeros, o al menos de los más importantes, que sintió lo que le ocurre a un bisonte frente a un tren. El medio de apertura de los All Blacks del 1995, Graeme Bachop, abrió desde una melé espontanea el oval a su izquierda. Fue un mal movimiento a 40 metros de la línea de marca inglesa. Lomu volvió sobre su posición para recuperar el balón, se quitó a Rob Andrew bajando su brazo derecho minimizando el contacto. Aceleró para evitar el placaje de Carling y… quedaba Mike Catt. Éste se puso en medio de la trayectoria del tren. Flexionó sus piernas y echó el cuerpo hacia adelante para placar y derribar a Lomu. El impacto fue brutal. Catt salió rebotado y cayó hacia atrás. Lomu pasó por encima de él literalmente y ensayó. Era su cuarto del partido para terminar de destrozar a los ingleses.
Eran las semifinales de un mundial con una trascendencia, cobertura e importancia incalculables. Se disputaba en Sudafrica, la post-apartheid. Buscando regenerarse ante el mundo. Y con el propio mundo ansioso por comprobar el cambio.
PROFESINALISMO
Aquello exhibición tuvo una repercusión planetaria. Jonah Lomu pasó a ser una estrella mundial. Como en el caso de Cassius Clay, Alí, Lomu trascendió a su deporte.
Antes de eso arrasó en su instituto. Los ojeadores de los Dallas Cowboys le hicieron una oferta cuando jugaba en el Sevens de Nueva Zelanda. Pero un compañero le pidió que jugara un último partido más. A raiz de eso le elegieron para jugar un partido entre las selecciones Norte y Sur de Nueva Zelanda. Trabajaba en un banco y allí recibió la llamada de los All Blacks antes de una gira por Sudáfrica y allí se hizo eterno.
Los Cowboys volvieron al asalto tras el mundial de 1995. Pero Lomu ya era el rugby. Se sacó un juego para la Playstation e, indirectamente, propició la llegada del profesionalismo al sacrosanto deporte amateur por excelencia.
En plena ‘Super League War’ (la lucha por el control del rugby en las antípodas) Rupert Murdoch vió la exhibición de Lomu en el mundial de Sudáfrica. Uno se hace importante con visión de futuro. Y Murdoch comprendió que Lomu debía ser una piedra angular para su proyecto. El rugby se precipitó al profesionalismo cuando el acuerdo se cerró en 700 millones de dólares con la Super Rugby. La presencia de Lomu en los Auckland Blues sería capital para el acuerdo.
ENFERMEDAD
A finales de 1996 se le diagnosticó un grave problema renal. Sus presencias se vieron muy reducidas. En el mundial de 1999 anotó 8 ensayos, que sumados a los 7 de 1995 le dejaron en la lista de records el primero con 15. Pero si Sudáfrica le privó del título en 1995, Francia lo haría en la semifinal de 1999.
Siguió brillando pero a finales de 2002 su enfermedad fue a peor y necesitó un trasplante de riñón. Volvió en 2005, previo permiso de la agencia antidoping mundial porque uno de los medicamentos contra el rechazo  estaba en la lista de sustancias prohibidas, pero las lesiones, hombro y el tobillo en 2006, le llevaron a retirarse en 2007. Ese mismo año ingresó en el Salón de la Fama y jugó varios partidos benéficos.
La mañana del pasado día 18 nos dejaba el más grande jugador que el rugby ha dado. Y aún así, todavía resuena el mensaje de un aficionado tras aquel ensayo mítico ante Inglaterra en 1995: “Recuerden que el rugby es un deporte de equipo. Los 14 jugadores no hacen otra cosa que pasar el oval a Jonah”
Lomu cambio la faz del rugby. Nunca perdió la cabeza y se mantuvo como una pieza más del engranaje del equipo en el que jugaba. No necesitaba de la ‘haka’ para intimidar a sus rivales. Un atleta, jugador, una persona sin igual que traspasó todas las fronteras.

SIN IGUAL

Nos dejó Jonah Lomu, el inolvidable 11 de los All Blacks, a los 40 años. El hombre que puso al rugby en órbita y precipitó su profesionalismo.

Si Kirwan o Campese le empezaron a dar otra dimensión al puesto de ala de la línea de tres cuartos, Jonah Lomu la redefinió. La tiró abajo y la inventó de nuevo. Como tiró abajo a Mike Catt. Pero eso lo contamos luego. Con su rocoso cuerpo, propulsado por unos muslos asombrosos, que le permitían un juego de pies único y le proporcionaban una potencia descomunal, potencia que además transformaba en una velocidad imparables, Lomu arrasó. Ponerse en su camino sólo podía hacerse por la verguenza torera de cada jugador, profesional no porque no lo eran, o por la locura irracional de la vaca del chiste frente al tren. Chufla, chufla, que como no te apartes tu.

Los mejores ensayos de Lomu

Mike Catt fue de los primeros, o al menos de los más importantes, que sintió lo que le ocurre a un bisonte frente a un tren. El medio de apertura de los All Blacks del 1995, Graeme Bachop, abrió desde una melé espontanea el oval a su izquierda. Fue un mal movimiento a 40 metros de la línea de marca inglesa. Lomu volvió sobre su posición para recuperar el balón, se quitó a Rob Andrew bajando su brazo derecho minimizando el contacto. Aceleró para evitar el placaje de Carling y… quedaba el zaguero inglés Mike Catt. Éste se puso en medio de la trayectoria del tren. Flexionó sus piernas y echó el cuerpo hacia adelante para placar y derribar a Lomu. El impacto fue brutal. Catt salió rebotado y cayó hacia atrás. Lomu pasó por encima de él literalmente y ensayó. Era su cuarto del partido para terminar de destrozar a los ingleses.

Eran las semifinales de un mundial con una trascendencia, cobertura e importancia incalculables. Se disputaba en Sudafrica, la post-apartheid. Buscando regenerarse ante el mundo. Y con el propio mundo ansioso por comprobar el cambio.

PROFESIONALISMO

Aquello exhibición tuvo una repercusión planetaria. Jonah Lomu pasó a ser una estrella mundial. Como en el caso de Cassius Clay, Alí, Lomu trascendió a su deporte.

Antes de eso arrasó en su instituto. Los ojeadores de los Dallas Cowboys le hicieron una oferta cuando jugaba en el Sevens de Nueva Zelanda. Pero un compañero le pidió que jugara un último partido más. A raiz de eso le elegieron para jugar un partido entre las selecciones Norte y Sur de Nueva Zelanda. Trabajaba en un banco y allí recibió la llamada de los All Blacks antes de una gira por Sudáfrica y allí se hizo eterno.

Los Cowboys volvieron al asalto tras el mundial de 1995. Pero Lomu ya era el rugby. Se sacó un juego para la Playstation e, indirectamente, propició la llegada del profesionalismo al sacrosanto deporte amateur por excelencia.

En plena ‘Super League War’ (la lucha por el control del rugby en las antípodas) Rupert Murdoch vió la exhibición de Lomu en el mundial de Sudáfrica. Uno se hace importante con visión de futuro. Y Murdoch comprendió que Lomu debía ser una piedra angular para su proyecto. El rugby se precipitó al profesionalismo cuando el acuerdo se cerró en 700 millones de dólares con la Super Rugby. La presencia de Lomu en los Auckland Blues sería capital para el acuerdo.

ENFERMEDAD

A finales de 1996 se le diagnosticó un grave problema renal. Sus presencias se vieron muy reducidas. En el mundial de 1999 anotó 8 ensayos, que sumados a los 7 de 1995 le dejaron en la lista de records el primero con 15. Pero si Sudáfrica le privó del título en 1995, Francia lo haría en la semifinal de 1999.

Siguió brillando pero a finales de 2002 su enfermedad fue a peor y necesitó un trasplante de riñón. Volvió en 2005, previo permiso de la agencia antidoping mundial porque uno de los medicamentos contra el rechazo  estaba en la lista de sustancias prohibidas, pero las lesiones, hombro y el tobillo en 2006, le llevaron a retirarse en 2007. Ese mismo año ingresó en el Salón de la Fama y jugó varios partidos benéficos.

La mañana del pasado día 18 nos dejaba el más grande jugador que el rugby ha dado. Y aún así, todavía resuena el mensaje de un aficionado tras aquel ensayo mítico ante Inglaterra en 1995: “Recuerden que el rugby es un deporte de equipo. Los 14 jugadores no hacen otra cosa que pasar el oval a Jonah”

Lomu cambio la faz del rugby. Nunca perdió la cabeza y se mantuvo como una pieza más del engranaje del equipo en el que jugaba. No necesitaba de la ‘haka’ para intimidar a sus rivales. Su lucha contra su enfermedad también fue inspiradora para muchos.  Un atleta, jugador, una persona sin igual que traspasó todas las fronteras.

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4 Responses to “JONAH TALI LOMU”

  1. Charly dice:

    a vosotros :) :_(

  2. eduardo dice:

    Sublime.
    Todavía me cuesta cerrar la boca viéndolo en acción.
    Gracias Charly

  3. Charly dice:

    :) gracias

  4. cies dice:

    Homenaje merecido, gracias Charly.