Fue un final un poco decepcionante. Cualquier carrera que acaba bajo bandera amarilla, no digamos roja, siempre tiene un punto de amargura. De lo que pudo ser y no fue. De lo que nos perdimos. Claro que la dulzura que, aún hoy, saboreamos tras la actuación de Alonso la hizo más que llevadera. Esto es un somero desmenuce de su antológica actuación.
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HISTORIA DE TRES REMONTADAS
Domingo, Febrero 3rd, 2019RALLYE DE SUECIA 2016
Lunes, Febrero 15th, 2016VISIÓN DE FUTURO
A Ogier le falló la visión de futuro al comentar antes del rallye que no entendía que estaban haciendo allí. Sin embargo sí tuvo esa visión para anticipar estratégicamente la prueba. Pasó de cometer una torpeza a la excelencia.
Los tramos del sábado tenían nieve fresca, recién caída. El blanco elemento había llegado para completar la ingente obra que había tenido que realizar la organización en los días previos. La anulación de la prueba estuvo muy cerca. Se recortó el recorrido. Anulando tramos y pasadas. Se arreglaron aquellos tras los reconocimientos y cuando llegó el frío, se pasó con camiones cisterna que echaron agua para que se formara lo verdaderamente importante para poder correr en Suecia. La capa de hielo de la base.
Los tramos del sábado, con sólo uno repitiéndose, debían marcar el rallye y ser casi decisivos, una vez que para el domingo quedaban sólo los 16 km. de la Power Stage. En el primer tramo Ogier salía a por todas. Sabía de su desventaja al abrir pista y necesitaba perder lo mínimo posible. Si sus perseguidores, cinco en un pañuelo, le recortaban un buen puñado de tiempo, tendrían alas para superarle en el tramo siguiente. Pero incomprensiblemente, sus rivales salieron dormidos al tramo y Ogier sentenció allí el rallye. Quizá con Latvala y Meeke fuera de los puntos por problemas, el finlandés sufrió la rotura de un palier y el escocés vio como otra piedra le abría la dirección, fuera más fácil para el de VW jugarse el todo por el todo. El caso es que Ogier pasó de tener un colchón de entre 26 y 42 segundos a disfrutar de entre 32 y 50. Y con un rival menos. Sordo.
DESVENTURA
No es un rallye que le haya dado demasiadas alegrías a Dani Sordo. Dani era capaz de estar ahí arriba aguantando pero siempre ocurría algo. Un pequeño error, problemas con el coche. Las circunstancias le habían hecho enredarse en una lucha por el segundo escalón con otros 4 rivales. Quizá la conducción tan agresiva de Ogier le perjudicó indirectamente. El francés mordió todas las cunetas y quizá metió piedras en la trazada. En especial en una zona en la que no pudo evitar el cántabro golpear una de ellas y que le costó dejarse un minuto en la general. Finalmente acabó en 6ª posición igualando su mejor resultado aquí.
LA ESPERANZA BLANCA
Hayden Paddon fue quién emergió del grupo de perseguidores, formado por Mikkelsen, Ostberg, Tanak, Sordo y el propio neozelandés, para dar a Hyundai su segundo podio del año y postularse como una de las realidades más atractivas del mundial. Salvó la cara de la marca coreana que, aparte de la desgracia de Sordo, perdió a Neuville ya el viernes por un problema de transmisión.
DESASTRE
Si en Montecarlo era un error suyo, en Suecia la desgracia se cebaba con Latvala. La rotura de un palier ya en el primer tramo le dejaba fuera de cualquier lucha y fuera de los diez primeros. Resultado: 0 puntos y a 56 de Ogier. Hércules lo tuvo más fácil con sus trabajos.
Kriss Meeke de nuevo se quedó fuera por una piedra. Esta vez estaba justo en el borde interior de una curva, de nuevo a derechas, y el escocés tuvo la mala suerte de que al golpearla se abrió la dirección de su DS3.
Si unimos que Mikkelsen no estuvo fino, aunque sí con suerte porque su incidente le pudo costar más caro, y que Ostberg completó un rallye muy bueno pero sin poder plantar cara a Paddon, la situación del mundial es crítica. Así que mejor nos olvidaremos de que Ogier ha ganado las tres últimas ediciones del rallye mexicano.
Lo bordó Ogier que no tuvo sensibilidad con la organización. Pero sí con la afición brindando tramos antológicos y ganando por tercera vez la prueba sueca. Le faltó visión de futuro al francés, que no se dio cuenta de que estaba en el país nórdico para sentenciar el mundial 2016.
VISIÓN DE FUTURO
A Ogier le falló la visión de futuro al comentar antes del rallye que no entendía que estaban haciendo allí. Sin embargo sí tuvo esa visión para anticipar estratégicamente la prueba. Pasó de cometer una torpeza a la excelencia.
JONAH TALI LOMU
Viernes, Noviembre 20th, 2015SIN IGUAL
Nos dejó Jonah Lomu, el inolvidable 11 de los All Blacks, a los 40 años. El hombre que puso al rugby en órbita y precipitó su profesionalismo.
Si Kirwan o Campese le empezaron a dar otra dimensión al puesto de ala de la línea de tres cuartos, Lomu la redefinió. La tiró abajo y la inventó de nuevo. Como tiró abajo a Mike Catt. Pero eso lo contamos luego. Con su rocoso cuerpo, propulsado por unos muslos asombrosos, que le permitían un juego de pies único y le proporcionaban una potencia descomunal, potencia que además transformaba en una velocidad imparables, Lomu arrasó. Ponerse en su camino sólo podía hacerse por la verguenza torera de cada jugador, profesional no porque no lo eran, o por la locura irracional de la vaca del chiste frente al tren. Chufla, chufla, que como no te apartes tu.
Mike Catt fue de los primeros, o al menos de los más importantes, que sintió lo que le ocurre a un bisonte frente a un tren. El medio de apertura de los All Blacks del 1995, Graeme Bachop, abrió desde una melé espontanea el oval a su izquierda. Fue un mal movimiento a 40 metros de la línea de marca inglesa. Lomu volvió sobre su posición para recuperar el balón, se quitó a Rob Andrew bajando su brazo derecho minimizando el contacto. Aceleró para evitar el placaje de Carling y… quedaba Mike Catt. Éste se puso en medio de la trayectoria del tren. Flexionó sus piernas y echó el cuerpo hacia adelante para placar y derribar a Lomu. El impacto fue brutal. Catt salió rebotado y cayó hacia atrás. Lomu pasó por encima de él literalmente y ensayó. Era su cuarto del partido para terminar de destrozar a los ingleses.
Eran las semifinales de un mundial con una trascendencia, cobertura e importancia incalculables. Se disputaba en Sudafrica, la post-apartheid. Buscando regenerarse ante el mundo. Y con el propio mundo ansioso por comprobar el cambio.
PROFESINALISMO
Aquello exhibición tuvo una repercusión planetaria. Jonah Lomu pasó a ser una estrella mundial. Como en el caso de Cassius Clay, Alí, Lomu trascendió a su deporte.
Antes de eso arrasó en su instituto. Los ojeadores de los Dallas Cowboys le hicieron una oferta cuando jugaba en el Sevens de Nueva Zelanda. Pero un compañero le pidió que jugara un último partido más. A raiz de eso le elegieron para jugar un partido entre las selecciones Norte y Sur de Nueva Zelanda. Trabajaba en un banco y allí recibió la llamada de los All Blacks antes de una gira por Sudáfrica y allí se hizo eterno.
Los Cowboys volvieron al asalto tras el mundial de 1995. Pero Lomu ya era el rugby. Se sacó un juego para la Playstation e, indirectamente, propició la llegada del profesionalismo al sacrosanto deporte amateur por excelencia.
En plena ‘Super League War’ (la lucha por el control del rugby en las antípodas) Rupert Murdoch vió la exhibición de Lomu en el mundial de Sudáfrica. Uno se hace importante con visión de futuro. Y Murdoch comprendió que Lomu debía ser una piedra angular para su proyecto. El rugby se precipitó al profesionalismo cuando el acuerdo se cerró en 700 millones de dólares con la Super Rugby. La presencia de Lomu en los Auckland Blues sería capital para el acuerdo.
ENFERMEDAD
A finales de 1996 se le diagnosticó un grave problema renal. Sus presencias se vieron muy reducidas. En el mundial de 1999 anotó 8 ensayos, que sumados a los 7 de 1995 le dejaron en la lista de records el primero con 15. Pero si Sudáfrica le privó del título en 1995, Francia lo haría en la semifinal de 1999.
Siguió brillando pero a finales de 2002 su enfermedad fue a peor y necesitó un trasplante de riñón. Volvió en 2005, previo permiso de la agencia antidoping mundial porque uno de los medicamentos contra el rechazo estaba en la lista de sustancias prohibidas, pero las lesiones, hombro y el tobillo en 2006, le llevaron a retirarse en 2007. Ese mismo año ingresó en el Salón de la Fama y jugó varios partidos benéficos.
La mañana del pasado día 18 nos dejaba el más grande jugador que el rugby ha dado. Y aún así, todavía resuena el mensaje de un aficionado tras aquel ensayo mítico ante Inglaterra en 1995: “Recuerden que el rugby es un deporte de equipo. Los 14 jugadores no hacen otra cosa que pasar el oval a Jonah”
Lomu cambio la faz del rugby. Nunca perdió la cabeza y se mantuvo como una pieza más del engranaje del equipo en el que jugaba. No necesitaba de la ‘haka’ para intimidar a sus rivales. Un atleta, jugador, una persona sin igual que traspasó todas las fronteras.
SIN IGUAL
Nos dejó Jonah Lomu, el inolvidable 11 de los All Blacks, a los 40 años. El hombre que puso al rugby en órbita y precipitó su profesionalismo.