Que la FIA está intentando conducir el tema de la reducción de costes, está claro. Es muy loable el papel activo que ha tomado. El cómo y de qué manera lo está haciendo deja bien a las claras su incapacidad y sus aires dictatoriales. Cosa que tampoco extraña estando quien está al frente. Y algo que va unido. No es raro que quien no puede imponer sus ideas lo intente hacer por la fuerza.El propio mundo está plagado de ejemplos en tiempos pasados y actuales.
En un momento en el que hay que discutir pero dando muestras de unidad. Algo que han hecho los equipos, algo increíble, con la FOTA y enviando dos representantes a la reunión de la semana pasada. La FIA se pasa de vueltas y sólo acepta sus propuestas como las válidas. Encima adelanta el plazo que tiene la FOTA para presentar sus propuestas al 7 de noviembre con lo que la deja poco margen de maniobra. Todo ello trufado con el desplazamiento a Brasil. Una postura de fuerza inaceptable del envalentonado Señor de las Prostitutas. El feo que le hicieron los equipos al envíar dos representantes le ha debido herir el orgullo tanto como la fusta con la que le gusta que le flagelen. Y se está tomando cumplida revancha. ¿No aceptas mis propuestas? Pues me llevo mi Scatergories.
Y ahora en que el entendimiento y el diálogo es vital para encontrar acuerdos y transmitir confianza, la FIA vuelve a insistir en la inmunda excrecencia de los motores estándar. Ya comentamos aquí que varios equipos habían mostrado ’sotto vocce’ su oposición a la medida. Algo que es un torpedo a la misma línea de flotación de la F1. Aquella insistencia parecía que había parado tras la reunión entre FIA y FOTA.
Pero no. La FIA tiene que seguir apretando y cuando la atención y el esfuerzo debería de estar centrado, tanto por la FIA como por los equipos de la FOTA, en buscar las mejores soluciones posibles, no. Todos pendientes de los rumores sobre el abandono de Toyota y la amenaza clara de Ferrari de dejar la F1.
Y mientras el Señor de las Prostitutas sigue intentando con su anillo manejarlos a todos, imponer sus infalibles teorías y terminar de destruir el automovilismo. algo que está haciendo a conciencia.
La única esperanza es que siga siendo la maniobra habitual de presión del máximo organismo. Pero ya se están pasando. No estaría mal que se encontraran con una revolución en sus narices y con un sonoro corte de mangas. O con un sonora fustigada en el culo.