Uno ya no sabe a que carta quedarse con Renault. Quisiera, ¡ojalá! , pensar que Bob Bell tiene razón. “Fernando estuvo fantástico durante todo el fin de semana (se refiere a Canadá). El coche parece comportarse bien en la mayoría de los circuitos y eso me hace reiterarme en que tenemos una plataforma sólida para el resto de la temporada”. Sin negar que la mejora presentada en Barcelona no ha dado resultados, bien por problemas mecánicos o bien por errores de los pilotos, parece que no es suficiente para lo que necesitan Renault y Alonso. Cierto que las tres marcas punteras parecen igualadas, al menos en el conjunto de los circuitos, y que es virtualmente imposible acercarse. Pero aunque parezca difícil que sigan cometiendo errores Ferrari y McLaren, no es descartable que éstos sigan llegando. Entonces será imperativo estar ahí para recoger las migas o las barras de pan que dejen. Pero mucho me temo que nos venden humo. Desde Bell a Briatore y desde Goshn a Symonds. No hay dinero, se cierra la fábrica de motores -justificado sí por la normas de la F1- y la sensación que da el coche es de ser un mazacote sin perfilar lo más mínimo. Tendremos, no obstante, esperanza. Por algo es lo último que se pierde.