OPORTUNIDAD PERDIDA

El Consejo de la FIA se reunió recientemente con una apretada agenda y con varias decisiones importantes sobre las que decidir en la mesa. Entre otras las que afectaban a la fisonomía de los monoplazas en años venideros.

La FIA ha dejado claro en estos últimos años que siempre tiene buenas intenciones. Intenta contentar a todo el mundo. Se le llena la boca con la afición y sus preferencias. Con que hay que mejorar los adelantamientos. Pero al final, todo queda en agua de borrajas y nos deja, a los aficionados, con un palmo de narices.

La decisión de mantener la actual anchura de los coches y negar la entrada a los neumáticos slick es una bofetada monumental al sentido común.

Ampliar la anchura habría dado lugar a dos cosas principalmente. Una es que se habría trasladado gran parte del apoyo del coche a la parte mecánica desde la aerodinámica. Se habrían ahorrado gran parte de la factura anual de cada equipo y la conducción sería mucho más importante.

Los neumáticos slick habrían acentuado esta característica pero parece que en aras de la seguridad no son muy recomendables.

Sí se ha abolido el control de tracción. Hay opiniones muy encontradas sobre si eso va a mejorar la competición. La mayoría opina que no. Creo que pueden abrir un poquito la brecha entre unos pilotos y otros pero lo será mínimamente.

El control de tracción es una derrota que admitió la FIA al no poder controlarlo. Ahora, con la introducción de las centralitas únicas, lo prohiben. Pírrica victoria y una gran oportunidad perdida de, al menos, intentar cambiar la cara de la F1 para mejor. Inmovilismo, como siempre.

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