A DISTANCIA

Siendo inevitables las comparaciones con Loeb, Ogier, no sólo empieza a aguantarlas per sé, si no que está tomando la delantera en algunas. Su victoria en el 1.000 Lagos, así lo atestigua. Y nos deja aromas conocidos del piloto de Citroen.
Hacía mucho tiempo que no vivíamos un rallye tan igualado. Varios de los tramos de la primera etapa acabaron con el liderato de la prueba repartido. Las diferencias en los tramos entre los mejores eran mínimas. Ogier, Neuville y Ostberg e Hirvonen. Codo con codo. Salto a salto, curva de lado a curva de lado. El primero que se caía era Latvala. Quizá sería más justo para el cuarteto decir que no estuvo. Una piedra, otra, le dejó fuera de combate. Eso sí, para luego lucirse en ese sinsentido que es el super-rallye y dejar claro, manda huevos, que habría sido ese quinto que nunca es malo en una lucha espectacular.
CITROEN
El siguiente en descolgarse era Mikko Hirvonen. La lluvia le cayó a él más que al resto y perdió un tiempo irrecuperable. Lo intentó en la gran etapa del viernes.
Grande ésta en su primer bucle. Demoledora para el rallye en su segundo, pero gloriosa para Ogier. En el primer tramo de esa segunda pasada, el jefe de filas de VW avisaba ganando la especial con la mayor diferencia hasta ese momento de la competición. Neuville no había podido seguir el ritmo por la mañana y no tenía respuesta. Ostberg sí, pero llegó hasta dónde le permitió su Ford. Ogier machacaba sin piedad y se dejaba el trámite del sábado por delante. Por sí había dudas de su estado de forma, y el de su VW, ganó en la mítica Ouninpohja.
Citroen ha sido la marca del mundial estos años. Su hundimiento es significativo. No porque haya llegado VW y le esté pasando por encima. Marca nueva que ha probado hasta la extenuación y con una preparación envidiable, es lógico que llegue fuerte. Pero Citroen, que ha tenido a Ford (M-Sport) al borde colapso, está ahora absolutamente fuera de tono. Y no queda otra conclusión que achacar gran parte del problema, si no todo, a los pilotos.
Sí, Hirvonen aquí dio la talla por momentos. Pero no es suficiente. Tras perder tiempo fue incapaz de recuperarlo. Cierto que es difícil al ritmo que se va. Pero eres un finlandés en Finlandia y hay un piloto que está haciendo tus tiempos. Un piloto que lleva parado mucho tiempo y sin subirse a un WRC desde vaya usted a recordar cuando.
Que el mejor piloto de Citroen haya sido Meeke dice mucho. Y eso sin rematar teniendo que abandonar por accidente con la meta a la vista. De ahí que el desastre para la marca de los chevrones sea de niveles catastróficos. Y luego está Sordo.
CONFIANZA
Nunca pensé que lo que dijo Sordo a principio de temporada viniera a cazarle con tanta claridad. Aquello de: “Este año o gano un rallye o me retiro”
No vamos a repasar su temporada. Ahí está con muchísimas más sombras que luces. Con problemas a veces con un equipo que no deja de ser privado y tiene sus limitaciones. Pero después de lo que llevamos de temporada, lo mínimo que se esperaría es que vayas a más. La actuación de Sordo en Finlandia no tiene nada que envidiar a la que habitualmente hacen los Al Qassimi de la vida. La diferencia es que ellos pagan su fiesta, y la de algún otro, y Dani cobra por ir a esa fiesta.
Siempre me ha parecido mal que esos pilotos estén en un asiento ‘oficial’. Cerrando puertas a jóvenes pilotos, o no tan jóvenes, que se dejan la piel.
Puedes tener un mal día y un mal rallye. Pero de del: “Suero o Champagne”, dicho de cara a Alemania, no vale. Hay que ser honesto con uno mismo. Hay que sacar los cojones hoy. No hay que decir que los sacaré mañana. ¿Hay mejor sitio para el cara-cruz suero-champagne que el 1.000 Lagos? Si miramos y le preguntamos a Meeke, está claro que no. Y sin preguntar al escocés, también. Meeke, Neuville, Ostberg, Nikara, todos han dejado claras cosas. Sordo, lamentablemente, también.
Por eso, fiar todo a Alemania me deja una sensación de piloto pequeño. De piloto especialista y poco más. Es una pena escuchar unas notas que no han evolucionado. Que son distintas si vas en un Mini o en un Citroen. Lástima. Quizá lo habíamos perdido hace tiempo. Pero ahora ya se confirma.
La paradoja es que una quinta posición, vista la oposición, habría sido lo normal para el cántabro.
NEUVILLE
Sin duda, Meeke a parte, el belga es la estrella del rallye. Con la segunda plaza perdida siguió poniendo presión a Ostberg. Hasta que éste se encontró una piedra en el tramo y tuvo que irse por fuera perdiendo un tiempo precioso. Otra enorme actuación de Thierry Neuville y de Mads Ostberg que siguen sacando de las catacumbas a Malcolm Wilson y cavando más hondo la fosa de Citroen.
FINLANDESES
Día de luto nacional el sábado. Luto que durará un año. Al menos hasta que un piloto local vuelva a estar en el podio. Sólo había ocurrido una vez en la historia, 2003 (Martin-McRae-Burns) Aunque no sin razón, y conociendo de primera mano como son los rallyes estonios, Markko Martin bien podría ser tomado como uno de ellos. Por cierto, un podio maldito aquel.
Pero tienen los finlandeses razones para estar esperanzados. Jarkko Nikara, con un Mini de desguaces Prodrive, le sacó los colores a más de uno. Y Jari Ketomaa ganó en WRC2.
OGIER
Cuarto piloto no nórdico que gana el 1.000 Lagos. Sainz, Auriol, Loeb y ahora él. Pero primero que logra ganar en la misma temporada Suecia y éste fuera de ese círculo de privilegiados de Blomquist, Mikkola, Alen, Makinen y Gronholm. Ha ganado antes que Loeb en Finlandia. Ha hecho un doblete que su máximo rival no había conseguido. Pero sí ganó con la misma maestría que su gran rival.
Puede que estemos ante dos pilotos que van a ganar más grandeza sin enfrentarse directamente. Como antaño lograran los Sainz, Kankkunen, Auriol, McRae etcétera. Sin casi luchar cara a cara, Loeb pondrá su historia y grandeza y Ogier su maestría y ambición. Un cara a cara a distancia.
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