Publicado en el número 97 de Grand Prix International
Esta vez no hubo lluvia para añadir picante a una carrera que llevaba camino de ser anodina pero sí un Safety. Es difícil discernir si la demostración sin paliativos de Hamilton ha sido gracias a su equipo o si ha ganado a pesar de su equipo. Gracias a lo que ha sido un error garrafal, bastante habitual en McLaren por otra parte, el británico ha vuelto a firmar una actuación antológica. Que de otra manera habría quedado como una victoria más normal. Independientemente de, que su coche sea el mejor de largo de la parrilla, que Kovalainen esté rendido a sus pies y que Massa no sepa jugar a ser líder.
La gangrena de Ferrari empieza a extenderse y ya se sabe que sólo hay una solución en estos casos, la amputación. Es lamentable ver el estado de forma de principio de temporada y como están ahora. Cómo tenían todo para haber dominado a placer y ahora tienen que jugar a coger a McLaren con dos pilotos que no valen para ello. Uno porque nunca ha sido su labor y tampoco da la talla, otro porque no quiere meterse en esos berenjenales. En el equipo del ‘ganamos todos y perdemos todos’, algunos ya empiezan a levantar la voz y a hacer la guerra por su cuenta. Qué cosas.
Es paradójico que el primer podio de Renault lo haya conseguido Piquet. Pasaba por allí y ha aprovechado su oportunidad. Creo que ha estado muy blando con Hamilton que le ha intimidado. Aunque estoy de acuerdo que no era su guerra, tampoco debió dar tantas facilidades para rendir el liderato.
Aunque viendo como iba el Renault es muy posible que poco más haya podido hacer. Y es que este árbol que es el podio de Piquet, enhorabuena Nelsinho, no debe quitarnos la visión del bosque que no es otra que el lamentable estado del monoplaza de Renault. Un coche que cuando le cargas sólo vale para ir de paseo. Porque junta los tres níes. Ni corre, ni frena, ni tracciona.