1976 (VII) VENGANZA

La ira de McLaren y James Hunt llegó a la gira americana en su más alta cota. Lo ocurrido en el GP de Italia y las decisiones del tribunal de apelación de la FIA terminaron de sacar de quicio a los británicos.

Así fue hasta Japón la temporada

La campaña de Ferrari ante la FIA dio sus frutos. Cierto es que la apelación sobre el resultado del GP británico parecía más que lógica y justa, reglamento en mano. Pero tras lo ocurrido en la anterior con el GP de España, se podía esperar cualquier cosa. En el equipo italiano no se dejó nada al azar y presentaron incluso a Lauda que declaró ante el tribunal sin esconder demasiado las terribles secuelas de su accidente en el Nurburgring.
La FIA aceptó la reclamación de Ferrari y le quitó la victoria a James Hunt y McLaren. La situación del mundial se quedó en 17 puntos de diferencia para Lauda, 64 a 47.

Mosport Park iba a albergar la antepenúltima batalla por un mundial que de nuevo parecía en manos de Lauda. Hunt, totalmente rabioso, arrasó y se hizo con la pole. El británico declaró estar asqueado por todo lo sucedido, pero también que no iba a rendirse. En McLaren habían decidido centrarse en el M23 porque el M26 se estaba mostrando como un monoplaza muy difícil de reglar. Lauda fue 6º.
Ferrari pudo haber cometido un error estratégico en esta recta final. Decidió firmar con Michelin para 1976. Eso hizo que Goodyear se centrara en McLaren para desarrollar sus gomas. Algo que podía desequilibrar la balanza.
Ferrari se encontró con otros dos problemas en Canadá. Uno ya estaba detectado y tenía difícil solución. El accidente y convalecencia de Lauda les había privado de horas de desarrollo del monoplaza. Regazzoni no era tan bueno como el austriaco. La otra les ocurrió en las verificaciones. Con el ambiente enrarecido tras Monza y la vista de la apelación, los comisarios canadienses decidieron que la posición de los radiadores de aceite del cambio de los Ferrari era ilegal. Llevaban en esa posición más de un año. Los italianos tuvieron que trabajar a destajo para cambiarlos y perdieron un tiempo precioso de preparación.

Ronnie Peterson se colocó en primera línea junto al de McLaren manteniendo la forma con su March tras ganar en Monza. Brambilla se colocaba tercero con los omnipresnetes Seis Ruedas, que desde Suecia amagaban pero no daban, en cuarta plaza.


Peterson le ganaba la salida a Hunt, nada raro. Brambilla perdía posiciones rapidamente y en el primer giro ya pasaba en quinto lugar.
Hunt dejó que Peterson se desfondara tras maltratar sus gomas y le pasaba en la novena vuelta. El sueco cayó en poco tiempo hasta la sexta posición detrás de Lauda. Un Lauda que empezó a sufrir problemas de estabilidad en su coche, se rompió una pieza de la suspensión trasera, y cedió hasta la octava. Hunt y Depailler se enzarzaron en un duelo glorioso. El francés pareció el más rápido pero Hunt mantuvo la sangre fría y a raya al del Seis Ruedas. Depailler sufrió un incidente que le pudo costar muy caro cerca del final. El manómetro de la presión de la gasolina estallaba, lanzándole a la cara un chorro de gasolina que estuvo a punto de ahogarle. El francés logró pasar la línea de meta desmayándose por los vapores poco después. Un 0 para el austriaco y 9 puntos para Hunt. 64 a 56.

Una semana después Watkins Glen esperaba a la F1 con más de 100.000 personas ansiosas por ver el duelo Hunt-Lauda. Sin embargo el principal rival del británico, absolutamente en racha, fue de nuevo el Seis Ruedas. Si en Canadá fue Depailler, en el Glen sería Scheckter quién le puso muy difícil las cosas. Dos décimas en la parrilla y Lauda de nuevo atrás, quinto. Ferrari seguía pagando los problemas con los neumáticos y la falta de desarrollo, agravada por la lluvia del viernes.
La extraordinaria forma de James Hunt seguía sin aparecer en las salidas. Scheckter le birlaba la primera plaza mientras por detrás no había cambios significativos entre los primeros.
La lucha entre el de Tyrrell y el de McLaren fue de los mejor del año. El sudafricano nunca tuvo más de dos segundos de ventaja. Hunt acechaba sin descanso y esperó su oportunidad que llegó en la vuelta 37 por, ¡cómo no!, un doblado. Scheckter se vio frenado a la entrada de la chicane y Hunt le pasaba a la salida de la misma. Cuatro vueltas después y en las mismas circunstancias, doblado, chicane, Scheckter se la devolvía a Hunt. A falta de quince vueltas, las gomas traseras del Tyrrell empezaron a avisar de que no les quedaba mucho. El Seis Ruedas sobreviraba en casi todas las curvas y Hunt esperó dos vueltas para pasar a la cabeza de la prueba y ganar por segundo GP consecutivo.
Peor las pasó Lauda. Tras ponerse tercero rápidamente al adelantar a Peterson y Brambilla, comprobó que no podía seguir el ritmo del duo de cabeza. El austriaco adoptó un ritmo adecuado y rodó en tierra de nadie muchas vueltas. Pero sus gomas no aguantaron y al final sufrió muchos problemas de manejo. Jochen Mass se le acercó y dio caza. Lauda tuvo que sacar todo su repertorio para cruzar la meta con cinco centésimas sobre el de McLaren. Lauda 68, Hunt 65. Hunt desatado y con su monoplaza a punto. Lauda cansado y con el Ferrari sin afinar del todo. En 15 días todo estaría decidido.

1976 (VIII) VALENTÍA

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