RALLYE DE AUSTRALIA

EL OGRO

Sebastien Ogier, ‘El Ogro’, recogió el testigo de otro Sebastien, Loeb, en el WRC. Si aquel fue ‘El Canibal’, otra fiera corrupia le ha cogido el relevo.

Tres títulos consecutivos. Una superioridad indudable. Un título ganado con insultante suficiencia. Poco más se le puede pedir a un piloto que ha vuelto a manejar una prueba del mundial a su antojo.

Ni el orden de salida en las etapas. Ni el polvo. Ni sus rivales. Nadie ha podido con el francés. Ha vencido en siete de los diez rallyes disputados hasta ahora. De los tres que se le escaparon, Argentina, Portugal y Finlandia, uno fue por avería, el sudamericano, y en los otros dos el sentido común le aconsejó no meterse en cuítas con un Latvala desatado.

Después de México, tres victorias consecutivas, cualquier oposición desde dentro de VW estaba practicamente finiquitada. Todos los esfuerzos de Latvala por empezar bien se fueron al garete, y con ellos la posibilidad de disputar el título.

La victoria en Finlandia abría cierta rendija a la esperanza que se cerró en Alemania y ha quedado asegurada con cuatro vueltas en la cerradura de la misma tras Australia.

A PLACER

De nuevo Ogier jugó a no perder demasiado y aguantar lo más cerca posible de la cabeza del rallye en la primera etapa. Mientras se mantenía por debajo del radar y de las escaramuzas que Sordo, Paddon, Latvala y Meeke se traían en los puestos de cabeza. En la segunda jornada sacó la cabeza en el segundo bucle y puso su objetivo en Latvala. De nuevo como en Alemania era un mano a mano. Y ahí se mostró de nuevo imbatible. Latvala no pudo con el francés que le fue desangrando tramo a tramo. Diferencias pequeñas, sí. Pero diferencias al fin y al cabo que siempre caían del lado de Ogier.

MEEKE

Tiene que ser duro, muy duro. Kris Meeke completó un rallye maravilloso. Pero sólo le permitió ser tercero. Siempre estuvo ahí. Acosando a Sordo cuando el español se puso primero en los compases iniciales. Pero en ese segundo bucle del sábado, los VW se le echaron encima y no pudo mantener su pequeña ventaja en el tramo nocturno, más duro por el polvo en suspensión que te hacía sentir, en palabras de Mikkelsen: ‘Como si pilotaras contra una pared continuamente’.

Una vez que las posiciones de salida en la última etapa se igualan, la superioridad de los VW sale a flote completamente y el resto de los mortales no pueden aguantar el empuje. Su gran mérito es mantener el pulso hasta el final de la segunda jornada. Aunque sea, eso sí, contando con la desventaja de los VW al abrir pista.

HYUNDAI

En la marca coreana cada día es una jaula de grillos distinta. No porque el ambiente sea malo, si no porque, creo, se toman decisiones absurdas. No permitir a dos pilotos luchar por la séptima plaza parece ridículo. Primero muestra muy poca confianza en ambos. Segundo, creo que le hace pupa a la marca. Es cierto que las cosas en VW están bastante decididas hace tiempo. Pero dejan a Ogier y a Latvala luchar entre ellos. Para gozo y disfrute de los aficionados,. Sin embargo por parte del equipo coreano llega ese mensaje de no pelear. Y además entre dos hombres que quizá se están jugando un asiento para el año que viene. Sordo empezó de manera inmejorable liderando el rallye. Hasta que caló el coche en una horquill y ahí se descoenctó. Problemas de frenos en la primera pasada por el ‘mazinger’ del rallye le privaron de cualquier opción. Neuville por su parte estuvo más que gris. Aunque fue de menos a más, se vio favorecido por los problemas del cántabro para recuperarle tiempo y batirle en última instancia.

Evans, y van…, volvió a tener un rallye más que discreto con algún destello que no termina de brillar por falta de regularidad. Paddon fue el mejor Hyundai y pareció que podría luchar por el podio pero al final no pudo ser.

Imparable. Incontestable. Sebastien Ogier ha superado todos los obstáculos que le han puesto para sumar su tercer entorchado. Como un ogro.

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