JUGAR EN CASA
Los finlandeses, otrora los reyes de los rallyes, sufren una crisis de pilotos punteros galopante. Pero aunque sólo uno de ellos tenga opción de ganar en casa, es el favorito sin duda alguna.
Todas las esperanzas del país, que hizo nacer los tramos de velocidad en los rallyes, recaían sobre Jari Matti Latvala. No en vano está al volante de una de las bestias más perfectas y dominadoras de la historia de la competición.
La prueba fue cosa de tres, en mayor o menor medida. Ogier, Latvala y Meeke, con algún detalle de otros pilotos. Los tres se batieron a muerte en los tramos entre los miles de Lagos y nos dejaron una prueba espectacular.
Meeke plantó cara a los VW. Lo cual tiene un mérito tremendo se mire por donde se mire. Es el hombre del rallye. Kris había recibido una especie de ultimátum por parte de Citroen debido a sus últimos accidentes. Eso no amilanó al escocés, que se lanzó a por todas aún a sabiendas que su montura no está al nivel del Polo.
ETAPÓN
Los organizadores habían diseñado una etapa el viernes durísima para los estándares actuales. Cuatro tramos, con el mítico Ouninpohja, con sólo un cambio de gomas entre ambos bucles. Una animalada, dicen, en estos días pero que intenta, bienvenido sea, preservar el carácter de la prueba. Aparte de las quejas habituales, muy lamentables vengan de donde vengan, nos enfrentábamos a una etapa decisiva.
Probablemente los responsables de la prueba pensaron que ese súper viernes podía hacer mella en los todopoderosos VW. Pero no. Son los mejores también en fiabilidad. Y terminaron sufriendo los rigores de la misma otros. Lo mejor es que nos dejó un duelo a la décima espectacular.
OUNINPOHJA
Meeke intentaba seguir el ritmo de los VW. Pero recibía 10 segundos de penalización, se retraso intentando solucionar el problema menor que le retrasaría. Otro que se dejó ver pero también se vio retrasado fue Tanak, en su caso por una salida de pista.
El duelo estaba en todo lo alto. Ogier contra Latvala. El orgullo finlandés contra el ogro francés. Sólo faltaba que el campeonato hubiera estado en un mano a mano para hablar de una batalla legendaria en los saltos y entre los miles de lagos fineses.
El primer bucle fue para el francés. Sin grandes ventajas pero manteniendo a Latvala a raya. Incluso, echando sal a la herida, batiendo el récord del mítico Ouninpohja.
El contraataque de Jari Matti fue imparable para Ogier. El francés se quedó sin respuesta. Sobre todo después del recital de Latvala en la segunda pasada por la joya de la corona finlandesa. Allí Latvala reponía el honor nórdico rebajando el récord de Ogier en 5,4 segundos. Los finlandeses volvían a casa contentos, pero el francés no se iba a quedar con los brazos cruzados.
RETIRADA
El sábado por la mañana la prueba se apretó. Para desayunar, Ogier se puso a tiro de recuperar el liderato. Latvala no se inmutó y restableció el orden. En los tramos de la tarde Ogier se retiró. Si un finlandés está inspirado en casa, mejor no rascar demasiado.
Al menos Ogier se retiró de manera honrosa. Después de haber planteado una lucha muy dura a su rival y haciendo grande la victoria y la lucha.
Como hizo Meeke que siguió a por todas buscando dar sustos a los VW. Algo romántico y trasnochado Meeke. Quizá debió vigilar y ajustar su ritmo al de Ostberg, algo renacido aquí. Pero no. Siguió con todo y su honestidad en los tramos no se vio recompensada. Pero sin duda, su lucha contra los titanes de VW no pasó desapercibida para nadie. Igual que Tanak o Kubica.
Incluso Paddon mostró un arrojo encomiable. Le comió la tostada a sus dos compañeros de equipo. Tanto Neuville como Sordo hicieron mutis por el foro y no entraron en la lucha en ningún momento. Más allá de problemas, con el coche y con ellos mismos, está la vergüenza torera. Desde luego demostraron que poca o muy poca tienen. Hasta el limitadísimo Evans, incluso con el coche tocado, les ganaba en los tramos. Bastante lamentable. Y no vale lo de acabar por los puntos. Sordo, de paseo, se salió. Peor imposible.
Latvala era el último vencedor finlandés del Mil Lagos. Corría el 2010 cuando ganó por primera vez. Luego llegó la invasión francesa de Loeb y Ogier. Recuperó el trono el año pasado y lo ha defendido en 2015. Los finlandeses, no obstante, no duermen tranquilos. Aunque hayan mantenido su rallye y el récord de Ouninpohja, no hay relevo claro en el horizonte.
Eso sí, les queda Jari Matti. Sin presión por el campeonato y absolutamente endiablado entre salto y salto, se elevó de nuevo en el Mil Lagos y apunta a cierta resurrección. Si es capaz de seguir ganando en asfalto nos esperan batallas alucinantes con Ogier. Eso sí, ya no jugará en casa.
JUGAR EN CASA
Los finlandeses, otrora los reyes de los rallyes, sufren una crisis de pilotos punteros galopante. Pero aunque sólo uno de ellos tenga opción de ganar en casa, es el favorito sin duda alguna.
Todas las esperanzas del país, que hizo nacer los tramos de velocidad en los rallyes, recaían sobre Jari Matti Latvala. No en vano está al volante de una de las bestias más perfectas y dominadoras de la historia de la competición.
La prueba fue cosa de tres, en mayor o menor medida. Ogier, Latvala y Meeke, con algún detalle de otros pilotos. Los tres se batieron a muerte en los tramos entre los miles de Lagos y nos dejaron una prueba espectacular.
Meeke plantó cara a los VW. Lo cual tiene un mérito tremendo se mire por donde se mire. Es el hombre del rallye. Kris había recibido una especie de ultimátum por parte de Citroen debido a sus últimos accidentes. Eso no amilanó al escocés, que se lanzó a por todas aún a sabiendas que su montura no está al nivel del Polo.
ETAPÓN
Los organizadores habían diseñado una etapa el viernes durísima para los estándares actuales. Cuatro tramos, con el mítico Ouninpohja, con sólo un cambio de gomas entre ambos bucles. Una animalada, dicen, en estos días pero que intenta, bienvenido sea, preservar el carácter de la prueba. Aparte de las quejas habituales, muy lamentables vengan de donde vengan, nos enfrentábamos a una etapa decisiva.
Probablemente los responsables de la prueba pensaron que ese súper viernes podía hacer mella en los todopoderosos VW. Pero no. Son los mejores también en fiabilidad. Y terminaron sufriendo los rigores de la misma otros. Lo mejor es que nos dejó un duelo a la décima espectacular.
OUNINPOHJA
Meeke intentaba seguir el ritmo de los VW. Pero recibía 10 segundos de penalización, se retraso intentando solucionar el problema menor que le retrasaría. Otro que se dejó ver pero también se vio retrasado fue Tanak, en su caso por una salida de pista.
El duelo estaba en todo lo alto. Ogier contra Latvala. El orgullo finlandés contra el ogro francés. Sólo faltaba que el campeonato hubiera estado en un mano a mano para hablar de una batalla legendaria en los saltos y entre los miles de lagos fineses.
El primer bucle fue para el francés. Sin grandes ventajas pero manteniendo a Latvala a raya. Incluso, echando sal a la herida, batiendo el récord del mítico Ouninpohja.
El contraataque de Jari Matti fue imparable para Ogier. El francés se quedó sin respuesta. Sobre todo después del recital de Latvala en la segunda pasada por la joya de la corona finlandesa. Allí Latvala reponía el honor nórdico rebajando el récord de Ogier en 5,4 segundos. Los finlandeses volvían a casa contentos, pero el francés no se iba a quedar con los brazos cruzados.
RETIRADA
El sábado por la mañana la prueba se apretó. Para desayunar, Ogier se puso a tiro de recuperar el liderato. Latvala no se inmutó y restableció el orden. En los tramos de la tarde Ogier se retiró. Si un finlandés está inspirado en casa, mejor no rascar demasiado.
Al menos Ogier se retiró de manera honrosa. Después de haber planteado una lucha muy dura a su rival y haciendo grande la victoria y la lucha.
Como hizo Meeke que siguió a por todas buscando dar sustos a los VW. Algo romántico y trasnochado Meeke. Quizá debió vigilar y ajustar su ritmo al de Ostberg, algo renacido aquí. Pero no. Siguió con todo y su honestidad en los tramos no se vio recompensada. Pero sin duda, su lucha contra los titanes de VW no pasó desapercibida para nadie. Igual que Tanak o Kubica.
Incluso Paddon mostró un arrojo encomiable. Le comió la tostada a sus dos compañeros de equipo. Tanto Neuville como Sordo hicieron mutis por el foro y no entraron en la lucha en ningún momento. Más allá de problemas, con el coche y con ellos mismos, está la vergüenza torera. Desde luego demostraron que poca o muy poca tienen. Hasta el limitadísimo Evans, incluso con el coche tocado, les ganaba en los tramos. Bastante lamentable. Y no vale lo de acabar por los puntos. Sordo, de paseo, se salió. Peor imposible.
Latvala era el último vencedor finlandés del Mil Lagos. Corría el 2010 cuando ganó por primera vez. Luego llegó la invasión francesa de Loeb y Ogier. Recuperó el trono el año pasado y lo ha defendido en 2015. Los finlandeses, no obstante, no duermen tranquilos. Aunque hayan mantenido su rallye y el récord de Ouninpohja, no hay relevo claro en el horizonte.
Eso sí, les queda Jari Matti. Sin presión por el campeonato y absolutamente endiablado entre salto y salto, se elevó de nuevo en el Mil Lagos y apunta a cierta resurrección. Si es capaz de seguir ganando en asfalto nos esperan batallas alucinantes con Ogier. Eso sí, ya no jugará en casa.