FORD v FERRARI. CAP 6.- TÍTULO AGRIDULCE

En 1961 la F1 cambió las reglas. Pasó a ser una Fórmula para motores de 1,5 litros. Tras la irrupción de Cooper y su motor atrás en las dos últimas temporadas, Ferrari se había quedado atrás. Pero no se paró y se diseñó y construyó el 156.

Con los avances en diseño evolucionando por doquier, en tres años los monoplazas cambiaron radicalmente. La principal característica fue que el motor pasó a estar atrás. Y ello abrió un nuevo mundo de posibilidades. El Ferrari 156 era oda al avance tecnológico, avance que le dio una ventaja tremenda. El diseño del coche le dejaba con un centro de gravedad bajísimo y montaba unos frenos de disco ingleses que mejoraban lo existente por mucho, y el motor de 6 cilindros alcanzaba muchas revoluciones. El título iba a ser una lucha entre sus pilotos. Entre ellos Von Trips, el único que quedaba en activo y con vida de los del 57, Phill Hill, Richie Ginther, Olivier Gendebien, Willy Mairese más Ricardo Rodriguez y Giancarlo Baghetti.


Con tantos aspirantes a ganar los GP, más Stirling Moss y su talento enfrente con un Lotus, lo importante era no fallar. La lucha entre Von Trips y Hill fue tremenda. En tres ocasiones compartieron el doblete en un GP. Lo que más le gustaba al Commendatore estaba servido. Un mano a mano de sus coches.
Phil Hill por su parte dominaba en Resistencia ganando Sebring y Le Mans. En la clásica francesa eran tres victorias en 4 años para Ferrari y el estadounidense sumaba su 2º entorchado en La Sarthe. Sus triunfos y la lucha con Von Trips por el título de la F1, centraron la atención de Estados Unidos en el norteamericano que apareció en las portadas de Squire, Los Angeles Times o Newsweek. En ésta última había una frase de Enzo Ferrari destacada: “Claro que me preocupo por mis pilotos. Cada vez que choco las manos con ellos y les doy un coche me pregunto ¿Los volveré a ver?”.


La atención mundial se centró en Monza a primeros de septiembre. El sábado Enzo Ferrari apareció por el circuito. Se iría por la noche pero no sin antes reprender a Phil Hill por las quejas del americano: “Quizá deberías pisar más el acelerador”. Hill estaba sufriendo de los nervios y la ansiedad pre-carrera y discutía con los mecánicos sobre su parabrisas y su mal diseño. En cuanto Ferrari le escuchó criticar a su creación se lo espetó.
Phil Hill vivió una de sus peores crisis pre-carrera ese 10 de septiembre de 1961. Como siempre en el último momento con su casco puesto se echó un caldero de agua fría por el cuello. Era algo que le relajaba y prefería salir a la carrera con el mono empapado. El ambiente de Monza era una olla a presión. Decenas de miles abarrotaban el circuito para ver coronarse a un piloto Ferrari como Campeón del Mundo.


Phil tenía enfrente a Wolfgang Von Trips, más conocido como Von Crash. El teutón no era un gran amante de Monza, había sufrido un par de accidentes muy fuertes, pero se había hecho con la pole. En su despacho Enzo Ferrari se dispuso a ver la carrera por televisión. La bandera italiana cayó y Phil Hill logró una gran salida desde su segunda línea en la parrilla. Detrás Von Trips y Jim Clark luchando por la segunda posición y por coger el rebufo del norteamericano. En el óvalo rodaron pegadísimos. La segunda vuelta fue igual. El día anterior Von Trips tomaba un café a última hora de la tarde con el periodista Robert Daley y hablaba sobre la muerte: “Puede ocurrir mañana. Así son las cosas en las carreras. Nunca sabes”.
Llegando a la Parabólica Phil Hill redujo para tomar el complicado viraje. Entonces era una curva que requería de una frenada importante, con los discos fríos, y que se negociaba desde la 2ª velocidad controlando la aceleración del coche. Von Trips circulaba cerca del lado izquierdo de la pista pero dejando algo de espacio con el límite de la pista. Por ahí se metió Clark. Cuando Von Trips se abrió un poco para la frenada y coger la trazada ideal desde el exterior, se tocaron. El Ferrari se fue hacia el lado izquierdo, tocando el guardarail y chocando contra el talud que hizo que el coche empezara a dar vueltas en el aire golpeando las vallas donde se abarrotaban los espectadores. Von Trips salía despedido y aterrizaba al otro lado de la pista sin vida. Mientras el destrozado Ferrari se quedaba cruzado en la pista. De repente entre el polvo y el humo un comisario apareció con la bandera amarilla. Afortunadamente no ocurrió nada más ya que los pilotos que venían detrás pudieron evitar los destrozos. La carrera continuó como continuó Le Mans en 1955. Por la misma razón. Haber parado la carrera habría provocado un éxodo en masa del público colapsando las carreteras e impidiendo la atención a los heridos.

Phil Hill sabía que había pasado algo grave e intuía quién podía estar implicado. Pero al igual que sufría en los momentos pre-carrera, durante la misma nada le distraía. Tras cruzar la meta y llegar a boxes, después de la vuelta de honor, se bajó mientras Carlo Chiti le esperaba. El Diréctor Técnico le golpeó en el hombro a modo de felicitación pero se encontró con la pregunta de Phil: ¿Trips?¿Está muerto? Chiti sólo le dijo: “Déjate de historias que te esperan para la entrega de premios”.
El estadounidense se levantó al día siguiente como campeón del mundo pero con un compañero menos. Al bajar al hall del hotel se lo encontró lleno de gente que no quitaba la vista de la única televisión que había. En ella se repetía una y otra vez el accidente del día anterior. Von Trips siendo evacuado en camilla, el polvo. Pero al escuchar el titular se le heló la sangre: “El Conde Wolfgang Von Trips y 14 espectadores más muertos en Monza”. Robert Daley estaba horrorizado. Tras entrevistar para el New York Times a Von Trips la tarde del sábado vio a su amigo Hill y fue a hablar con él: ¿Te vas a retirar después de esto? Phil Hill mantuvo la calma, la presencia de ánimo y el fatalismo que supone jugarse la vida: “No lo sé, no lo he pensado. A pesar de todo, todos morimos. ¿No es bueno que Von Trips muriera haciendo algo que amaba, sin sufrir, sin aviso? ¿No crees que Trips preferiría estar muerto a no poder correr?
Robert Daley repreguntó sin soltar a su presa: ¿Qué vas a hacer Phil?. “Cuándo no quiera tanto a las carreras, mi propia vida me merecerá más la pena y tendré menos propensión a arriesgarla”.


En Maranello Ferrari sabía lo que le esperaba. Cuando empezó a recibir las noticias con las cifras de fallecidos se enclaustró. La justicia italiana había empezado ese mismo domingo por la tarde con la investigación del accidente. Il Comendattore ni siquiera fue al gran funeral por Von Trips al que sí acudió su esposa. El mejor año en dominio de Ferrari de la historia había acabado en una descomunal tragedia. Ferrari sabía lo que podía esperar fuera de las vallas de Maranello. Pero nunca pudo imaginar lo que ocurriría de puertas para adentro.

CAP 1.- ENZO FERRARI, EL COMENDATTORE

CAP 2.- HENRY FORD II, THE DEUCE

CAP 3.- LA CUESTIÓN COMERCIAL

CAP 4.- LA MALDICIÓN

CAP 5.- PASOS ADELANTE

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