23 de julio de 2005
Vaya por delante que no soy amigo de las órdenes de equipo sin ton ni son. Pero a las alturas de temporada que estamos, es lógico que Renault y Fisichella por un lado, y Mclaren y Montoya por otro, se plieguen a las necesidades de sus pilotos número 1. No exculpo a Montoya y su trompo, una demostración más de que el colombiano ha perdido casi todo su crédito. Juan Pablo ganará más o menos carreras, pero nunca un título de F1, algo que vio claro Frank Williams. Aparte de esto, parece increíble que, con los medios de hoy en día, no se le haya avisado de que llevaba una buena vuelta y de que fuera conservador en el último parcial. Así, Mclaren ha perdido la posibilidad de una primera línea para sus dos coches. Ha perdido la opción del doblete y recuperar, en el peor de los casos, 4 puntos a Alonso. Y ha perdido una oportunidad de echarse encima de Renault en el Mundial de Constructores. No hay que pasarse de listo con las órdenes de equipo como Ferrari, pero tampoco tener tan pocas luces.
