INDY 500 2015

ACIERTO
Las 500 Millas de Indianápolis es una de las grandes pruebas del año. Junto a Le Mans y el GP de Mónaco forma la trilogía sagrada de los circuitos.
No importa la polémica, lo sana o enferma o lo que bulla alrededor de la Indy. El mes de mayo en Indiana siempre tiene un atractivo especial. Lo clásico y lo moderno se dan la mano en el mítico óvalo para regalarnos un mes pleno de competición, emoción y espectáculo.
Siempre se puede argumentar que la Indy está en horas bajas, que la nómina de pilotos no es para tirar cohetes, que sólo hay un motor competitivo. Sí, seguramente esos razonamientos son válidos. Juntos y por separado. Pero conviene matizarlos.
SIETE
El mes fue transcurriendo con accidentes fuertes y coches despegando. El miedo a lo que pudiera pasar en la carrera era grande. Las limitaciones impuestas por los organizadores dieron su fruto y en el día de la carrera sólo se habló de competición afortunadamente.
Sí, sólo hay un motor competitivo. El Chevrolet. Honda está teniendo problemas. Pero con dos equpos punteros, Penske y Ganassi con ese motor y siete monoplazas, la lucha por la victoria debería de estar concurrida. En algún momento de la carrera esos siete pilotos lideraron la misma.
MONTOYA
Hechas esas matizaciones, no hay que olvidar que el gran protagonista de la carrera fue Juan Pablo Montoya. Su carrera como piloto venía decayendo. Empezó muy fuerte en la F3 británica donde fue 3º. De ahí saltó a la F3000 en la que quedó subcampeón en 1997 y ganó el título en 1998. Sus números fueron importantes, 4 victorias, 9 podios y 7 poles. Para recordar aquel GP en Pau en el que dobló a todos sus rivales.
Por un acuerdo entre Frank Williams y Chip Ganassi, Juan Pablo marchó a la CART. Se hizo con el título en su primer intento y se convirtió en el piloto más joven en lograrlo. En 2000, con cambio de chasis y motor, fue una temporada de transición para el equipo y Montoya. Pero logró la victoria en Indianápolis.
Sus cinco años y medio en la F1 le encumbraron como uno de los favoritos de los aficionados. Pero sólo pudo lograr dos terceros puestos en el campeonato. Sumó siete victorias pero siempre quedó la sensación de que pudieron ser más e incluso la posibilidad de haber logrado el título en 2003 estuvo cerca.
La NASCAR fue su siguiente destino. Siete años con más sombras que claros y su estrella apagada. A pesar de haber ganado tres veces las 24 Horas de Daytona y haber hecho dos segundos puestos. Por cierto, es el único piloto en haber ganado Indianápolis y Daytona en su primer intento.
RECUPERACIÓN
Se quedó sin asiento con Ganassi y Roger Penske le ofreció volver a la Indy. A su habitat natural. El de los monoplazas. El año pasado fue bueno. acabó en cuarta posición, volvió a la senda de la victoria en Pocono y sumó tres podios más.
En este 2015 llegaba como líder a Indy. Había empezado ganando en San Petersbourg y sumaba dos podios más.
La de 2015 iba a ser su tercera participación en Indianápolis. Una victoria y una quinta plaza adornaban su palmarés. No iba a salir en una buena posición, 15, pero en las 200 vueltas a completar en el óvalo indiano hay tiempo para que pasen muchas cosas.
MAGISTRAL
Como que te veas al fondo de la clasificación nada más empezar porque un rival te ha golpeado. Juan Pablo empezó a remontar pero de nuevo volvió a caer en el abismo de la general al pisar una de las mangueras en boxes. Fue remontando y cuando llegó el momento de la verdad, las últimas 50 vueltas, ya estaba por allí.
Y ahí salió el Montoya que conocemos. El genial, temerario incluso. Cambió sus gomas, ajustó alerones para hacer el coche más rápido pero más inestable y crítico. Sus mecánicos lo bordaron y Juan Pablo aceleró hacia la gloria de la victoria.
Dominó con puño de hierro y guante de seda a su monoplaza que quiso ser malabarista más de una vez. No se inmutó ante la maniobra intimidatoria de Dixon y le pasó de manera demoledora a falta de 4 vueltas para el final de carrera. Esa pasada a DIxon le dio el extra de velocidad para coger y pasar a Power al que dejó clavado. Con aire limpio su reglaje funcionó a la perfección y obligó a Power a un esfuerzo extra. Pero no dejó que aquel le cogiera el rebufo y cruzo la meta para ganar de manera magistral su segunda Indy500. Una de esas victorias que te levantan del asiento.
Como comentó el propio Juan Pablo, Roger Penske le dio la oportunidad y su mayor felicidad era probar que no se habían equivocado. A Montoya hay que quererle como es. Uno de los tipos más rápidos del planeta. Su reglaje era límite. Pero hay que arriesgar para ganar. Y él lo hizo. Un acierto su decisión y un acierto de Penske.
https://www.youtube.com/watch?v=mqMSIHQQ9mo

ACIERTO

Las 500 Millas de Indianápolis es una de las grandes pruebas del año. Junto a Le Mans y el GP de Mónaco forma la trilogía sagrada de los circuitos.

No importa la polémica, lo sana o enferma que esté o lo que bulla alrededor de la Indy. El mes de mayo en Indiana siempre tiene un atractivo especial. Lo clásico y lo moderno se dan la mano en el mítico óvalo para regalarnos un mes pleno de competición, emoción y espectáculo.

Siempre se puede argumentar que la Indy está en horas bajas, que la nómina de pilotos no es para tirar cohetes, que sólo hay un motor competitivo. Sí, seguramente esos razonamientos son válidos. Juntos y por separado. Pero conviene matizarlos.

SIETE

El mes fue transcurriendo con accidentes fuertes y coches despegando. El miedo a lo que pudiera pasar en la carrera era grande. Las limitaciones impuestas por los organizadores dieron su fruto y en el día grande sólo se habló de competición. Afortunadamente.

Sí, sólo hay un motor competitivo. El Chevrolet. Honda está teniendo problemas. Pero con dos equipos punteros, Penske y Ganassi con ese motor y siete monoplazas, la lucha por la victoria debería de estar concurrida. En algún momento de la carrera esos siete pilotos lideraron la misma.

MONTOYA

Hechas esas matizaciones, no hay que olvidar que el gran protagonista de la carrera fue Juan Pablo Montoya. Su carrera como piloto venía decayendo. Empezó muy fuerte en la F3 británica donde fue 3º. De ahí saltó a la F3000 en la que quedó subcampeón en 1997 y ganó el título en 1998. Sus números fueron importantes, 4 victorias, 9 podios y 7 poles. Para recordar aquel GP en Pau en el que dobló a todos sus rivales.

Por un acuerdo entre Frank Williams y Chip Ganassi, Juan Pablo marchó a la CART. Se hizo con el título en su primer intento y se convirtió en el piloto más joven en lograrlo. En 2000, con cambio de chasis y motor, fue una temporada de transición para el equipo y Montoya. Pero logró la victoria en Indianápolis. Entonces en la categoría rival, IRL, tras la escisión de la Indycar.

Sus cinco años y medio en la F1 le encumbraron como uno de los favoritos de los aficionados. Pero sólo pudo lograr dos terceros puestos en el campeonato. Sumó siete victorias pero siempre quedó la sensación de que pudieron ser más e incluso la posibilidad de haber logrado el título en 2003 estuvo cerca.

La NASCAR fue su siguiente destino. Siete años con más sombras que claros y su estrella apagada. A pesar de haber ganado tres veces las 24 Horas de Daytona y haber hecho dos segundos puestos en la categoría de prototipos. Por cierto, es el único piloto en haber ganado Indianápolis y Daytona en su primer intento.

RECUPERACIÓN

Se quedó sin asiento con Chip Ganassi y Roger Penske le ofreció volver a la Indy. A su habitat natural. El de los monoplazas. El año pasado fue bueno, acabó en cuarta posición, volvió a la senda de la victoria en Pocono y sumó tres podios más. En este 2015 llegaba como líder a Indy. Había empezado ganando en San Petersbourg y sumaba dos podios más.

La de 2015 iba a ser su tercera participación en Indianápolis. Una victoria y una quinta plaza adornaban su palmarés. Su posición de salida no era especialmente buena, ni mucho menos, 15, pero en las 200 vueltas a completar en el óvalo indiano hay tiempo para que pasen muchas cosas.

MAGISTRAL

Como que te veas al fondo de la clasificación nada más empezar porque un rival te ha golpeado. Juan Pablo empezó a remontar pero de nuevo volvió a caer en el abismo de la general al pisar una de las mangueras en boxes. Volvió a ir remontando y cuando llegó el momento de la verdad, las últimas 50 vueltas, ya estaba entre el grupo de cabeza.

Y ahí salió el Montoya que conocemos. El genial, el rápido, el temerario incluso. Cambió sus gomas, ajustó alerones para hacer el coche más rápido pero, a la vez y por contra, más inestable y crítico. Sus mecánicos lo bordaron y Juan Pablo aceleró hacia la gloria de la victoria.

Dominó con puño de hierro y guante de seda a su monoplaza que quiso ser malabarista más de una vez. Sólo recordar el trallazo siguiendo a Dixon te deja sin respiración. No se inmutó ante la maniobra intimidatoria de éste y le pasó de manera demoledora a falta de 4 vueltas para el final de carrera. Ese adelantamiento a Dixon le dio el extra de velocidad suficiente para coger y pasar a Power al que dejó clavado. Power, que había liderado un buen puñado de vueltas en solitario, veía como el número 2 se le escapaba. Con aire limpio, el reglaje de Montoya funcionó a la perfección y obligó a Power a un esfuerzo extra. Pero no dejó que aquel le cogiera el rebufo y cruzo la meta para ganar de manera magistral su segunda Indy500. Una de esas victorias que te levantan del asiento.

Como comentó el propio Juan Pablo, Roger Penske le dio la oportunidad de recuperarse y su mayor felicidad era probar que no se habían equivocado al ofrecerle dicha opción. A Montoya hay que quererle como es. Uno de los tipos más rápidos del planeta. Su reglaje era límite. Pero hay que arriesgar para ganar. Y él lo hizo. Un acierto su decisión y un acierto de Penske.

Aquí tenéis las últimas vueltas. Absolutamente emocionante.

INdy 500 2015, últimas vueltas

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3 Responses to “INDY 500 2015”

  1. Charly dice:

    Buenos recuerdos Antonio. Las carreras en óvalo son peculiares y relativamente fáciles de entender, al fin y al cabo son carreras ;)

    Cao, envía el guión a joliuod ;)

  2. Cao Wen Toh dice:

    Esta historia da para un guión de película hollywoodiense. Primer Acto: Un héroe talludito y en horas bajas, en quien confía un mánager bajo las mismas circunstancias, comienza la carrera en mala posición y encima le dan un toque que le relega al último puesto. Segundo Acto: Durante el desarrollo de la carrera remonta hasta las primeras posiciones, pero un incidente en boxes le coloca de nuevo al final del pelotón. Tercer Acto: Todo loco, a la desesperada, y jugandose la vida al hacer unos reglajes suicidas, remonta hasta la cabeza, donde su maxienemigo le hace una maniobra asesina que consigue evitar, y tras obtener la segunda posición se la vuelve a jugar y va a por la primera, que alcanza casi en la última vuelta, para terminar con una victoria agónica por el acoso de su perseguidor. ¿La vida imitando al arte?

  3. Buenas.

    Las estuve viendo por el rabillo del ojo mientras hacía otras cosas, pero esas vueltas finales fueron espectaculares y me alegró mucho ver a Montoya ganar la carrera, es un tipo que siempre me cayó bien, además, su imagen en Indianápolis, creo que fue en el 2006, pero no me acuerdo bien), dejando su coche en la parrilla en plena salida por que no arrancaba, cruzando la pista, meterse en el “muleto”, que entonces si estaban permitidos y saliendo desde el pit lane es de las que no se olvidan ;)

    Se suele renegar mucho de las carreras en los óvalos, pero que es más por desconocimiento, tanto de su funcionamiento como de sus pilotos, que por otra cosa, yo no he visto muchas, pero las pocas que he visto han sido más divertidas de lo que me podía imaginar ;)

    Saludos