ACIERTO
Las 500 Millas de Indianápolis es una de las grandes pruebas del año. Junto a Le Mans y el GP de Mónaco forma la trilogía sagrada de los circuitos.
ACIERTO
Las 500 Millas de Indianápolis es una de las grandes pruebas del año. Junto a Le Mans y el GP de Mónaco forma la trilogía sagrada de los circuitos.
Montoya logró su primera victoria del año en Watkins Glen.
Las vacaciones son cojonudas, faltaría más, pero también tienen su parte mala. Sobre todo para un quemado, como el que subscribe, de las carreras. El sábado uno de mis pilotos favoritos, Marcos Ambrose, ganó la carrera de la Nationwide, la segunda división de la NASCAR, en el mítico Watkins Glen. Ayer lo hacía en la Sprint Cup, otro de mis favoritos, Juan Pablo Montoya. Lo malo es que ambos se jugaron la victoria.
Jim Crandell, o podríamos decir De la Morena, JJ Santos o García en sus días. Verdaderos tiranos y esclavistas de los entrevistados.
Creo que todos recordamos que cualquier deportista que osara hacerles un desplante, desde el punto de vista del plumilla claro, era vilmente vilipendiado y pasaba, y pasa, a la lista negra de los ínclitos.
El Sr. Crandell estaba esperando su turno para entrevistar a Montoya. Juan Pablo había completado una carrera de casi tres horas y llevaba un buen rato, 15 minutos clama Crandell aunque otras fuentes indican algo más, siendo entrevistado y esperando a ser preguntado por la cadena de éste señor. Montoya se hartó de esperar y decidió que ya era suficiente, se levantó y se marchó.
El Sr. Crandell se enojó mucho, le dio publicidad al asunto y echó mano de las malas artes que tienen esa reata de periodistas para atacar a saco contra todo lo que se menea. Que si la popularidad de la NASCAR está cayendo, que si llega menos dinero por culpa de actitudes como la de Montoya. En fin, otro papanatas como los de arriba, verdaderos tiranos bananeros. Entendiendo el enfado del Sr. Crandell, su actitud posterior le delata. Simple pataleta de estrellita. Si tanto cree que la NASCAR pim y la NASCAR pam, que no hable de ella y punto. total, si no tiene popularidad y mil zarandajas más…Pero no, a echar mierda.
Que le pregunten a Butragueño, Martín, González o Delgado por García. A Hierro por De la Morena o a Pedrosa por ese resentido asqueroso de JJ Santos.
Lo dicho una reata infame.
P.D. Todo bien con los hospitales. Gracias a todos.
Juan Pablo Montoya finalizó segundo anoche en Pocono. Un óvalo rutero. Me explico. Es un tri-ovalo pero no al uso. No es la típica ‘D’ superperaltada. Es un triángulo escaleno con las curvas casi planas. Aquí hay que girar el coche como en cualquier otro circuito sólo que siempre es hacia la izquierda. Suele ocurrir que un coche bien reglado abre hueco. Pero las imágenes desde el fondo de cada recta enfocando a la curva anterior de las casi 40 bestias negociándola no tienen precio a pesar de que a veces la emoción por la victoria no existe. O mejor dicho la lucha por la victoria, emoción a 300 y pico siempre hay.
THE CHASE
La NASCAR decidió hace unos años instaurar una especie de play-off para decidir el título. En su larga temporada, alrededor de 36 carreras, reservaron las 12 últimas para decidir el título. Así, en un momento de la temporada, mitad de septiembre, a los doce primeros clasificados se les dan una serie de puntos de más a menos y se juegan el título en esas últimas doce carreras.
El otro día en Indianápolis, Montoya iba camino de la victoria con una demostración insuperable. Hasta que un error o un problema a la entrada de boxes le costó una penalización que le privó de la misma.
En Pocono, ayer, recibió un toque y se vio abocado a la última posición. El equipo trabajó a tope y en una de las paradas se colocó en situación de luchar por la victoria. La pudo tener si el toque entre dos de sus rivales no le hubiera obligado a cambiar de trayectoria y perder impulso. Dio igual. Juan Pablo finalizó 2º. Cimentó su posición entre los 12 primeros y volvió a demostrar que está entrando por derecho propio en la élite de la NASCAR.
Juan Pablo ha dejado huella por donde ha pasado por su estilo agresivo. En la F1 se le echa de menos al igual que en la Indycar. Pero verle arriba en la NASCAR nos quita un poco el mono. Hay mucho que esperar de él. Sus adecuados progresos así lo indican.