APUNTES DE MÉXICO 2017

ÁNDEME YO CALIENTE

Coma en dorada vajilla

el principe mil cuidados,

como píldoras dorados,

que yo en mi mesilla

quiero más una morcilla

que en asador reviente,

y ríase la gente.

Luis de Góngora

Cuatro protagonistas tuvo el GP de México. Los dos que se jugaban el título y los dos que se apuntaron a la fiesta de distinta manera. Hamilton y Vettel por un lado, Verstappen con un papel estelar, y Alonso con una actuación como secundario que eclipsó a la de los primeros espadas. Y todos, por una razón u otra, acabaron con el ‘Ándeme yo caliente’, el caliente en un par de versiones, o el ‘no me importa’.


La lucha por el título era casi el único tema de interés lógicamente. Con Vettel en la pole y Hamilton fuera de la primera línea, había ligeras opciones de tener emoción en la carrera hasta el final y, quién sabe, si el título vivo en Brasil.

Vettel cumplió el sábado mientras Hamilton no fue capaz de sacar el jugo a su coche. Quizá penalizado por una configuración que le permitía tener más punta, pero le comprometía el agarre en la zona virada del trazado. Probablemente podía ser una configuración buena para carrera pero no para el sábado. Sea lo que fuere, el británico se veía con su rival por delante. Tampoco es que tuviera que preocuparle en exceso al valerle un quinto puesto. Pero, lógicamente, mejor estar por delante por lo que pueda pasar.

INCIDENTE

Vettel salió bien, incluso muy bien. Verstappen pareció quedarse un poco inicialmente pero cogió el rebufo del alemán. Hamilton detrás sin poder progresar pero sin ser atacado.

Max en el rebufo de Vettel coge el impulso necesario para emparejarse por el exterior de la 1. Vettel se va largo, en su derecho al estar delante en el vértice, e intenta que Verstappen levante al echarle hacia fuera. Pero el holandés, sin nada que perder, no cede y se hace con el interior de la 2. Ahí Vettel vuelve a equivocarse. Otro error de bulto indigno de un gran campeón, no lo es, le lleva a tocar, y perder parte de su alerón delantero, al Red Bull de su rival. Sólo eso ya pudo ser suficiente para haber comprometido totalmente sus opciones. Una cabezonería estúpida y sin sentido. Mientras detrás, Hamilton viendo la jugada no pudo por menos que aprovechar la ocasión que le brindaba su máximo rival. Por su sitio y sin nadie que le acosara, hizo la 2 perfecta y pasó a Vettel colocándose a estela de Verstappen en la 3. Al estar Vettel por dentro, la trazó muy por fuera. Teniendo mucho cuidado de no cerrarle, a pesar de que estaba por delante y podría haberlo hecho. Sólo para ver como el alemán le golpeaba, y pinchaba, su rueda trasera izquierda. Aunque los comisarios, de huelga de brazos caídos desde hace unas carreras en las que ya saben que el jefe, como mínimo, no sigue, no quisieran saber nada del incidente, para la inmensa mayoría no quedó duda alguna. Vettel se fue a por él. Es el sentir general. Porque tenía todo el sitio del mundo. Yo le voy a dar algo de beneficio de la duda. Pensando que al subirse al piano de la 3, el coche se le empezó a ir un poco de atrás y tuvo que contravolantear para mantenerlo recto. Siendo eso lo que le llevó a tocar a Hamilton.

Ambos a boxes. La carrera en manos de Verstappen y ambos obligados a remontar.

REMONTAR

Los dos, en mejor disposición Vettel, volvieron a la pista para remontar posiciones. Vettel tenía ventaja de tiempo y vehículo. No en vano el Ferrari se mueve mejor en tráfico, mientras el Mercedes sufre. Hamilton se encontró con su coche dañado, parte del suelo y el difusor, y en última posición habiendo cedido 14 segundos a Vettel.

El alemán rápidamente entró en ritmo y fue recuperando posiciones. Mientras Hamilton se quedaba clavado en el fondo de la clasificación. El trabajo del muro de Mercedes con su piloto fue encomiable. Los nervios lógicos del inglés fueron calmados con mensajes claros. Sobre todo era prioritario que Lewis no se encelara y quemara sus gomas blandas al principio, con el coche tocado, y que no perdiera la paciencia. Más tarde cuando pudo ganar algunas posiciones pero fuera de los puntos, le informaron sobre Vettel y sus progresos. El mensaje de tranquilidad siempre estuvo ahí. Sobre todo el que decía que en sus mejores simulaciones Vettel llegaría hasta la cuarta plaza. Insuficiente para evitar que el cuarto entorchado llegara a sus manos.

El Virtual Safety Car que provocó el motor Renault de Hartley llevó a todo el mundo a recibir una parada gratis en boxes. Vettel montó la ultra blanda, no le quedaban súper blandas, mientras Hamilton si pudo montar la súper. Con la goma nueva, Hamilton ganó posiciones rápidamente. De manera que cuando Vettel llegaba a la cuarta plaza en la vuelta 57, Hamilton se había colocado décimo una vuelta antes. Y ahí se acabó la lucha de Vettel. Su mensaje de radio tras comunicarle el equipo que estaba a más de 20 segundos de Raikkonen fue claro y diáfano: ‘Mamma mia’.

VERSTAPPEN

Mientras el holandés ajeno a los problemas de sus rivales por la victoria, tiraba hacia adelante pero con una espada de Damocles sobre su cabeza. Renault tuvo unos problemas muy graves en la zona del turbo. Para hacerlos funcionar correctamente, en el fino aíre mejicano, tenían que girar a muchas más revoluciones de lo habitual. Eso provocaba más calor y ese exceso de calor, roturas. Con lo que Max no podía abrir demasiado hueco, aunque no tuvo ningún problema en toda la carrera, al no poder tirar lo que hubiera podido. Le favoreció ir delante con el aire limpio y que la temperatura el domingo estuvo un poco mas baja. El resto fue coser y cantar. Salvo por los reproches que recibió desde el muro porque estaba rodando muy rápido. Le tuvieron que recordar varias veces que tenía que ir en modo crucero. Aún así su instinto saltó en algunas vueltas. Ganó de cabo a rabo con una suficiencia enorme sumando su tercera victoria. Su defensa en la 2, más salir indemne de la desesperación estúpida de Vettel, le valió otra victoria.

ALONSO

La remontada de Alonso fue también una cosa memorable. Salía el decimoctavo y en la 18 se ponía décimo. Obviamente ayudado por los problemas de los primeros. Sus opciones pasaban por no perder posición con quien no debía porque adelantar para él era imposible. Visto el deficit, de nuevo alrededor de los 20 km/h, con sus rivales. Ambos, Vettel y Hamilton, le pasarían por lo que necesitaba ganar dos posiciones más para puntuar. El primero fue Vandoorne, que le dejó pasar por táctica, ganó otra plaza con el abandono de Hulkenberg. Pero inmediatamente llegó Vettel al que aguantó un poco. Tras la parada en boxes y reanudarse la carrera el alemán le pasó mucho antes de la frenada de final de meta. Era la vuelta 30. Alonso se enganchó a Magnussen. En ningún momento pudo pasarle pero se mantuvo casi en zona de DRS todo el rato. Durante siete vueltas se defendió de Hamilton gracias al DRS del danés. Pero en la defensa de los ataques de Hamilton lo perdió. El primer intento del inglés fue infructuoso porque Alonso le tapó muy bien. Pero en la siguiente vuelta, a cuatro del final, ambos nos brindaron un duelo de altura con dos coches tullidos, que decidió la superior aceleración del Mercedes a la salida de la 3. Con dureza pero con total limpieza, reconocida por el propio Alonso por la radio, nos levantaron de los asientos. Y nos dejaron un flash de lo que podrían ser las carreras si los coches estuvieran algo más igualados.


En la meta Verstappen andaba caliente, no le importaba, por la manera en que se había quedado en cabeza. Al fin y al cabo había ganado.

Hamilton hubiera querido conseguir el título ganando, pero andaba, corría en este caso, caliente porque al fin y al cabo no importaba. Tenía la cuarta corona.

A Vettel le presionaban, andaba caliente pero de enfado y decepción, con la maniobra de la salida y tampoco le importaba. Se descolgaba con que había que felicitar y reconocer a Hamilton.

Los comisarios también andaban calientes y no les había importado desentenderse de la mayoría de las acciones.

Y Alonso andaba caliente también. Su duelo con Hamilton le había hecho olvidarse por un rato de los sinsabores y le había permitido demostrar, una vez más, su extraordinario nivel. Sin duda fue un: Ándeme yo caliente, y ríase la gente.

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