Primero reconozco que de las Analectas, diálogos que Confucio mantenía con sus discípulos y que son la base de la filosofía oriental, conozco algún proverbio. “Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos”. Por ejemplo. No conozco más y ni siquiera sabía que se llamaban así.
Ete aquí que me hace llegar un amigo, gracias David, el gazapo olímpico de cada cuatrieno.
Uno todavía recuerda, creo que fue Maria Antonia Martínez, y me sigo desternillando de risa con el famoso, ’salida nula’ cuando los nadadores se tiraban al agua para colocarse en la salida de la prueba de espalda.
También del inolvidable, ‘¡cuanto cabrón!’ del lamentable Jesús Fraile en unos Juegos de Invierno. O el, ¡esto que es, pero esto que es!, del habitualmente modosito Matias Prats Jr. Convertido en un momento en un monstruo de película de serie B. Boca enorme, ojos fuera de sus órbitas. Memorable.
El gazapo en cuestión, que me ha obligado a tragarme un par de minutos de la insufrible ceremonía de apertura, me la refanfinflan esos mega espectáculos que sólo sirven para masturbar los egos de sus creadores, es una muestra de ignorancia bestial que además se repite con contumacia no sólo por la creadora, María Ascario -vaya rachita que llevamos, maja- si no por los que vienen detrás que ni se molestan en saber que eran las ‘Anacletas’
Uno todavía recuerda, creo que fue Maria Antonia Martínez, y me sigo desternillando de risa con el famoso, ’salida nula’ cuando los nadadores se tiraban al agua para colocarse en la salida de la prueba de espalda.
También del inolvidable, ‘¡cuanto cabrón!’ del lamentable Jesús Fraile en unos Juegos de Invierno. O el, ¡esto que es, pero esto que es!, del habitualmente modosito Matias Prats Jr. Convertido en un momento en un monstruo de película de serie B. Boca enorme, ojos fuera de sus órbitas. Memorable.
El gazapo en cuestión, que me ha obligado a tragarme un par de minutos de la insufrible ceremonía de apertura, me la refanfinflan esos mega espectáculos que sólo sirven para masturbar los egos de sus creadores, es una muestra de ignorancia bestial que además se repite con contumacia no sólo por la creadora, María Ascario -vaya rachita que llevamos, maja- si no por los que vienen detrás que ni se molestan en saber que eran las ‘Anacletas’
Porque con dos narices y sin ningún problema, María Ascario hace referencia una vez a las Analectas como las ‘Anacletas’. Hasta aquí no pasa nada porque la mayoría de los mortales no sabe lo que son. Se puede entender y disculpar, faltaría más, por el directo, una letra bailada, etc. Pero poco después vuelve a insistir en las ‘Anacletas’, dejando claro que no era un gazapo. Era una cagada de proporciones gigantescas.
Lo bueno vino en los telediários posteriores. En ellos, al menos que yo sepa dos compañeros, siguieron insistiendo en las ‘Anacletas’, en este caso ya con dos cojones.
Mientras, en TVE se siguen jubilando a verdaderos pozos de sabiduria.
Como diría Forges: ‘¡País!