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TANTO VA EL CÁNTARO A LA FUENTE…

Lunes, Julio 2nd, 2007

Tremendas imágenes las del accidente de Viso. Mucho más escalofriante que el de Kubica hace tres semanas. Y un detalle que se repite a menudo. Ernesto, en este caso, seguía a toda velocidad con banderas amarillas en la pista y el cartel de Safety Car. No siempre es achacable a los pilotos este comportamiento difícilmente explicable. Sus propios equipos les clavan espuela para que lleguen cuanto antes a boxes y ganen tiempo así. Ignoro si esa fue la causa de la velocidad excesiva que llevaba Viso. Es indiferente, no se han respetado las indicaciones de la pista.

Una de las ideas tras los cambios de normativa del Safety-Car de la FIA era esta. Eliminar de raíz los sprints a boxes cerrando la entrada a los mismos. Puede gustar o no lo decidido por la FIA, pero no hay dudas de que está hecho en aras de la seguridad. Y no sólo de los pilotos. La imagen de varios comisarios, poco menos que, tirándose en plancha para no ser cercenados por el errático monoplaza son claras. La manera en que se juegan la vida debería de ser razón más que suficiente para que se les tuviera algo más de respeto cuando muestran una bandera amarilla o una azul… Incluso para ser algo más amables con ellos y no, en la mayoría de los casos, rudos, toscos y maleducados cuando los pilotos abandonan o se caen.

Decía lo de las banderas azules por el comportamiento vergonzoso de los doblados un GP más. El reglamento es claro es ese aspecto. ‘Deben pararse si es preciso’. Entre la absurda regla de los tres puestos y las excusas del tipo, “estaba inmerso en una lucha por la decimocuarta posición”, arruinan la carrera del líder y le privan, como a Massa ayer, de una victoria. Con lo caras que están.

Pero lo que va a romper el cántaro son las actitudes que vemos en casi todas las categorías y que se exacerba en la GP2. Parece algo obligatorio el bloquear las veces que haga falta al que intenta adelantar. De nuevo la absurda regla de un movimiento que hace campar por sus respetos a los pilotos.

El accidente del venezolano es un aviso de que puede ocurrir algo parecido. Un coche que sale volando tras ser cerrado por otro que le corta la trayectoria de manera vil, ruin y rastrera. Y esto sucede todos los días varias veces. Farina fue el precursor de la conducción sucia. Fue el más sucio de su época con diferencia. El siguiente que se salto las reglas claramente, o mejor dicho no llegó nunca a tenerlas, fue Senna. Sólo igualable a su infinito talento. Y el heredero de todo aquello. Maestro de muchos de los impresentables que se suben a los coches de carreras hoy en día. Y que aprendieron de él. Michael Schumacher. Como siempre el problema no está sólo en quien hace la maniobra. Está en quien no la penaliza como procede.

Urge tomar medidas cuanto antes para evitar que un sábado a las cinco estemos llorando la pérdida de un comisario, un piloto o alguien del público. Muy peligroso es nuestro deporte ya, para que algunos descerebrados jueguen con la de la guadaña con una sensación de inmortalidad que asusta. Y el cántaro al final…se rompe.