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CONVULSO AJEDREZ

Miércoles, Diciembre 10th, 2008

De nuevo el ajedrez ha entrado en una convulsión de efectos impredecibles aunque seguramente muy nocivos. Desde que uno tiene uso de razón, la FIDE, el máximo organismo que rige el ajedrez mundial, ha estado bajo sospecha. Ya en los duelos Karpov-Korchnoi con la desvergonzada actitud pro-soviética de Florencio Campomanes, uno de esos bananeros (en este caso concreto filipino) que arrastró al ajedrez a un cisma que a día de hoy parecía resulto. Bajo la Presidencia del actual rector, Kirsan Ilymzhinov, se ha intentado redirigir la manera de dilucidar el Campeón Mundial. Y a fe que estaba todo claro.

Estaba.

La crisis económica golpea a todo y el ajedrez no se ha librado. Se había fechado un Grand Prix, una serie de torneos de prestigio del que saldría uno de los apirantes a retar al Campeón Mundial, que ha visto como se caían dos pruebas. Tras haber dictado una serie de normas ahora la FIDE ha decidido cambiarlas. Una vez que el Grand Prix ya ha disputado dos torneos. Esto ha provocado la ira de muchos jugadores, entre ellos los prestigiosos Carlssen y Aronian, y un nuevo cisma. El propio Carlssen ha declinado participar en el Grand Prix modificado por la FIDE en una carta enviada hace pocas fechas. Magnus Carlssen es considerado el talento más impresionante que ha dado el ajedrez en los últimos años y un verdadero niño prodigio. La envergadura de su decisión le puede privar de luchar por el título mundial al que parece predestinado.

DOPING
Si el tema Grand Prix es complicado, no lo es menos el del dopaje. Desde hace más de 10 años, el ajedrez intenta que sea reconocido como deporte olímpico. Está por ver si en los Juegos de verano o de invierno.
Respetando el trabajo que ha realizado tanta gente para que el tablero de los 64 escaques pase a formar parte de la familia olímpica, creo que es un error grave.
¿Por qué? Porque el ajedrez como tal tiene una repercusión enorme que no necesita de otro gran evento para promocionarse. Es más, es probable que el ajedrez aportara más de lo que iba a recibir por incorporarse a unos Juegos Olímpicos.
Pero el proceso está en marcha y eso implica ceñirse a unas normas. Entre otras la del dopaje.

IVANCHUK
Si los jugadores de ajedrez son una especie aparte, Vasily Ivanchuk es de los más peculiares. Es un jugador inquieto. Cambia de postura con mucha frecuencia adoptado posiciones inverosímiles. Si se le complica una partida no es raro verle casi correr alrededor de las mesas de juego buscando una solución. No es extraño cruzarse con él y comprobar su ausencia seguramente pensando en si aquel movimiento de la torre había sido el correcto. No es raro que se siente en la silla equivocada, que pierda una partida ganada por no saber controlarse o que le corte la respiración a sus rivales al tocar el timbre que marca el inicio de las partidas por despite. Incluso no es raro que tropiece a menudo mientras va ensimismado en sus pensamientos.
Ese Ivanchuk, por todos conocido, disputó la Olimpiada de Ajedrez recientemente celebrada en Dresde. En la última jornada necesitaba ganar al estadounidense Gata Kamsky para que Ucrania fuera medalla. Al perder, Ivanchuk se fue de la sala casi despavorido. Alguien, desconocido según el jugador, le pidió ir al control antidoping pero el jugador, ausente, furioso y deprimido, no hizo caso.
Problema al canto. Ivanchuk, tercer ajedrecista del mundo, se enfrenta a una posible sanción de dos años, que a sus 40 primaveras podría poner fin a sus posibles opciones de ser Campeón del Mundo.
La sanción, en este caso por despiste, sería justa. Nada que ver con la que recibió el jugador español Manuel Rivas hace unos meses al no pasar un control por una cuestión de principios.
Y es que aquí está el meollo de la cuestión. Si se quiere ser deporte olímpico hay que cumplir una serie de normas. Bien. Pero parece de locos, algo muy extendido entre los rectores del deporte en general, que las mismas sustancias que son dopantes para un atleta lo sean para un ajedrecista.
Varios médicos comentan que incluso dudan de que haya sustancias que mejoren el rendimiento en el ajedrez. Según informa el gran Leontxo García en El País, está por ver si un estimulante suave como el café o un betabloqueante pueden beneficiar a un juagdor.
Un betabloqueante puede ayudar a un jugador en la primera mitad de una partida pero será contraproducente en un un final apretado de tiempo.
Incluso si un ajedrecista toma anabolizantes porque le gusta el culturismo, eso en ningún caso le va a afectar a su rendimiento como jugador de ajedrez.
Realmente creo que el ajedrez no necesita del movimiento olímpico. No, al menos que se le reconozca su especial característica y se regule adecuadamente.
La pena es que entre unas cosas y otras, el consenso se ha perdido.
Malditos dirigentes ineptos.