A Pereiro tardaron un mundo en confirmarle su Tour. Tanto que a muchos se les olvidó.
A Contador se lo quitaron de en medio.
Y ahora llega Carlos Sastre y se la mete sin vaselina manejando a su antojo la especialidad que menos domina.
No es Sastre un corredor espectacular. Es madrileño, de Leganés, a pesar de que Alix -comentarista de Eurosport. se empeñe en decir que es abulense.
Pero sí es cierto que se ha curtido en las mismas carreteras en las que Julio Jiménez o Ángel Arroyo se entrenaban.
El frío que desciende de Gredos al Embalse de Burguillo le ha curtido y le ha dado ese carácter seco castellano. No es tío con carisma, pero ha trabajado por lograr sus sueños, vestirse de amarillo en el Tour, y se encuentra con la recompensa de la victoria final.
Para ser un ex-pupilo del mayor cáncer que ha tenido el ciclismo español, esa escoria inmunda y despreciable que es Manuel Sáiz, parece increible que haya sobrevivido.
Mis respetos, Don Carlos.
Señores del Tour, van tres seguidos…
A Contador se lo quitaron de en medio.
Y ahora llega Carlos Sastre y se la mete sin vaselina manejando a su antojo la especialidad que menos domina.
No es Sastre un corredor espectacular. Es madrileño, de Leganés, a pesar de que Alix -comentarista de Eurosport. se empeñe en decir que es abulense.
Pero sí es cierto que se ha curtido en las mismas carreteras en las que Julio Jiménez o Ángel Arroyo se entrenaban.
El frío que desciende de Gredos al Embalse de Burguillo le ha curtido y le ha dado ese carácter seco castellano. No es tío con carisma, pero ha trabajado por lograr sus sueños, vestirse de amarillo en el Tour, y se encuentra con la recompensa de la victoria final.
Para ser un ex-pupilo del mayor cáncer que ha tenido el ciclismo español, esa escoria inmunda y despreciable que es Manuel Sáiz, parece increible que haya sobrevivido.
Mis respetos, Don Carlos.
Señores del Tour, van tres seguidos…
