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CAPUCHINO

Viernes, Julio 10th, 2009

Capuchino, el colorao ojo de perdiz
de la ganadería de Jandilla.

Acabo de llegar de cenar y la verdad es que no dejo de estar sorprendido. Todas, absolutamente todas las mesas que tenía alrededor de mí en la terraza del fantástico Restaurante Oriental Té Oriental en Madrid -que os recomiendo encarecídamente-, estaban hablando de San Fermín. Y  como os podéis imaginar todos hablaban del luctuoso incidente que le ha costado la vida a Daniel Jimeno. Quien más quien menos hablaba de como hay que correr un encierro, otros se postulaban como fervientes antitaurinos y pedían que se abolieran tanto encierros como corridas. En fin, un batiburrillo asombroso en el que una sola mesa hablaba de F1. No de las presentaciones del madrí o de la Copa Davis sino de F1. La verdad es que he estado tentado de levantarme y darle dos besos a la espectacular dama que hablaba con bastante consecuencia de lo ocurrido hoy en Nurburgring. Pensando que quizá a su acompañante no le habría hecho gracia me he limitado a saborear uno de los últimos tragos que me quedaban de un buen vino.

ASESINO
Cuando llego a casa me encuentro que Capuchino es portada de un medio digital como ‘El Mundo’ , osea se sensacionalismo a tope en ocasiones rallano el vómito. Capuchino era un toro de la ganadería de Jandilla, colorao y ojo de perdiz -verdaderamente precioso- que ha sembrado el pánico en el encierro de hoy en Pamplona.  Y Capuchino, en el momento de escribir esto – las 0:35 – es portada con el siguiente titular. “Capuchino asesino por la mañana respetado por la tarde”. Desde luego que es acojonante el tratamiento que se le da a las cosas.
Para empezar el morlaco como mucho habrá sido homicida. Porque la cornada que le ha costado la vida a Daniel ha sido bastante fortuita. Las otras que ha repartido a diestro y siniestro sí que han sido de verdadero peligro. Pero no, asesino. Luego está la glosa de la figura del finado Daniel. Nos bombardean con que si él  era un experto corredor, que si patatín , que si patatán. ¡¡Milongas!!
¿Hay alguien más experto que los matadores de toros y se llevan cornadas? Daniel en vez de tumbarse en el suelo se ha quedado incorporado y eso le ha costado la vida. Punto. Lo demás es morbo y regodearse en la desgracia ajena para vender.
Además, se sabe que los toros de Jandilla tienen una característica principal. Y es que corren muy rápido y suelen dejar a los mansos detrás. Por tanto hay que estar muy atento a cosas como la que ha pasado con Capuchino. Que un toro deje la manada y haga la guerra por su cuenta.

VÁLVULA DE ESCAPE
Así que dejemos en paz a Capuchino, por cierto el mejor toro de la corrida y con un pitón izquierdo de dulce, que además ha sido pitado por la plaza pamplonica cuando ha salido al ruedo. Nunca me ha parecido una plaza entendida, todo lo contrario. Se dedica a la juerga, lo que me parece muy bien pero la lidia merece un respeto que no tienen. Cada uno vive la fiesta como le da la gana y yo de esa manera no vuelvo a vivir una corrida de toros. Son maneras de ver las cosas, muy respetables, pero que a mi no me gustan. El caso es que Capuchino ha sido un más que digno representante de su ganadería.
Pero quería hacer hincapié en lo que es correr un encierro. O simplemente pasar por el peligro. En este mundo tan asquerosamente correcto, en el que vivimos en un estado de excepción casi permanente, correr un encierro, hacer puenting, darse alguna licencia en una carretera secundaria o echar un polvo en un ascensor te provoca una descarga de adrenalina vital para seguir encontrando sentido a tanta mierda, caradurismo y corrupción que nos rodea. Seguro que ese chute es lo que buscaba Daniel. Como cuando uno, ya no, se lanzaba a correr  los encierros de Cebreros, una sombra de lo que fueron pero todavía con la tradición por bandera, y arriesgaba. Porque Daniel, los que corren y los que corríamos, como los que a veces nos permitimos la licencia de apretar al coche o a hacer alguna locurilla, tipo puenting, parapente y demás, buscamos sentirnos vivos. Sabiendo aunque no lo pienses que te puedes ir al otro barrio. Que en cualquier momento Capuchino te va a tirar un derrote seco, o simplemente va a topar contigo y te a va a hacer un destrozo.
Daniel ha muerto haciendo algo que le gustaba. Quizá porque sentimos que con el peligro cerca somos alguien aunque pronto nos despetarmos de bruces a la realidad de no ser nada. Pocas maneras de morir hay tan adecuadas. Daniel ha corrido sintiendose alguien y se ha despertado donde esté siendo inmortal. Respetemos eso y no saquemos las cosas de quicio y a Capuchino de sus chiqueros.