FRÍO
Aunque no el que puede llegar a hacer en esas latitudes, superar los -15º es un juego de niños, el frío era buscado por tres hombres antes de la Power Stage, el que fue el último tramo, del rallye sueco.
Diferencias mínimas separaban a tres máquinas distintas. Uno, el del líder hasta ese momento, Andreas Mikkelsen, algo más pesado y sin los ultimísimos avances que el coche, aparentemente gemelo, de su jefe de filas y rival, Sebastien Ogier. Enfrente de las dos bestias alemanas, un Hyundai. Y un piloto, Thierry Neuville. El belga estaba completando un rallye fantástico pero había caído en las garras de las máquinas alemanas.
Era el belga el que abría el fuego de los tres. Y dejaba claro que si le querían ganar, iban a tener que correr y mucho. Neuville cumplía con lo que estaba en su mano y bajaba en 9 segundos su tiempo de la primera pasada. Seguramente no sería suficiente. Era el turno de los VW.
PARCIALES
Los pilotos no tienen desde esta temporada información sobre los parciales en los tramos. En una de las mejores medidas tomadas en el mundial en los últimos años. Mientras aquellos siguen estando disponibles para los aficionados y los equipos en sus cuarteles generales, los pilotos se tienen que centrar en su ritmo. Y esa es la clave.
Ogier iba por las paredes en este último tramo. Tocó un talud fuertemente pero siguió en pista camino de la victoria, en el tramo y en el rallye. Detrás Mikkelsen empezaba muy bien y en el primer parcial, a unos 5 km de la salida, igualaba el tiempo de Ogier.
Si Mikkelsen hubiera tenido información de ese tiempo, seguramente habría podido regular, contando con un puñadín de kilómetros entre el segundo de los parciales y la meta. Pero no tenía esa información. Era el último tramo del rallye y su primera victoria en el mundial le esperaba. ¿Qué vas a hacer? Pues tirar a tope. Naturalmente. Y tiró. Después de una larga recta en bajada se llegaba a una frenada y a una izquierda casi en angulo recto. El noruego se pasó, tiró el coche, se apoyó en el talud y salió. Pero el empuje de la pared de nieve hizo que el morro quisiera ver con qué había topado la parte trasera. El coche empezó a subirse al borde de la nieve hasta empanzarse, empezar a clavarse y terminar haciendo un trompo. No perdió mucho Andreas. Mucho tiempo, claro. Porque la victoria se escapaba e incluso la segunda plaza.
Seguramente Mikkelsen buscaba frío en la salida del tramo para calmar los ánimos, ya había cometido un error que le había dejado en distancia de caza de sus rivales. Pero lo encontró en medio del tramo. Un escalofrío de hielo que congeló la sangre de sus venas. A él y a muchos de los espectadores que disfrutaron con un último tramo que se recordará mucho tiempo. El frío a Ogier casi le cuesta un disgusto pero, quizá por eso llamado la suerte de los campeones, salió indemne.
Y el que mejor manejó el frío al final le faltó un escalón para conseguir la recompensa merecida. Quizá con temperaturas más bajas su Hyundai habría podido dar un poquito más. Lo suficiente para haber podido mantener el tipo en los tres tramos del último día.
Del resto, frío polar. Latvala cometió otro error que le impidió incluso llegar a la zona de puntos. Ostberg ni fu ni fa. Los británicos con destellos, sobre todo Meeke, pero sin consistencia. Kubica con problemas, Tanak sí pero no.
Sin perder de vista la singularidad de un rallye como el sueco, igual que el Monte en las condiciones que se dio, no es menos cierto que que a varios pilotos les queda un hervor todavía. Mikkelsen, Meeke, Ostberg (no sé si los hervores cambiarán el gen Hirvonen) Evans, veremos Tanak. El panorama es un Ogier imperial, un Latvala que seguirá con sus destellos y errores por igual pero sin ser capaz de desafiar por un mundial, y un Neuville luchando, de momento, contra molinos de viento. ¿Y Sordo? Pues creo que más cerca del primer grupo que del de los elegidos. Que en cualquier caso, no es poco.
Y es que a pesar del calor y la emoción del rallye sueco, todavía se siente frío en el mundial. Esperemos que los soplos cálidos lleguen, en forma de nuevas estrellas y marcas. Mientras pasaremos el frío con espectáulos como el de Suecia.
Y como con frío se quedo la victoria en Suecia. Esperaba con la ilusión de un adolescente que su cita fuera nueva. Que Mikkelsen, o quizá Neuville, la cortejaran por primera vez. Por salir un poco de la rutina habitual. No. De nuevo su emperador llegó fiel a la cita, y aunque con frío, no pudo si no rendirse a su dominio imperial. Y van 26.
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