NI CHICHA NI LIMONÁ
Williams tuvo ayer una ocasión de oro, otra, para haber logrado una victoria que no paladea desde hace tres años y que no sació la sequía anterior de ocho sin libar las mieles del triunfo.
GP de Brasil de 1981. En el ya tristemente desaparecido Jacarepagüá, el equipo Williams decidió que Alan Jones, campeón con el equipo en 1981, fuera quién se anotara la carrera que lideraba su compañero Carlos Reutemann. El argentino ignoró repetidamente las órdenes del muro y fue el vencedor del GP brasileño.
Fue un GP muy difícil, corrido bajo la lluvia en su práctica totalidad. Reutemann lideró de principio a fin y dominó magistralmente a sus rivales. No sólo en la carrera, sino que fue más rápido durante el fin de semana completo. Incluso no hay que olvidar que en el anterior GP, en Long Beach, había respetado las órdenes de mantenerse detrás de su compañero australiano.
UNA VUELTA
Frank Williams le felicitó por la victoria pero no escondió su enfado. Alan Jones no fue al podio y dejó vacante el segundo escalón del mismo. Todo se rompió en Wlliams. Reutemann hizo un pusilánime intento de justificar lo ocurrido, alegando que la bandera a cuadros se había mostrado una vuelta antes. La carrera llegó a las dos horas de límite. Pero el hecho es que Williams, que había ganado las dos primeras carreras del año, no ganaría más que otras dos. Una para cada uno de sus pilotos. Alan Jones lo dejó claro. Dijo que si a Reutemann no le gustaba su contrato, en el que se especificaba que era el piloto número 2, sabía lo que tenía que hacer. Como aficionado, la actitud del argentino me puede parecer bien. Pero siempre y cuando Alan Jones hubiera decidido tomar esa posición por lo civil o lo criminal. Lo que como aficionado no me gusta, es la dejadez de Jones amparándose en un papel y plegando velas. El equipo lo pagó y Reutemann perdió el título en la última carrera de aquella temporada en un parking de un hotel en Las Vegas.
La decisión de Williams era más que razonable. Era el segundo doblete del año, cuarto consecutivo, y habría puesto al australiano y al argentino en cabeza cláramente del campeonato. Eso era lo mejor para el equipo. Reutemann hizo caso omiso.
VALTERI BOTTAS
Habiendo seguido la carrera de Bottas practicamente desde sus inicios, no cabe duda que hay madera de buen piloto. Pero las dudas que siguen habiendo a su alrededor no se despejaron, más bien todo lo contrario, tras lo ocurrido en el GP británico. Estuvo muy blando en los primeros giros con los pilotos de Mercedes. Nadie pide que hubiera sido sucio, obviamente. Pero llevar las cosas hasta el límite permitido, por ejemplo con Hamilton en la primera curva, y luego no abrir la puerta de manera escandalosa, habría sido muy bueno. Para él, su equipo y la carrera en general.
Tuvo una segunda oportunidad tras la salida del Safety. Y ahí se vio favorecido por Hamilton, en modo ‘caballo loco’, que intentó todo para pasar a Massa desde la línea del Safety. Ese intento terminó con el finlandés sobrepasándole. Desde ese momento y con los dos Williams en cabeza, juntemos nuestras manos hacia el Señor y cantemos “Aleluya”, quedó claro que su ritmo era superior al de Felipe Massa. Líder tras una salida magistral en la que dejó clavados, literalmente, a los Mercedes.
Lo lógico, lo normal, con una opción de pelear por la carrera hasta el final, era que desde el muro hubieran ordenado a Massa dejar pasar a Bottas, y que el brasileño hubiera intentado clavar a los Mercedes. Al menos podría haberles permitido mantenerse en cabeza tras la primera parada.
Pero el responsable de estas cosas es Rob Smedley, antiguo ingeniero de Massa en Ferrari, que ayer además nos quiso dar una lección tras la carrera de historia de Williams.
De nuevo el ‘buenismo’ y la tontería que nos invade hizo acto de presencia. Las incongruencias que pudo soltar por la boca fueron antológicas. Eso de que: ‘el equipo está por encima de todo’. Falacia. O al menos con su gestión de la carrera no demostró que fuera así. Porque en la F1, normalmente eso y: ‘Queremos dar el mismo tratamiento a los dos pilotos’, es incompatible.
Ayer se imponían probablemente dos cosas. Una, dividir las estrategias. Quizá dejar a Valteri por delante y abrir hueco yendo a una parada. Y cambiar a Massa a una estrategia posible de dos paradas pero vigilando a los Mercedes. No hicieron nada de eso. No hubo orden para el piloto brasileño de que dejara pasar a su compañero. Massa, piloto con destellos pero que ya tira a vulgar, no pudo abrir hueco y fueron abrasados en la primera parada por un Hamilton que bordó el momento clave de la carrera.
No me extrañaría que pesara en Smedley su pasado como ingeniero del piloto brasileño. Lo cierto es que se comportó, también, de manera vulgar. Siguiendo su libro, sin cintura, y manteniendo al menos bueno de sus pilotos en cabeza. Ayer hacía falta arrojo, bemoles, cojonina. Y Smedley dejó claro que de eso poco. Y recursos, si gusta más, para encontrar una solución, pocos o ninguno.
Sí, hoy en Brasil los insultos a Massa habrían sido gordos si se hubiera dejado pasar. Y no voy a culpar a Massa de no dejarse pasar. Como con Jones, Bottas debió forzar la situación. Que tirara la toalla nos privó, como aficionados de una posibilidad preciosa. De que Mercedes hubiera perdido una carrera en la que no se ‘descuidó’ como en Malasia.
VETTEL
Por fin llegaron las ‘peoras’ de Ferrari. Sí, algo va cambiando. Este año han llegado bastante avanzada la temporada. Señal de que las cosas siguen cambiando para bien, pero no con la velocidad de la que presumen y venden.
Ayer acabaron en el podio, paradójicamente, por no ir en cabeza y estar recibiendo un severo correctivo. Las primeras vueltas fueron penosas sobre todo para el alemán. Con la llegada de la lluvia, Vettel cambió a intermedios en el momento preciso, como Hamilton, y adelantó a los Williams, que esperaron demasiado. De nuevo un error monumental de Smedley que, para dar igual tratamiento a sus pilotos, no hizo entrar a uno de ellos y jugársela.
Vettel sí lo hizo. Uniendo a ello su habilidad en la pista mojada, se aupó hasta un podio que sólo unas vueltas antes parecía más que lejano. Le ayudó venir retrasado y saber que Hamilton paraba. Eso le permitió ser avisado por su muro y hacer el cambio que tan valiosa recompensa le supuso.
SORPRESA
El comienzo del GP fue nefasto para Hamilton. Mala salida y después no logró que fructificara su intento de colocarse primero en la resalida tras el periodo de Safety. A resultas del mismo, perdió la posición con Bottas. Pero pasado el fragor de los primeros giros se quedó agazapado tras los Williams y se colocó primero con una ventaja más que apreciable al ser el primero en parar. Creo que eso influyó en el momento de su parada al final de carrera que le permitió remachar una gran victoria. Con la lluvia que caía, que paraba y que volvía a caer. Con zonas del circuito secas y otras muy húmedas, la decisión de montar los intermedios fue hecha en el momento justo. Rosberg venía comiéndole el terreno y otra vuelta podría haber sido mortal para el británico. El alemán pensó que Hamilton se equivocaba. Esa vuelta extra más que dio, como le pasó a Williams, le dejó sin opciones. Al menos fue segundo, mientras Massa y Bottas perdieron, si es que les quedaba alguna, todas las opciones de no sólo ganar, sino incluso de podio.
PARA OLVIDAR
Entre los momentos grandes del GP, hay que recalcar las primeras vueltas de Hulkenberg que finalmente acabó en 7ª posición. Detrás de un Kvyat que de no haber sido por un trompo, podía haber ganado alguna posición más. Otro gran resultado para el ruso. No deja de sorprenderme.
También enorme resultado para Merhi. Su mejor posición hasta ahora, 12º, y con la ayuda del agua, batiendo a su compañero Stevens que se entrelló.
Para olvidar lo ocurrido con Sainz. Sufrió un problema de cambio y se vio obligado a abandonar cuando estaba en ruta para sumar algún punto.
Para olvidar fue la carrera de Verstappen. Se fue contra las protecciones al perder el control de su coche en Farm. Para olvidar fue la carrera de Raikkonen. A pesar de estar extra motivado, sólo pudo ser 8º mostrándose perdido en carrera y sufriendo un trompo que le costó alguna posición.
Para olvidar, también, el fin de semana en general de Red Bull, Ricciardo abandonó con problemas de motor, que sólo salvó Kvyat. Y, a pesar del punto logrado por Alonso, para olvidar lo ocurrido en McLaren-Honda. Los problemas con los motores, se han contagiado al equipo y cometieron errores incomprensibles.
Este era el GP en el que debíamos haber visto algo. Sólo algo. Lo cierto es que estamos con los motores al nivel de Bahrein, como unos 100 cv por debajo del resto, y con el tiempo en pista limitado. Y como bien nos recuerda el asturiano, en Spa o Monza puede ser para llorar.
Supongo que algo va a pasar y que debe de haber algún golpe de timón. Y urge, porque como se ha insinuado o dicho más o menos abiertamente, ya se está comprometiendo la próxima temporada.
Hamilton abre brecha, volvió a golpear cuando cuenta, y superó un momento crítico para ganar con maestría. Williams, por mucho que diga Smedley, no fue fiel a su historia. Perdieron una opción real de haber ganado la carrera por una mala dirección desde el muro. Ni dejaron que Bottas comiera, ni Massa fue capaz de comer. Tomaron las decisiones porque era lo mejor para el equipo. De haber podido conseguir dos podios, y quizá la victoria, a no pisarlo. Enhorabuena. Ni chicha, ni limoná.
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