Faltaban poco más de 40 minutos en la sesión libre del viernes el 13 de noviembre en Adelaida en 1995. Sólo sufrir de insomnio o ser un enfermo compulsivo seguidor de la F1 te podía hacer estar enfrente del televisor viendo esa sesión de libres de jueves a viernes una fría noche de noviembre. Como el insomnio supongo que te hace zapear por varios canales, la probabilidad de coincidir con la F1, aunque sea mucha, se diluye ante el más que probable descubrimiento de cualquier teletienda cutre. Y ya se sabe el poder hipnótico que pueden llegar a tener. Así que sí. Siendo un enfermo compulsivo seguidor de la F1 allí me encontraba viendo los libres de la última carrera de la temporada con todo decidido. Muchos ignorantes dirían que ¿que interés puede tener eso? Ayyy. El valor de un GP. Ignorantes decía.
De repente un McLaren contra las vallas. Llegan la asistencias. Una cámara fija desvela que Hakkinen se ha salido de la curva con el coche en pérdida total. La cámara ‘onboard’ muestra un trallazo bestial que el piloto finlandés no ha podido controlar e incluso sorprende que a pesar del contravolante el coche no ha respondido.
Llegan los coches médicos y se advierte una actividad frenética alrededor del habitáculo. Hace un poquito que se ha mostrado la bandera roja.
Lo que pasó en esos momentos lo supimos después. Poco después del accidente Hakkinen viajaba en ambulancia a un hospital cercano.
Dejemos que sea Franck Gardner, uno de los buenos pilotos de siempre, el que nos lo cuente. “El chico estaba muerto. Le hicieron un hueco en la garganta y le reanimaron”. El Profesor Syd Watkins y su equipo le realizaron una traqueotomía que le salvo la vida.
EL McLaren del finladés sufrió un pinchazo rápido en su rueda trasera izquierda antes de la curva de quinta que da paso a la larga recta de atrás d Adelaida. El coche hizo un trompo completo incontrolable y golpeó contra la fila de neumáticos que protegía el muro.
HACER UN HAKKINEN
A Hakkinen le salvó, aparte de la rápida y acertada intervención de los servicios de emergencia, que no llegó a golpear con el casco en el muro. Pero los vaivenes que sufrió su cabeza le provocaron una fractura en la base del craneo. Fue inducido en un coma farmacológico con ventilación asistida. Así rezaba el parte médico. La cosa pintaba fea.
El Doctor Watkins permaneció hasta el martes en Adelaida cuando el estado de Mikka mejoró para asombro del Doctor de la F1. Mika le preguntó al Dr. si la culpa había sido suya. No sólo no había sido suya sino que el Doctor le dijo que tenía unos días libres y que no tendría que pilotar al día siguiente. La mueca de complicidad ayudó a Syd Watkins a convencerse de que todo iba por buen camino.
El finés se pasó el invierno recuperándose y a los cuatro meses de sufrir el accidente disputó el GP de Australia en Melbourne finalizando en 5ª posición. Lo demás es conocido. Su suerte cambió, en la parte deportiva, cuando ganó en Jerez en 1997. Después dos títulos mundiales.
Mika Hakkinen cuatro meses después del accidente en Melbourne.
Felipe Massa ya sabe que tiene que hacer un Mikka Hakkinen. Y no precísamente el glorioso adelantamiento a Michael Schumacher en Les Combes con Zonta de testigo. Debe recuperarse de la manera tan increible como la hizo el piloto finlandés. Eso es lo que esperamos
Ánimo Felipe.