Al circo montado por la FIA durante tantos años, y legislado sin el menor atisbo de coherencia, le están creciendo los enanos por doquier.
Ahora es el WTCC. Otra cumbre de la legislación por impulsos y buscando la imposible igualdad entre las marcas.
Primero fue BMW la marca vilipendiada. Entre otras lindezas se cambió el procedimiento de salida en una de las mangas por la ventaja que tenían con la tracción trasera. La marca bávara ya amenazó veladamente con abandonar el campeonato si no se clarificaba el reglamento, ¿de qué me suena eso?, y lo dejó caer de nuevo antes de la cita de este fin de semana en Pau.
Al principio del campeonato se limitó la presión del turbo a 2.5 bares. Más una variable dependiendo de la presión atmosférica y la temperatura. Éste último parámetro se establecería carrera a carrera. Sin la menor explicación la FIA ha decidido eliminarlo tras la carrera de Marrakech.
Los coches oficiales de SEAT, cuyos pilotos dominan las cuatro primeras plazas de la general de pilotos, empezarán la carrera desde las últimas filas de la parrilla. Una situación parecida a la que ha vivido BMW. Más las prevendas a Chevrolet y su nuevo modelo, más…
SEAT se queja de que la FIA no le ha dado la más mínima explicación sobre la exclusión de Tiago Monteiro en la carrera africana.
Por si hay alguna duda sobre la postura de SEAT esto es lo que ha dicho Antonio Rodríguez, el Jefe de Equipo: “Es imposible competir así. A pesar de los resultados de hoy, SEAT disputará la carrera de mañana para demostrar su compromiso con el campeonato. Pero también vamos a iniciar un periodo de reflexión respecto al futuro”.
Lo dicho, le crecen los enanos a la FIA gracias a su propia soberbia, ineptitud y desconocimiento de las carreras. Es absolutamente imperativo que desaparezca el actual equipo que manda, que no dirige, no confundir, lo más pronto posible. Empieza a cundir el sentimiento de impotencia en muchos campeonatos y va siendo hora de que la carpa del puto circo salga volando.
P.D. Y las guillotinas de París oxidándose gracias a que no estamos en el siglo XVIII y no se les puede sacar a rastras desde la Plaza de la Concordia hasta la PLaza de la Gréve. En eso se escuda el bastardo de Mosley y la cohorte de palmeros inútiles, que mientras le ríen las gracias y aprueban las locuras de reglamento, se cargan nuestro deporte. Malditos desgraciados.