Puede que la razón haya sido que los posibles compradores no eran del agrado de Bernie.
Puede que otros potenciales compradores se hayan echado atrás porque en el fondo el equipo tiene mucha parte de humo.
Puede que el escándalo de Mosley haya afectado para que no hayan aparecido otros posibles compradores.
Pueden ser tantas cosas que puede ser una buena mezcla de las mismas. Puede…
Sin extenderme mucho.
Una vez vendida la F1 a los motoristas, se aceptó plegarse a todas sus exigencias. Perdimos la diverdidad de diseños, la diversidad de motores. La esencia en una palabra. Se olvidó la propia historia de la F1. Forjada en pequeños garajes, en fríos boxes, en las ilusiones de muchos locos que sacaron adelante sus equipos. Se cargaron a Cosworth porque molestaba. Prodrive fue un aborto. Con el agravante de que fue tardío. Ahora Super Aguri se muere de inanición, como cualquier recién nacido en África. El siguiente en la lista es Toro Rosso. Luego los motoristas irán abandonando. Toyota, puede que Renault. Y entonces nos acordaremos de los que forjaron la leyenda en sus garajes, boxes y con sus ilusiones. Los McLaren, Williams, Chapman, Tyrrell y Ferrari o los Stoddart, Suzuki y Jordan por ejemplo. Todos ellos y muchos más, con sus errores y sus aciertos, con sus altezas y bajezas, hicieron grande a la F1. Los pilotos con su sangre la hicieron mítica.
Y estos hijos de puta de dirigentes derraman esa sangre sin el más mínimo sentido y faltando como bastardos mal nacidos a la historia y la tradición. Olvidandose de la competición que dicen proteger y potenciar.
Los equipos querían equipos B. Los tienen y ahora los repudian. Como niños ricos a los que les deja de gustar un juguete porque tienen los que quieran a su disposición.
La F1 es otro juguete para ellos. Y algún día se cansarán.´