Acabo de ver la super especial que se ha preparado por las calles de Limassol en el Rallye de Chipre. Todavía no salgo de mi estupor tras ver a la gente colocada en las escapatorias, a la salida de las curvas, en fin, en todos los sitios donde las normas más básicas de seguridad aconsejan que no haya público.
Afortunadamente, el accidente que ha sufrido Dani Sordo ha ocurrido contra un murete de piedras en una fuente. Si el problema o el despiste de Sordo le lleva a irse contra el público, estaríamos hablando de una tragedia.
Desde luego que una competición de motor es peligrosa, eso está claro y se asume por parte de participantes, organizadores y público. Pero lo que no es de recibo y no se puede tolerar es no limitar las posibles consecuencias de un accidente al máximo. El tramo chipriota no sólo las ha limitado sino que las ha aumentado gratuitamente.
El año que viene el Rallye de Chipre está fuera del calendario. Es una pena, pero espero que antes de volver al Campeonato alguien haga un seguimiento muy escrupuloso de cualquier aberración que se prepare como la que hemos vivido hoy. ¿Nos hemos vuelto locos?
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Un rato más tarde se ha sabido que el tramo era neutralizado pero que se había pedido a los pilotos que pasaran por él para no defradudar a los espectadores presentes. Sin comentarios.
