Las noticias que llegan desde EE. UU. Sobre el estado de Cristiano Da Matta son cada vez más esperanzadoras. Ya logra mantener una conversación coherente e incluso ya ha dado pequeños paseos sin ayuda por la habitación.
De estar clínicamente muerto parece que vuelve a la vida con la fuerza que siempre le ha caracterizado.
Ánimo Cristiano y recibe todas nuestras fuerzas para que te recuperes totalmente.
Sorprende que en la F1, tan dispuesta a veces a seguir el modelo americano, se sigan produciendo situaciones como la espera para parar en boxes. En Turquía Michael Schumacher perdió, al menos, la segunda plaza al tener que esperar detrás de Massa, líder de la carrera en ese momento, a que éste realizara su parada.
Es anacrónico que en un mundo tan adelantado como la F1 se produzcan estas situaciones. Máxime cuando las reglas no prohiben, al menos específicamente, la posibilidad de trabajar sobre dos coches a la vez.
Igualmente sorprende que los equipos no tengan prevista esta situación y casi ni trabajen sobre ella. Por supuesto que sería algo más costoso y obligaría a tener otro equipo de mecánicos. Una solución podría ser reducir el número de mecánicos que trabaja sobre el coche en cada parada, lo que supondría un aumento mínimo de personal. Esto podría llevar a la paradoja de hacer las paradas más largas por lo que se pararía menos.
Otro problema es las reducidas dimensiones de los boxes de la mayoría de los circuitos de la F1 comparados con los de la CART o la IRL. Pero en cualquier caso, todos los equipos ocupan un box para cada coche por lo que no parece tan difícil encontrar una solución.
En cualquier caso el problema está ahí y este año, si no mal me equivoco, van nueve salidas del safety-car. Razón más que suficiente para plantear este tema seriamente y buscar una solución. No parece de recibo dejar la posibilidad de victoria en una carrera tan al azar como ahora en ciertas situaciones. Michael Schumacher bien podría perder el título por lo ocurrido en Turquía, errores propios aparte.
El gambito es una estrategia en el ajedrez que ofrece un sacrificio de una pieza importante con la idea de lograr un beneficio mayor más tarde. Aunque se ofrece al contrario, que puede aceptarlo o no capturando la pieza enemiga, nos vale para ilustrar la maniobra de Ferrari en la parada en boxes tras la salida a pista del Safety-Car.
Ante su sentida superioridad, el equipo italiano no ha tenido reparos en sacrificar a Michael Schumacher, su rey, con el convencimiento de que el doblete en cualquier caso estaba hecho.
Pero la jugada ha salido mal. Un mal movimiento del rey ‘rojo’ le ha llevado a una excursión fuera de pista que le ha costado perder el mando de la parte central del tablero. Lo que parecía una posición ganadora y que empezaba a amenazar el mate del rey ‘azul’ ha cambiado y éste tiene ahora una ventaja posicional apreciable. Su enroque al final ha sido de dos admiraciones, en ajedrez se usan para remarcar las buenas jugadas, y ha repelido los ataques a su flanco.
¡Menudo agosto están haciendo algunos con los Rolling Stones! Sus impresentables majestades han vuelto a dejar compuestos y sin concierto a sus seguidores. Es lo que tiene ser seguidor de estos abueletes. La edad y los achaques no perdonan. Si sólo fuera eso.
Es el peligro que tiene la música actual. Una ensalada de bazofia incomible en la que siguen brillando con luz propia los llamados “dinosaurios”.
Deseos de reunificación, gira mediante, de Pink Floyd. Simply Red que no descarta nada, Mark Knopfler que no descartaría resucitar a Dire Straits. U2 en plena forma al igual que Bruce Springsteen. Ante semejante nómina prehistórica y el perfil subterráneo de la mayoría de la música moderna, no es de extrañar que las actuaciones de estos antediluvianos ejemplares sigan congregando a masas ingentes de ávidos aficionados de escuchar, simple y llanamente, calidad.
El problema, en el caso de los Rolling es que es la segunda suspensión y veremos que pasa en El Ejido. Se devolverá el importe de las entradas. Bien, faltaría más. Lo que no se devuelve es el gasto añadido del desplazamiento y el alojamiento. Y tampoco se devuelve, ¡es tan difícil cuantificarlo!, la ilusión rota de miles de aficionados.
Peor lo tiene el que ha comprado su entrada en la reventa. Algo que está más extendido de lo que parece y que va a provocar un grave quebranto a muchos. Otros, en contra, la reventa de su entrada les da grandes beneficios. No sólo ya tienen su importe más el añadido usurero habitual, sino que ahora no tienen que molestarse en ir a proceder a su devolución. ¡Menudo Agosto!
