Salta la última noticia relacionada con casos, o supuestos casos, de dopaje. Pero en este caso para exculpar a uno de los deportistas más grandes que ha dado la natación. El australiano Ian Thorpe se retiró a finales de 2006 de la competición.
Thorpe fue acusado por el diario L´Equipe a primeros de este año de superar los límites permitidos en dos sustancias prohibidas. El análisis al que hacía referencia el periódico se había realizado en mayo de 2006.
Inmediatamente convocó una rueda de prensa y dio sus explicaciones a la ASADA, la autoridad que lucha contra las drogas en el deporte. Ésta se puso en contacto con expertos, donde se incluyeron a miembros de la Agencia Mundial Antidopaje y dos laboratorios prestigiosos de Canadá y Australia.
El resultado final es claro y diáfano. El deportista no utilizo ninguna sustancia prohibida para mejorar su rendimiento físico.
A esta noticia añadimos el vergonzoso veto a Alejandro Valverde en los próximos Campeonatos del Mundo de Ciclismo.
Contra Valverde, a día de hoy, no hay ninguna causa abierta. No es el caso de Landis o Vinokourov, pillados in-fraganti, que tienen recurridas sus sanciones. No. Es una presunción de culpabilidad deleznable y que debería ser perseguida.
La lucha contra el dopaje está muy bien y es más que necesaria, pero no se puede convertir en una caza de brujas. No se puede quemar a la gente en la plaza Mayor simplemente porque parece que se dopan.