OCASIONES PERDIDAS
Tras Australia, dos pilotos y un equipo se dejaron muchos puntos y opciones en los tres siguientes GP. Bottas, Vettel y Red Bull, por diferentes motivos, empezaron a llenar la mochila de las ocasiones perdidas demasiado pronto.
Empezamos así a ponernos al día con la temporada.
Bottas no tuvo el arrojo suficiente para ganar en Bahrein y le mató un Safety Car en China y un pinchazo en Azerbayan. Dos victorias que eran suyas y una tercera que debió de haberlo sido.
Vettel, por su parte, fue dejado fuera de juego por el descontrol de Verstappen en China. Más por el descontrol propio al no juzgar fríamente la situación en Azerbayan. De un 2º puesto cayó hasta el 4º.
Red Bull por su parte se vio penalizada por la mecánica, y el pilotaje macarra de Verstappen, en Bahrein. De nuevo perdieron puntos por la locura de Max en China y éste mediante, ambos coches quedaron fuera en Azerbayan. Max y el jefe del equipo, Horner, que no puso orden entre sus pilotos antes del desastre.
BAHREIN
El buen comienzo de Ferrari en Australia se confirmó en Bahrein. Pero con la primera línea copada, Raikkonen se quedaba clavado en la parte sucia. Eso evitó a Ferrari poder controlar la carrera a placer.
Por detrás Hamilton le marcaba la línea a Verstappen. El ‘macarra’ holandés siguió a lo suyo y se tocó con el británico saliendo perjudicado. Una maniobra absurda, evitable. Pero para el bravucón de los Paises Bajos era necesaria, bajo sus estándares, para sacársela ante el campeón del mundo. Pero uno es campeón del mundo por algo. El otro más allá de campeón de su portal y algún campeonato de karting, poco más. Otra cosa es que apunte maneras, de eso no hay duda. El caso es que por unas cosas u otras, batería rota en el caso de Ricciardo, los dos Red Bull abandonaron pronto.
Bottas aguantó cerca de Vettel todo el primer relevo. Y al final del mismo se acercó. Vettel se vio obligado a parar un poco antes para evitar el ‘undercut’. Y luego lo hizo Raikkonen para obligar a Mercedes a parar al finlandés. Pero Mercedes montó medios pasando, aparentemente, de dos a una parada. Hamilton, con 5 puestos en parrilla de sanción por problemas en su caja de cambios, paró lo que pudo a Vettel. Cuando el panorama se despejó, los dos Mercedes iban a una parada, los Ferrari a dos. O eso parecía.
Si Ferrari quería ganar, tenía que intentar que Vettel se metiera entre pecho y espalda 39 vueltas con los blandos. Aquí llegaría el error de Mercedes. No compraron, o no pensaron que en Ferrari fueran capaces de lograrlo. Debieron lanzar a Bottas contra el alemán para forzarle y obligarle a parar.
El alemán manejó la ventaja y su gomas lo mejor que pudo, que fue mucho. Mientras Raikkonen paraba pero atropellaba a un mecánico por un error de las luces. Las últimas vueltas nos brindaron la persecución de Bottas a Vettel. En la penúltima vuelta Valteri lo intentó a final de recta. Pero sin convicción. Perdió el momento y la victoria. Victoria grande para Vettel en un día agridulce para Ferrari aunque la vida del mecánico, Cigarini, no corría peligro.
CHINA
El dominio, y la superioridad, de Ferrari se plasmaba en la segunda primera línea consecutiva que lograban desde 2006. Pero por unas cosas u otras no iban, como en Bahrein, a sacar buen rédito de ello. Si en el país del golfo fue la mala salida de Raikkonen por el lado sucio, en China fue Vettel. Sebastian, con una maniobra dura sobre Raikkonen (después de salir mal), clavó a su compañero de equipo y permitió a Bottas colarse entre ellos. De nuevo la posibilidad de controlar la carrera con los dos coches por delante se veía anulada. En el trazado chino se esperaba/temía que los Red Bull pudieran ir a una parada por su mejor trato a las gomas. De hecho ambos coches pararon a la vez montando medios. Y cuando digo a la vez, es a la vez. Hamilton amenazaba con el ‘undercut’ a Ricciardo y Raikkonen a Verstappen. En Red Bull, dada la diferencia en pista entre sus coches, decidieron que entraran en la misma vuelta. Perfecto. Brillante.
Bottas paró y obligó a Vettel a hacerlo. Pero la larga vuelta al circuito chino y un error de Vettel, primero gordo de la temporada, le hacían perder la posición con el de Mercedes. Verstappen estaba a 7 segundos de Vettel, Hamilton y Ricciardo cerca de coger al holandés. Y Raikkonen sacrificado para intentar frenar a Botas y dar opción a Vettel a recuperar el liderato. Pero no funcionó. Principalmente porque Kimi no tenía gomas casi ni para mantener el coche en la pista.
Entonces llegaron los fuegos artificiales. Los dos Toro Rosso, con estrategias distintas, se tocaban en la horquilla por un malentendido. El Safety Car salía por la gran cantidad de piezas que quedaron en la pista. Bottas y Vettel ya habían pasado por meta. Los Red Bull no y fueron llamados de inmediato a boxes. Hamilton y Raikkonen no pararon. Lo de Kimi incomprensible. Quedaban poco más de 20 vueltas para meta. Bottas y Vettel tenían medios con 15 vueltas de desgaste. Hamilton alguna vuelta más en el mismo compuesto. Verstappen blandos como Ricciardo y en medio de ambos Kimi con medios.
Verstappen se fue rápido a por Hamilton. Pero cometió otro error de bulto. Con tu rival con peor goma que tu, sólo era una cuestión de tener paciencia unas curvas. Pero no. Le quiso dar una lección. Y de nuevo, uno es campeón del mundo por algo. Hamilton le invitó a pasar a la historia abriéndole el exterior. Y Max picó. Zona sucia, por fuera y fuera. Volvió a pista pero detrás de Ricciardo. El australiano pasó, con la templanza y paciencia que no demostró su, sobrevalorado todavía, compañero de equipo a Hamilton. Dos vueltas después hacía lo propio con Vettel. Mientras Verstappen recuperaba incendiado llegando hasta Vettel. De nuevo era un tema de paciencia. Pero no. Max se llevaba puesto a Vettel. Maniobra de la que, de nuevo, se iba prácticamente de rositas. Eso hizo que Hamilton y Raikkonen les pasaran. Ricciardo sólo tenía a Bottas por delante. Su gran adelantamiento al finlandés, que le apuró lo máximo, fue antológico. Su victoria prácticamente también. Aunque más antológica fue la lección que dio a su errático compañero de equipo. Más puntos perdidos para Red Bull.
AZERBAYAN
De nuevo la superioridad de Ferrari, ya había sospechas de ‘trampas’ por parte de los italianos, quedó clara. Pero otra vez no pudieron controlar la carrera. Bottas de nuevo se encargó de mantenerse a una distancia prudencial de Vettel. Una guerra de nervios vuelta tras vuelta. Aunque le verdadera guerra ocurría detrás con la lucha fratricida entre los Red Bull. Tras varios intentos de adelantamiento por parte de Ricciardo, defendidos hasta el límite y más allá por Verstappen (se llegaron a tocar incluso), nadie dijo nada ni dio instrucciones. Finalmente Ricciardo pudo pasar a su compañero, tras haber perdido ambos bastante tiempo con su lucha intestina.
Pero cuando Ricciardo paró, su vuelta de salida fue lenta. Debido a la configuración con tan poca ala que llevaban los Red Bull para hacer frente a Mercedes y Ferrari. Cuando Verstappen hizo su parada salió por delante. Ricciardo lo intentó en la vuelta pero tuvo que esperar a la recta. Y allí se produjo un accidente gordo sin consecuencias. Ricciardo amagó a Verstappen que se movió para bloquear para, inmediatamente cuando Ricciardo se fue al otro lado, volverse a mover. Entre el bloqueo y la perdida de apoyo al meterse debajo del rebufo de su ‘compañero’, Ricciardo no pudo hacer nada para evitar embestirle. Ambos fuera. La cara del australiano diciendo que la culpa estaba repartida, era un poema. La mano de Marko es alargada. Luego algunos se sorprenden de que se haya ido a Renault, aunque eso tocará en otro capítulo.
Lógicamente salió el Safety. Bottas en cabeza, Vettel, Hamilton y Raikkonen detrás. Los rebufos en la recta hiciero que lleguaran prácticamente los cuatro en fondo a la frenada. Vettel cometía el segundo error grueso de la temporada. Colándose al intentar pasar a Bottas. Caía a la tercera plaza, pero el ‘arrastrón’ a sus gomas le costó poco después el podio al ser pasado por Pérez.
Todavía la cosa podía ir peor para el alemán. Bottas pinchaba en plena recta por una pieza que había quedado en la pista. Dejando la victoria a un Hamilton desdibujado, sí, pero que recibía un cable que no iba a desaprovechar.
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