Vuelve la burra, o mejor dicho las burras, al trigo a cuenta del ‘deleznable’, para algunos de ellos y ellas, espectáculo que brindó Lewis Hamilton en el podio del GP chino.
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GILIPOLLAS Y GILIPOLLOS
Jueves, Abril 16th, 2015Vuelve la burra, o mejor dicho las burras, al trigo a cuenta del ‘deleznable’, para algunos de ellos y ellas, espectáculo que brindó Lewis Hamilton en el podio del GP chino.
Dan Gurney es uno de los más grandes pilotos de la historia. Aunque su nombre siempre aparece por debajo del radar. Sólo baste recordar la anécdota que protagonizó el padre de Jim Clark el día del funeral de su hijo. Aquel le confesó a Gurney que al único piloto que Jim temía era a él. Anécdotas aparte, Dan Gurney fue pionero en varias cosas. Creo el Gurney Flap, una pequeña extensión para el alerón trasero que con cierto ángulo, mejoraba el agarre del vehículo sin comprometer el avance del mismo. También fue el primero, o eso se dice, que usó un casco integral. Fue en el GP de Alemania de 1968.
También fue el precursor en parte del tema que nos ocupa. Acababa de ganar las 24 Horas de Le Mans junto a AJ Foyt. Desde el podio vio que uno de los Ford -creo recordar que uno de los hijos-, estaba junto a su novia o su reciente esposa. Y quiso homenajearlos rociándolos con el champán. Ahí, en ese momento, nació un gesto que pronto se hizo común en casi todos los podios de las carreras del motor. Tanto, que es tradición.
GILIPOLLEZ
Lewis Hamilton, contento tras una gran carrera en China, roció con su champán a una de las azafatas del podio. Un gesto absolutamente normal, sin ninguna connotación rara u oculta, ha sido sacado de quicio por los adalides del buenismo, por los, y las, feminazis que en su retorcida obsesión, en su cruzada, sí cruzada (qué paradoja), contra las vejaciones a la mujer se han abalanzado sobre el piloto inglés poco menos que dispuestos, paradoja de nuevo, a quemarle en la hoguera.
Como suele ocurrir en estos casos, las declaraciones de la propia afectada desactivan, o deberían de hacerlo, todo el montaje absurdo y propagandístico de estos estalinistas de nuevo cuño. Esos que si no estás con ellos te quitan de la circulación. La azafata en cuestión ha declarado que no le dio mayor importancia y que sólo siguió las directrices de quién la contrató. Estar allí.
A Hamilton se le ha tachado de ‘hooligan’ para arriba. Y todo porque algunos de ellos y ellas, los feminazis, los integristas del feminismo, han querido ver un gesto obsceno, una degradación de la mujer o vaya usted a saber qué detectan esas mentes tan enfermas y retorcidas. O eso parece que sufren en su cabeza.
FIA
El problema es que no acaba ahí todo este buenismo, esta tontería y esta sinrazón. La propia FIA de acuerdo con el WEC(Campeonato de Resistencia) y el propio ACO, organizador de las 24 Horas de Le Mans, han decidido que no habrá ‘grid grils’, las chicas que sujetan los carteles con los números de los pilotos. LLega un punto en que me da igual las razones que esgriman. Siempre sacan el mismo tema manido y asqueroso. Que si la protección de la mujer, que si evitar la vejación que supone para ellas exhibirse de esa manera. En fin, tonterías supinas que sin embargo, en un mundo cada vez más borrego y seguidillas, cala y encuentra apoyo.
Proteger a la mujer dicen. Como siempre digo, hay que ser o, muy ignorante (posible), o muy tonto (más que probable), o un malintencionado integrista (casi que me inclinaría por esto) para esgrimir esa razón. ¿Le ha preguntado alguien a las decenas de azafatas que trabajan en las carreras si se sienten vejadas, atacadas o lo pasan mal con su trabajo?
¿Les ha preguntado alguien cómo van a sustituir los ingresos que recibían por su trabajo ahora que lo van a perder?
Por supuesto que no. ¿Para qué? Esa es la gran muestra de la gilipollez imperante, del buenismo que nos debilita día a día. De los unicornios y los arcos iris que ven por doquier. Si una señora o señorita considera que es vejatorio hacer de chica en la parrilla, que no lo haga.
¡Basta! ya de querer organizar la vida de los demás. ¡Basta! ya de pensar por el resto.
Si quieren preocuparse por la mujer que ataquen de raiz temas de verdad preocupantes. Como las secuestradas por Boko Haram. Las mafias de la prostitución en Sierra Leona o Nigeria o que se igualen los salarios para un mismo puesto. En el caso de la FIA que sigan con su campaña de seguridad y promocionando el deporte. Pero claro, sobre todo los dos primeros temas son muy complicados y peligrosos. Es más fácil el postureo asqueroso, deleznable y populista de cargar contra un piloto por echar champán en la cara de una azafata. Es más fácil decirle al piloto que la próxima vez se dirija el chorro contra el culo, Julia Otero dixit (con su mala baba feminazi y ese hablar de todo cuando no tiene ni idea de nada, aparte del escocimiento que tendría tras ver los datos del EGM), o es más fácil llenar columnas sin sentido que, faltaría más en esta postura estalinista, no van a tener ni una línea de disculpa cuando lean lo dicho por la afectada.
Afectada que uno pensaría que estaría de tratamiento psicológico por la supuesta vejación sufrida y, vaya hombre, no sólo no es así sino que no le ha dado la mayor importancia.
Sé que no es necesario justificar nada. Pero he visto chicas en la parrilla con dos trapitos, con trajes regionales o vestidas con una elegancia suma. Y he visto chicos también, que no es ninguna tontería, sujetando con los carteles.
Espero que se siga con el champán, y rociando a quién esté en el podio. Otro piloto, azafatas o azafatos o al propio representante o representanta de la FIA. A ver si les da una intoxicación de bilis. Y quien quiera ver un acto obsceno, pues que se lo haga mirar y que nos deje al resto de mortales que nos preocupamos por cosas más importantes tranquilos y en paz.
Cuando digo que vamos camino de la extinción por gilipollez me quedo corto. Parafraseando a Pérez reverte. Con tanto gilipollas y gilipollos por el mundo mal vamos. Mal. Pero que muy mal.