Ferrari, Collins, Hawthorn, Musso, De Portago y Castellotti.
En la edición de 1955 en Le Mans, se produjo el accidente más trágico de la historia del automovilismo. Aquello removió conciencias, se empezaron a mejorar los circuitos, pero quedaba mucho por hacer. Dos años después todos esos sentimientos volvieron a aflorar de golpe tras un accidente en un pueblo, casi perdido, en la Lombardía italiana: Guidizzolo.