No era la primera vez que pasaba ni será la última. Los franceses nunca han apoyado a Rafael Nadal en Roland Garros, ¡jamás!. Quizá Rafa no tiene la elegancia de Sampras o Federer. Quizá un obrero del tenis como el mallorquín que basa todo su potencial en trabajar, trabajar, trabajar y cuando acaba en seguir trabajando no les excita los más mínimo. No es más que un plebeyo que se ha subido al trono de los patricios y al que hay que bajar como sea. Porque eso es o que han hecho de siempre. Apoyar a sus rivales a muerte. Casi como si fueran franceses. ¡Qué diferencia con otros templos como Wimbledon! donde si han sabido aceptar, desgustar y disfrutar con las características del juego de Nadal y su ‘nunca rendirse’.
Les queda mucho a estos acomodados franceses de aquella sangre clasista que tanto corrió en las guillotinas de la Revolución Francesa. Les sigue corriendo por la venas y en el fervor de la batalla y arropados por el rebaño de borregos se pierden y se muestran como son.
Me encantaría que Nadal no volviera jamás a pisar París. Aunque quizá sería mejor volver y ganar otros cuatro seguidos y dedicarles un sonoro corte de mangas a tamaña calaña de espectadores desagradecidos y altivos. Y de paso llevarles a un estado de cabreo continuo. Nunca jamás ha dicho Rafa una palabra más alta que otra. Jamás ha negado una entrevista. Siempre ha estado dispuesto a firmar autógrafos incansablemente. Algo de lo que muy pocos pueden presumir. Y la recompensa que recibe es casi la hostilidad suma juegue contra quien juegue.
¿Grandeur? Merdé diria yo, una merdé como el sombrero de un picador.
p.d. afortunádamente varios compañeros ya han salido en defensa de Nadal. O más concretamente han salido para darle apoyo. Monfis y Sharapova entre otros.
