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LA IGLESIA CRITICA. ¡QUÉ VERGÜENZA!

Miércoles, Enero 10th, 2007

Ayer falleció Elmer Symons en el Dakar.
No quería escribir sobre la desgracia porque ya lo hacen los medios.
Para aquellos que hemos participado alguna vez en una prueba del motor, el riesgo es algo inherente al mismo. Desde el momento que pagas por tú licencia, estás aceptando ese riesgo y convives con él. Por supuesto que nadie quiere que haya muertos en ningún deporte y los que nos dedicamos de mil maneras al motor menos. Pero desde el dolor de la tragedia también está el consuelo romántico de haber perdido la vida con tu pasión.
Lo que me ha dejado absolutamente anonadado ha sido el editorial del L´Observatore de Roma de hoy. El diario es el vocero del Vaticano.
Titulado “La sangrienta carrera de la irresponsabilidad”, critica a la prueba por ser de todo menos un evento deportivo. También la critica por exportar los modelos del mundo desarrollado a entornos y ecosistemas que poco tienen que ver con los primeros. Acusa de cínicos a los patrocinadores de la prueba a los que tacha de ignorar las necesidades de los lugares por los que discurre la prueba. En fin, que se han despachado a conciencia.
Viniendo de quien viene, sorprende más. Es más, indigna y violenta.
Que la Iglesia católica, esa misma que no esconde sus fastos, se atreva a criticar a una organización que prepara una prueba del motor en su propio beneficio, apesta.
Ésta misma iglesia es la que exige al gobierno español un impuesto, que no quiero llamar revolucionario, por aquello de que somos o éramos un estado católico, apostólico y romano.
Ésta misma iglesia es la que tuvo el escándalo del Banco Ambrosiano. Sí, la iglesia tenía y tiene su propio banco. Pero no para repartirlo entre esos pobres que ven pasar a los “cínicos” del Dakar precisamente.
La misma iglesia que no para de homenajear a su anterior Papa por su gran labor pastoral en sus más de 20 años de papado. Papado en el que la institución perdió el norte y la percepción real del tiempo en que vivia y ha perdido gran parte de su fuerza.
La misma iglesia que no tiene respuesta al avance del islamismo.
La misma iglesia que protege a la mayoría de los casos de pederastia que ocurren en sus filas.
La misma iglesia que las conspiraciones dicen que mató a su propio papa, Juan Pablo I, cuando éste dijo que repartiría las propiedades y riquezas de la misma entre los pobres.
La misma iglesia que condena el uso del preservativo. Preservativo que en las zonas por las que pasa el Dakar, ayudaría a prevenir el SIDA, verdadera plaga del S XXI de la que seguimos sin tener verdadera noción.
La misma iglesia que permite que ese SIDA se siga extendiendo por partes del mundo al prohibir el señalado uso del preservativo.
Soy católico de educación pero no practico. Lo que sienta o no se queda para mí. No me veo en la necesidad de contarle a un tipo con sotana mis “pecados” o lo que ellos consideran pecados.
¡Qué indignación!
Mientras, lamentablemente, seguirán muriendo pilotos en competiciones del motor. La labor de los organismos es mejorar la misma.
La única crítica que le hago a la organización del Dakar es que no obligara a Elmer a llevar el nuevo dispositivo para el cuello del Dr.Leatt, un sudafricano que decidió investigar como proteger el cuello de los motociclistas tras perder a un amigo en un accidente.
La inscripción y la participación en la prueba debían de incluir la entrega del dispositivo y su uso obligatorio, como el casco.